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LOLA GALLARDO
SANTANDER.
Miércoles, 13 de septiembre 2017, 07:38
«La literatura evita que seamos un pueblo idiota». Así lo cree Marcos Chicot (Madrid, 1971), finalista del Premio Planeta por su novela 'El asesinato ... de Sócrates', «un caso único como filósofo y como persona» que sólo alcanza a comparar con Jesucristo. Apasionado de la Grecia clásica, reconoce que «la capacidad del ser humano de aprendizaje intergeneracional es prácticamente cero» y «en los único que hemos avanzado es en la sofisticación de la corrupción». El escritor clausuró ayer el ciclo de los Martes Literarios de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que patrocina este periódico, en un acto en el que participó el periodista Guillermo Balbona y el poeta Regino Mateo.
- 'El asesinato de Sócrates', finalista del Premio Planeta, es una novela histórica. ¿Qué le atrajo del personaje?
-Para responder a esta pregunta necesito relatar toda la novela. Es difícil de responder con pocas palabras porque la importancia de Sócrates para la historia de la humanidad ha sido muy grande. Es un hito, hay un antes y un después en la historia del pensamiento. Sócrates -igual que con mi anterior novela sobre Pitágoras conocido solo por su teorema-, en este caso es por su frase sólo sé que no sé nada. Esta novela es popular, no para eruditos o amantes de la filosofía. Es para que todo el mundo acabe comprendiendo a Sócrates y si lo comprenden pasará lo inevitable que llegarán a la fascinación por el personaje y por la Grecia clásica.
-¿Hubo algún detonante?
-Cuando acabé 'El asesinato de Pitágoras' me quedé con la sensación de orfandad porque me volqué y viví para ella. Y lo hice muy convencido porque estaba tratando con uno de los grandes personajes de la humanidad en lo intelectual y en lo moral. Y cuando acabé pensé en qué voy a escribir ahora que me llene y me motive tanto. Y repasando la historia y la filosofía pensé en Sócrates, por su gran aportación a la historia de la humanidad. Sócrates fue el primero en pensar que lo importante es el ser humano, analizar el bien y el mal. Es el padre de la filosofía moral y el primero que se plantea qué es la justicia. Es el paradigma de filósofo que dedica su vida a la búsqueda de conocimientos sobre esa premisa tan humilde de yo sólo sé que no sé nada. Busca un concepto universal de justicia por encima de los intereses particulares. También es el padre del Humanismo y quien marca la dirección a tomar en problemas que hoy en día siguen de actualidad.
-¿Quién sería el Sócrates del siglo XXI?
-Desgraciadamente no puedo responder, no por desconocimiento sino porque estoy convencido de que hoy no tenemos un Sócrates como lo tuvieron entonces. No es fácil que surja porque hablamos de que en miles de años le tenemos a él como figura sobresaliente. Será dentro de 2.500 años cuando miremos al siglo XX y XXI y diremos éste es el hombre que cambió la historia de la humanidad y puso la moral como algo relevante. Hay grandes pensadores con aportaciones individuales, pero Sócrates fue mucho más que eso. Su vida es una lección de justicia. El único personaje con una cierto paralelismo, dejando de lado el tema religioso, es Jesucristo, en el sentido de que es un hombre que dedicó su vida a hablar de forma diferente y se enfrentó a la forma de pensar en la sociedad del momento y no dudó en sacrificar su vida para defender sus ideas sin desviarse un ápice. Convirtió su vida en una lección, igual que Sócrates cuya forma de morir es lo que le convirtió en inmortal.
-Pitágoras, Sócrates... ¿Quién cerrará la trilogía?
-(Ríe). No es una trilogía.
-Es cierto, pero seguro que habrá un tercero.
-Lo que quiero decir es que son novelas independientes que unen historia y ficción. El siguiente natural es Platón, discípulo de Sócrates y es quien nos transmite todo su saber y es uno de los gigantes de la humanidad. Es una persona de la que sabemos poco pese a que también cambió la historia de la humanidad. Es discípulo de Sócrates y eso me permite contar lo que pasó después. De algún modo es la continuación, no como si fuera una segunda parte. Llevo ya un año estudiando a la figura y la persona de Platón.
-En 'El asesinato de Sócrates' habla de guerras, refugiados... un tema que siempre es actual. ¿Hemos aprendido de la historia y de los errores?
-La capacidad del ser humano de aprendizaje intergeneracional es prácticamente cero. Cometemos siempre los mismos errores. Es una época donde había demagogos, corrupciones, gente que manipulaba en las primeras democracias.... y 2.500 años después ves las democracias actuales siguen igual. En lo único que hemos avanzado mucho ha sido en la sofisticación de la corrupción. En esto hemos hecho enormes avances, en primar los intereses personales de los políticos, que unos pocos con carisma manipulen al resto y utilicen la democracia para sus intereses... En la novela hay una frase que me gusta mucho y que la dice Eurípides: 'La democracia es la dictadura de los demagogos'. Por eso, la mayor parte de los filósofos han sido críticos con la democracia, no porque quisieran eliminarla o instaurar una tiranía, pero decían que tenía muchos defectos. Y esos defectos siguen hoy en día y, desgraciadamente, las democracias siguen siendo dictaduras de los demagogos. Cada vez más se intenta eliminar el pensamiento crítico y la capacidad del pueblo de pensar por sí mismo, de tener sus propias ideas y plantearse qué hay detrás de los eslóganes con los que nos bombardean. Y cito aquí a Quevedo que decía que un pueblo idiota es la seguridad del tirano.
–¿Cree que se ha perdido afición por la lectura?
–Sí y de forma aterradora. La literatura te permite aprender y evitar que seamos un pueblo idiota. Como he dicho antes, te permite profundizar en los hechos y reflexionar. Aprendes a conocer y pensar. Si desaparece la lectura, también el conocimiento y la capacidad de reflexión.
–¿Y entre los jóvenes?
–Me aterran los últimos años entre los jóvenes, pero también con los adultos. El wasap y la mensajería por internet... Antes, cuando tenías un rato libre leías una novela. Ahora cuando tienes un rato libre haces lo más fácil y menos exigente: te metes en tu móvil y miras las noticias, que igual ya las miraste siete veces ese día o respondes a cuatro mensajes totalmente superficiales y al final dedicas a esto tu tiempo libre. Tendemos a hacer lo más fácil y no pensar. Es como si nos dieran un masaje suave en el cerebro.
-Con 'El asesinato de Pitágoras' alcanzó el récord de ser el ebook más vendido. Ahora, finalista del premio Planeta. ¿No supone una presión a la hora de afrontar su tercera novela?
-El éxito se vive con alivio. Cuando me planteo escribir 'El asesinato de Pitágoras' es cuando nace mi hija con Síndrome de Down y decido escribir la mejor novela que soy capaz para apuntalar su futuro. Fue una decisión temeraria porque dejé mi profesión como economista y psicólogo clínico con unos ingresos asegurados para dedicarme a escribir durante tres años, sin ingresos, y sin saber si iba a tener sentido. Es una locura que da vértigo y no recomiendo a nadie. Al final, llegó el éxito vía internet y después en papel y con ello el alivio, sin olvidar que te la juegas con la siguiente novela. El premio Planeta con Sócrates fue también un alivio y no por el premio, que está bien por la dotación económica y la promoción, sino por el apoyo de los lectores. Y ahora estoy empezando a sentir los nervios de la siguiente novela. Me lo sigo jugando todo a una carta.
-¿Cómo comenzó su afición por la escritura?
-Es difícil de saber. Siempre he sido el típico estudiante caótico pero que leía montañas de libros y me gustaba mucho escribir cartas. La gente contaba su verano en cuatro frases y yo escribía diez páginas y gustaba!!! Disfrutaba mucho escribiendo. Luego llegó el correo electrónico y me gustaba escribir, pasé al cuento y después la novela. En 1997 tenía una idea en la cabeza y empecé a escribir como prueba o experiencia. Y una vez que acabé sentí tal sensación de satisfacción que supe que eso es lo que quería hacer siempre. Y cuando nació mi hija, había una gran novela en mi cabeza que pensé que nunca iba a escribir y lo hice.
-¿Qué le ha enseñado la literatura en su vida?
-La literatura me ha permitido vivir muchas vidas y tener muchas perspectivas. La literatura me ha permitido profundizar.
-¿Cuál es la receta para recuperar lectores?
-Es complicado. Yo intento hacer novelas lo más atractivas posibles pero es complicado, porque compito con la televisión. Yo veo la televisión con el portátil entre las piernas y cuando algo me intriga y necesito saber qué pasa lo traduzco al lenguaje literario. Intento dar a mis novelas algo tan intrigante y emocionante como lo que te da la televisión. Intento buscar ese equilibrio en mis novelas, entre entretener y aprender, dar algo más.
-Terminemos haciendo un brindis por la literatura, ¿qué diría?
-Es difícil, y no quiero hablar de la piratería porque es un caso perdido en manos de los políticos. Deseo que la gente lea y disfrute leyendo. Que encuentre su novela adecuada y confíe en que se pueden tener maravillosas experiencias con la lectura. Yo tengo libros que me han cambiado la vida y me dejaron con la boca abierta. Una vez que tienes esa experiencia te entra el gusanillo y no puedes dejar de leer.
-¿Qué libro le cambió la vida?
-Es muy personal. Cada persona tiene una novela y ahora no voy a recomendar las mías, pero invito al público a que se acerque a ellas. Yo no intento hacer solo un decorado para hacer entretenida la trama. Para mí, la parte histórica es un fin y no un medio. Mis novelas llevan al final una carta a los lectores donde aclaro cuál es la frontera entre las realidad y la ficción. Mientras contestaba me ha venido algún libro a la cabeza, pero me da miedo decirlo. En mi adolescencia me marcó 'Juan Salvador Gaviota', de Richard Bach o 'El diario de Ana Frank', que también me llenó. Ahora me gusta 'Juego de Tronos', que eso es si te gusta la fantasía.
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