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Durante sus seis años y medio al frente del país, Mariano Rajoy hizo de la previsibilidad su forma de gobernar. Benigno Pendás, máximo responsable de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas, que este miércoles fue su interlocutor en la UIMP durante ... la última de las cuatro charlas protagonizadas por los expresidentes del Gobierno de España, destacó también del gallego su sentido común. Entre la personalidad del político, cuyo acción en el ámbito exterior fue menos destacada que la de sus antecesores, y que González, Aznar y Rodríguez Zapatero habían dicho ya en los encuentros previos todo lo que se podía decir sobre el tema por el que fueron convocados en Santander –el papel de España en el mundo tras la guerra de Ucrania–, Rajoy ha optado por ampliar el foco y charlar de manera más relajada sobre la vida tras dejar la primera línea de exposición pública y sobre los recuerdos de sus etapas en distintas responsabilidad.
La reflexión personal que más llamó la atención a los asistentes en el Paraninfo fue la relativa a la jefatura del Estado. «Estoy absolutamente a favor de la institución (la Corona), a favor de este rey y del anterior. Estoy a favor de Juan Carlos I y creo que se le está tratando de una forma que no se merece», ha defendido Rajoy antes de recordar que fue el emérito quien «pilotó la Transición y convirtió a España, de forma ordenada y pacífica, de una dictadura a una democracia». «¿Errores, quién no comete errores?», ha subrayado el gallego, con indulgencia, sobre los últimos escándalos personales y fiscales del exmonarca, ahora autoexiliado en Abu Dabi. Según su experiencia como presidente del Gobierno, la intermediación de Juan Carlos I ha sido trascendental para el país, realizando multitud de labores en el ámbito de las relaciones internacionales. Por eso «voy a seguir defendiendo la institución y las personas que la han encarnado».
Fue el propio Rajoy quien ha sacado el tema de la Corona cuando Pendás le preguntó por la necesidad de reformar la Constitución. 'No' rotundo del gallego: «Estoy absolutamente en contra. Sí, soy un inmovilista a la hora de reformar la Constitución. ¿Queremos tocar la forma de Estado? Yo no. ¿Queremos partir la soberanía nacional? Yo no». Para el popular, la Carta Magna es el «principal punto de encuentro en el que estuvieron los españoles y en el que siguen estando». Tampoco reformarla para cambiar el estado autonómico. Ni para ampliarlo, ni para suprimirlo. «El único problema del estado autonómico es la deslealtad de los que quieren romperlo», ha afirmado en referencia al problema catalán.
Asunto, este último, que fue para él uno de los dos momentos «más desagradables de su mandato» por la «imposibilidad absoluta de poder dialogar». Rajoy, que lleva ahora cuatro años fuera de la política activa, recordó una conversación con Puigdemont en la que este le reconoció que sabía que no le iba a autorizar el referéndum de autodeterminación porque legalmente no podía, y pese a ello el expresident se lo seguía pidiendo públicamente. «Fue una impotencia por la absoluta imposibilidad de poder acordar nada. No es bueno para un país utilizar un instrumento como el artículo 155, que por otra parte es plenamente constitucional», ha recordado.
El otro gran asunto desagradable fue la Gurtel. Pocas veces Rajoy se ha pronunciado de forma tan abierta sobre el caso de corrupción que salpicó a su formación como lo hizo este miércoles en Santander. «Hubo gente del PP (no dio nombres y precisó hasta donde extiende las responsabilidades) que hizo lo que no debía de haber hecho». Por contra, también cree que «el trato que se le dio al partido no fue justo. Me pareció tremendamente injusto lo que pasó con el PP. Ahí lo pasé muy mal».
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