Universidad y Parlamento «ponen al día» los conocimientos sobre Cantabria

Así, según dijo, al desenterrar un cuerpo que lleva cientos de años bajo tierra, el análisis de esos restos indica si el individuo pasó su infancia en otro lugar. Esto es; desde dónde llegó al sitio donde descansa para siempre. O, al menos, hasta que los profesionales que leen la historia lo encontraron. Esa es una de las líneas de trabajo de la prestigiosa investigadora que ayer abrió los Encuentros, que se han demorado un tanto. Más de dos décadas, 22 años para ser exactos, han pasado desde que se celebró la última edición de estas jornadas. Como indicó el rector, Ángel Pazos, es importante retomarlos «por lo que significa reflexionar y analizar desde muy diversos puntos de vista lo que ha sido la evolución de estructuras sociales de Cantabria». Analizadas, además «con mucho rigor por una serie de ponentes de la propia universidad y otros internacionales».

Serán, en total, diez sesiones, que se desarrollarán hasta este viernes y contarán con 25 voces. Se decidió optar por un formato de mesas de debate que mostraran «hasta dónde hemos llegado y qué queda por hacer», detalló la coordinadora del encuentro, Susana Guijarro. Y a tenor de lo que expone la especialista, directora del Aula de Patrimonio de la UC, no es una tarea menor. «Todavía hay mucho que vaciar, mucho que analizar, en los archivos de los que disponemos en Cantabria». La mayoría de los ponentes han trabajado en el pasado sobre temas de historia regional. El encuentro servirá para realizar un diagnóstico sobre cómo están esos estudios a día de hoy.

La Historia también cumple la función de revisitar temas antiguos a la luz de nuevas interpretaciones y metodologías. Por ello es necesario, como señala Guijarro, que quede la idea de que «hay camino que avanzar y hay que avanzar por ese camino».

La primera sesión del encuentro abordó 'La formación de Europa. Reflexión arqueológica sobre la movilidad y el surgimiento de los reinos, c. 400-700'. Para Helena Hamerow conocer cuestiones acerca de la historia de Cantabria «resulta muy interesante». Estadounidense de nacimiento, a los 22 años, «fascinada por la historia medieval temprana europea», se trasladó a Reino Unido, donde además de dirigir excavaciones, formar parte de comités científicos y diversas publicaciones, desarrolla su labor investigadora en la universidad de Oxford. Le interesa conocer campos en los que no es experta para sumar los conocimientos adquiridos al dibujo de Europa que realiza con su trabajo.

Uno de sus proyectos, 'Alimentar a la Inglaterra anglosajona. La bioarqueología de una revolución agrícola', parte de algo tan pequeño como los granos o el polen para plasmar los movimientos poblacionales. «En el período que abordamos la sesión-explicó- en aquel entonces, casi todo el mundo era granjero, pero apenas hay documentos sobre agricultura, por lo que descubriremos muy poco sobre cómo pasaba la vida la gran mayoría de la población». Así elementos casi invisibles como granos preservados o huesos de animales, muestran cómo vivía la gente, qué y cómo cultivaban o si eran más o menos ricos.

Su campo de estudio, reconoce, ha experimentado cambios notabilísimos en los últimos 20 años, con perspectivas que antes no se conocían. «Ahora tenemos la información que demuestra que los niveles y la tasa de movilidad son mucho más altos de lo que pensábamos. Y también nos muestra vínculos inesperados entre regiones, por ejemplo, entre Gran Bretaña e Iberia». Un símil que se traduce a la actualidad con su presencia en esta iniciativa cántabra que surge con la meta de mantener una periodicidad regular. «Uno de los objetivos es que haya una rotación de temas en ediciones posteriores, que se intentará que sean anuales y generen un nuevo corpus de conocimiento», señaló la presidenta del Parlamento, María José González Revuelta. De la mano de la UC, aspiran a «poner al día los conocimientos que existen sobre nuestra tierra».

Frente a un mundo interconectado y veloz, el conocimiento de la arqueología permite establecer conexiones que vertebran un sistema social mucho más amplio de lo que se piensa. «Es fácil pensar en las regiones como pequeñas islas», algo que no es exacto; «Podemos ver que las áreas en las que vivimos tienen su propia historia, distintiva y única, pero encaja en un panorama mucho más amplio».

La Sala del Arquitecto José Alday colgó el cartel de completo en la primera sesión, mostrando el interés que ha despertado este retorno de los Encuentros, así como el aspecto fundamental de transferir el conocimiento a la sociedad. El público respondía a perfiles muy variados, por lo que queda más cerca uno de los retos de la organización: «Habrá que buscar nuevas vías y entusiasmar a los nuevos investigadores de que se puede hacer Historia regional y global». La primera piedra ya se ha colocado.