Ana Merino: «Si hay un espacio que de verdad te ayuda a entender al otro ese es el de la literatura»

Ha vivido casi treinta años en Estados Unidos, los últimos trabajando como catedrática en la Universidad de Iowa, y aunque ya está instalada en España ese país está muy presente en su obra. Una obra que la ha llevado de la poesía, fue ganadora en 1994 del Premio Adonáis con 'Preparativos para un viaje', a la narrativa, aunque también ha publicado obras de teatro y varios títulos de literatura juvenil. De todo ello habló durante un diálogo con Guillermo Balbona, redactor jefe de Cultura de El Diario Montañés, y el poeta Regino Mateo.

También se refirió al que será su próximo libro, una novela que última estos días «y que ya le he hecho llegar a mi agente» de la que no quiso desvelar el título, pero de la que sí contó que se trata de una historia «introspectiva» «de personajes» que está ambientada entre Estados Unidos y España entre los años 2016 y 2018. «Se trata de una reflexión del amor y de por dónde nos lleva la vida que coincide con la presidencia de Donald Trump», afirmó.

Pese a que últimamente ese proceso creativo del que tanto disfruta la ha llevado a la narrativa, se sigue considerando poeta. «Es mi primer sonido. Comencé a escribir poemas cuando me llegó el amor porque en realidad la poesía es la materia prima de las emociones», afirmó.

Desde entonces, no ha dejado de escribir versos, porque también considera que «la poesía es una militancia» y la mejor manera de hablar del mundo que la rodea, porque «aunque en ella todo tiene cabida a mí me permite dar salida a mis preocupaciones». Y aunque su carrera como escritora es larga, premiada y respetada, también aseguró sin falsa humildad, «que en realidad yo nunca me he visto como escritora. En realidad el escritor, el gran escritor es mi padre», afirmó en relación a José María Merino. «Luego en mi vida y sin buscarlo entró otro escritor», –Manuel Vilas, su pareja– y ese entorno que la rodea la hace sentirse muy afortunada. «Siempre es un disfrute estar con personas que aman la literatura», afirmó.

Como lectora se define «muy ecléctica». Los mismo disfruta de los libros de Edurne Portela, que de Sara Mesa o de los poemas del cántabro Lorenzo Oliván, presente este martes en el acto. Pero también se reconoce admiradora de Cervantes, de Borges y de Gabriela Mistral y de los tebeos de 'La pequeña Lulú' «que están en mi imaginario infantil».

Y es que esta escritora, que también se define como una gran viajera, –«formo parte de las primeras generaciones en hacer el interrail», dijo– es también una estudiosa del cómic, género al que dedicó su tesis doctoral y que de alguna forma también es su asignatura pendiente, «algún día me gustaría dejar de teorizar y escribir un libro ilustrado».

De mientras y además de haber disfrutado con el estreno de dos de sus obras de teatro en el extranjero ha encontrado en la literatura juvenil un buen lugar en el que expresarse y también un forma de contribuir al futuro de la literatura. «Creo que tenemos que volver a ser lectores responsables y, sobre todo, dejarles a los jóvenes el legado más importante que podemos darles que el hábito lector. La lectura es lo único que va a hacer que potenciemos nuestra imaginación y necesitamos tener imaginación para avanzar». A este respecto lamentó que las asignaturas de humanidades se queden al margen de los planes de estudios «porque son las que nos van a salvar del mundo tan polarizado en el que vivimos. Hay que apoyar la educación y no dejarla en un pequeño espacio de debate o un modelo demagógico de las expectativas».