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Quiero hacer un libro con 1.000 fotos» decía Pablo Hojas. Lo recuerda su compañera Elena Cuevas de la Fuente, un año y medio después de la muerte del fotógrafo santanderino. No son mil lógicamente, pero la publicación que acaba de ver la luz y ... será presentada en abril, sí recoge decenas de imágenes representativas, muchas de ellas esenciales en las diferentes etapas del fotoperiodista, docente, artista, documentalista y fotogalerista Pablo Hojas. En el prólogo de 'Pablo Hojas Cruz. Última mirada', que edita Raúl Reyes R&R, Elena de las Cuevas cita al fotógrafo estadounidense Ansel Adams: «No se hace una fotografía solamente con una cámara. Llevas al acto de fotografiar todas las imágenes que has visto, los libros que has leído, la música que has escuchado, las personas que has amado». Esta reflexión la lleva a pensar que el libro que llega ahora a las librerías «está lleno de viajes, de otros muchos libros de fotografía, de rock and roll, de familia y, especialmente, de amigos».
El fotógrafo Pablo Hojas (Santander, 1945–2022) siempre tuvo la ilusión de editar una publicación que recogiese todas sus facetas en la fotografía. A través del esfuerzo colectivo de numerosas personas involucradas en el proyecto «y a la ilusión puesta por todas en él, se ha conseguido». Como ya anticipó El Diario, son varios los autores que siembran con sus textos la obra de Hojas. Desde profesionales y colegas del fotoperiodismo como Esteban Cobo, al rector de la UIMP, Carlos Andradas, el director de la Fundación Caja Cantabria Juan Muñiz, el periodista y escritor Jesús Ruiz Mantilla y el escritor de arte, crítico y exdirector del Museo de Bellas Artes Fernando Zamanillo.
La obra de cerca de doscientas páginas en las que prima la selección de imágenes exponenciales de la trayectoria de Hojas llega al lector en una edición de tapa dura con encuadernación especial y estampada.
«El objetivo de este libro, lujosamente editado, es el de reunir por primera vez en una cuidada publicación la obra clave de todos los periodos de creación de la extensa carrera del reconocido fotógrafo Pablo Hojas, abordada a partir de una profunda revisión de su archivo fotográfico en estrecha colaboración con su familia», en palabras del editor.
Una obra que abarca la relación poliédrica de Hojas, entre lo personal y lo profesional, con la fotografía, y con la que también «queremos homenajear el sincero trabajo del colectivo de fotoperiodistas, que siempre consideraron a Pablo Hojas Cruz uno de sus maestros». Su mirada «era limpia, sin engaños, transmitía confianza y serenidad». Un color que transita por el nuevo libro.
Cuando Raúl Reyes propuso hacer este libro, confiesa Elena de las Cuevas, «sentimos una gran emoción, además de por el proyecto, por el hecho de que él siempre tuvo la ilusión de llevarlo a cabo algún día. Una muestra muy importante de todas las instantáneas que realizó durante una vida entera dedicada a la fotografía».
Hojas empezó desde muy joven a realizar sus primeras imágenes de la mano de su padre Pablo Hojas Llama, pero influenciado también en su recuerdo por su abuelo, también fotógrafo, Pablo Hojas Bedoya. Al principio, no le gustaba, según el testimonio del libro: «Todos mis amigos están por ahí y yo tengo que ir al Ateneo a hacer una foto para el periódico». Era muy joven y lo veía como una obligación, pero con el tiempo y la experiencia se convirtió en su gran pasión y nunca la abandonó. Le gustaba contar historias a través de su cámara y decía que una buena fotografía es la que no necesita un pie de foto. Cuando la imagen te da toda la información, ya no es necesaria más explicación.
Hojas, en definición de su compañera, era «un hombre sencillo, humilde, cabal y muy divertido. Incansable, luchador y, sobre todo, de una gran fortaleza que se incrementó, de forma casi sobrenatural, en sus últimos años con nosotros.Intentó siempre ser libre, con pocas ataduras, únicamente con las que se sentía a gusto, como su profesión y su familia. Era muy generoso como fotógrafo y como persona. Le encantaba compartir su saber con compañeros, alumnos y amigos».
Y añade Elena de las Cuevas, «nunca aparentó su edad, aunque el tiempo fuera pasando. Era como si su vitalidad y sus ganas de disfrutar de la vida no le permitieran cumplir años». Le gustaba rodearse de gente joven: «Me dan buen rollo», comentaba. Y, sobre todo, dejó «un archivo ingente que refleja el mundo que le tocó vivir».
La edición ha sido promovida y al cuidado de Raúl Reyes, editor y gestor cultural, que acaba de comisariar la muestra sobre la colección de arte del Colegio de Arquitectos. Una edición que ha contado con el apoyo de la Consejería de Cultura, del Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santander y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Para urdir el libro se ha realizado una profunda revisión de todo el archivo fotográfico de Pablo Hojas, y en estrecha colaboración con David Hojas Cuevas, hijo y colaborador del fotógrafo, hasta la selección final de las imágenes que contiene. David ha sido también el encargado de la labor de digitalización y ajuste de las imágenes. La edición contiene cerca de 200 fotografías, que generalmente están reproducidas a gran tamaño. Y el diseño gráfico editorial ha sido realizado conjuntamente por los María José Arce y el propio Reyes.
Del fotoperiodismo a la publicidad, de la docencia a la creación artística, de la divulgación a las series más creativas y singulares. La edición reúne así por primera vez la obra clave de todos los periodos de creación de la extensa carrera del reconocido fotógrafo. El artífice de este proyecto, que se ha gestado durante más de un año, en diferentes periodos y fases, el editor Raúl Reyes, ha concitado la respuesta y complicidad de personas de ámbitos muy diferentes que conocieron a Hojas para que aportaran perfiles plurales de su figura y obra, pero también reunir a las entidades vinculadas a la evolución de Pablo Hojas, donde plasmó su trabajo.
El libro será presentado el próximo 25 de abril en el Casyc de la Fundación Caja Cantabria.
En la mayor parte de las fotografías que se incluyen en la publicación se refleja la curiosidad, la comunicación de quien miraba dentro de los espacios críticos, los rincones extraordinarios, las posibilidades de los retratos que siempre contenían planos desacostumbrados.
En Hojas la fotografía más valiosa es la que se convertía en un presentimiento, en ausencia. Y siempre hubo una apresurada fijación en la luz como filosofía. La periodística, la del retrato, la de la naturaleza, la del mar, la de la estancia familiar, la de la arquitectura y el espacio redescubierto. Cada una en su alumbramiento despojado del adorno, quizá un momento atemporal, con el revelado más esperado.
En su trayectoria, desde los primeros pasos junto a su padre, Pablo Hojas Llama, hasta sus años entre la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Polientes Foto y las penúltimas historias atentas que surgían entre la niebla de la enfermedad, primó ese sentido anti ceremonial de la imagen, estudiada en la inspiración improvisada de la querencia por un personaje o un lugar, y construida siempre con esa mezcla de una timidez ansiosa y una calma lúcida.
El libro, desde esa voluntad de ser un compendio representativo de la pluralidad de miradas de Hojas, recorre, tras un preludio familiar, al fotoperiodista: Sus trabajos enriquecieron medios de comunicación como El Diario, Cifra Gráfica, Alerta, EFE, El Norte, La Vanguardia, La Stampa, Cambio 16, Newsweek, Le Figaro, o The New York Times, entre otros. Y ocupó durante décadas la corresponsalía de El País en Cantabria.
Tambén faceta de fotopublicista. Siempre estuvo en estrecho contacto con el mundo de la publicidad y en especial con el Grupo Freixenet, con el que trabajó como responsable de la foto fija de sus famosos anuncios navideños. Y destaca, sobre todo, su huella como retratista. Captó como pocos y durante más de 40 años lo acontecido en cada rincón del Palacio de La Magdalena durante la celebración en Santander de los Cursos de Verano. Protagonistas todos ellos del verano académico de la UIMP. Y sin olvidar sus incursiones en creaciones artísticas, el trabajo de una década en Polientes Foto y su fugaz pero pionera labor como galerista.
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