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Cada verano, el vestíbulo del Palacio de La Magdalena se convierte por unos días en la escena de un crimen, convenientemente acotada con cinta policial y custodiada por 'agentes' ataviados con monos blancos de cuerpo entero. Tal hecho solo puede significar que ha dado comienzo ... a un nuevo encuentro académico de la Policía Científica en la UIMP, un ciclo que incluye conferencias, mesas redondas, visitas abiertas al público a un camión-laboratorio instalado a la entrada del Palacio o esa detallada recreación de un escenario criminal, con pistas marcadas en el suelo pero también con recursos digitales con los que asomarse a las ciencias forenses.
Arraigado en el calendario de la Menéndez Pelayo, el encuentro, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Policía Española, ha cumplido este año su edición número diecisiete dedicándose a analizar 'La revolución de la Inteligencia Artificial, el gran reto de las ciencias forenses'. Si el «objetivo estratégico» de la Policía Nacional y, en concreto, de la Policía Científica es mantenerse «a la vanguardia de las ciencias forenses», eso pasa necesariamente por estar al día en inteligencia artificial (IA), una tecnología que «nos va a cambiar la vida y la forma de trabajar», apunta María del Carmen Solís Ortega, comisaria general de la Policía Científica de la Dirección General de la Policía, además de directora del encuentro. Tal y como recoge la presentación del mismo, «la IA ya no es futuro, sino que forma parte de nuestra vida diaria. El avance tecnológico adquiere una nueva dimensión con el actual auge de la inteligencia artificial».
Bajo esta premisa, Solís ha diseñado un programa académico compuesto por conferencias que abordan aspectos específicos de la IA aplicados a las ciencias forenses: algoritmos, normativas, fotografía e infografía, acústica, ciberseguridad o reconocimiento facial. Sobre este último asunto, habló largo y tendido en La Magdalena el inspector jefe de la Policía Nacional Sergio Castro. «He sido testigo privilegiado de la evolución que ha tenido esta técnica y su impulso motivado por las inteligencias artificiales», se presentó Castro ante el alumnado del encuentro. A continuación habló sobre cinco aspectos relacionados con esta técnica: la biometría -los factores biométricos, los patrones faciales, que son básicos para identificar a cualquier persona- ; el sistema ABIS (siglas en inglés del Sistema Automático de Identificación Biométrica) que ha comenzado a usar la Policía Nacional y que ha desplegado en varios puntos del país; la evolución y entrenamiento de los programas de reconocimiento facial; sus sesgos -esas «zonas grises» donde la precisión de las herramientas se resiente-, y sus perspectivas de futuro.
En consecuencia, formar a los policías es crucial. Hoy en día, «un buen policía es el que conoce las bases de datos» y sabe gestionarlas, destacó Castro en La Magdalena. Los delitos cambian -si hace años imperaban, por ejemplo, los atracos a mano armada, ahora lo habitual es que los robos se produzcan en entornos digitales- y para la Policía es esencial «adaptarse a los nuevos hechos delictivos» y, además, «mejorar nuestra forma de trabajo», explicó Castro. Y la inteligencia artificial «nos abre un mundo de oportunidades para usar estas herramientas en beneficio de nuestro trabajo», apoyó Solís Ortega. Beneficios como la automatización de procesos, la reducción de errores, un mejor aprovechamiento de los recursos, ganar en agilidad y, yendo a lo más concreto, la posibilidad de llevar esa identificación a espacios sensibles, como los controles fronterizos.
En la UIMP, el inspector jefe del CNP se mostró optimista respecto al futuro. La mejora del sistema ABIS dependerá de su entrenamiento, y si hasta ahora «los expertos éramos poquitos», se trata de un perfil cada vez más demandado. Además, en la Policía barajan ya la posibilidad de realizar un curso intermedio de «revisor facial» que aporte más cualificación a los agentes.
El XVII Encuentro de la Policía Científica en la UIMP se ha celebrado durante tres jornadas. Por La Magdalena han pasado inspectores, comisarios, facultativos, profesores universitarios o juristas que han profundizado en las posibilidades y en los límites del uso de la inteligencia artificial en las ciencias forenses. «Tenemos que mantenernos a la vanguardia».
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