«Hay que valorar a quienes impulsan la cultura pese a las dificultades»

En el caso de los impulsores de la cultura cotidiana santanderina, son los grandes protagonistas de la instalación 'Vela la llama', que el artista cántabro multidisciplinar Palo Pez (Santander, 1980) exhibe desde mediados de diciembre y hasta finales de este mes en Enclave Ponillo, sede de la Fundación Santander Creativa (FSC), entidad de la que surgió el encargo que dio pie a esta original propuesta creativa, que conmemora los diez años de trayectoria de la fundación. La instalación está compuesta por varias cajas de luz de metacrilato que reúnen fotografías de carné de aquellos agentes culturales que han participado en el itinerario de la fundación.

-En 'Vela la llama' homenajea usted a quienes impulsan la cultura en Santander. ¿Cómo ha planteado esta iniciativa?

-La instalación nace de un encargo de la Fundación Santander Creativa para conmemorar su décimo aniversario. Se trataba de plantear, para la Capilla de Pronillo, una propuesta que reflejara todos los proyectos que se han impulsado. Enseguida, al pensar en todo lo que se ha hecho, te das cuenta de que lo verdaderamente importante son las personas que realizan esos proyectos culturales. Por eso, me decanté por una instalación a partir de sus retratos. Con esta instalación he querido poner el foco no en qué se hace sino en quiénes lo hacen.

-¿Por qué es importante destacar el trabajo de estas personas, cómo influye en la vida de los demás?

-Es una forma de darles las gracias. La cultura de una ciudad depende de quienes, a pesar de las dificultades, desarrollan esos proyectos. Respecto al impacto que tienen en nuestras vidas las acciones culturales (y partiendo de que me cuesta separar qué es cultura de lo que no lo es), creo que su repercusión no se puede medir porque esa transformación que se produce en cada uno de nosotros es subjetiva e intangible. Y, al tiempo, más valiosa que muchas cosas que se pueden cuantificar.

-A nivel creativo, como artista multidisciplinar, ¿cómo ha desarrollado esta propuesta?

-La Capilla tiene unas características especiales, es un lugar que invita a la reflexión y el recogimiento. Me pareció un espacio idóneo para poner la atención en quienes impulsan los proyectos culturales, que muchas veces pasan desapercibidos. Al tener la capilla muy poca luz natural, me decanté por una intervención con luces que recordaran a las velas que iluminan estos lugares normalmente. Para ello, utilicé unas cajas de luz que sirven como soporte para exponer los más de 150 retratos que forman parte de la instalación. Por otra parte, el pequeño tamaño de las fotografías obliga a 'pegarse' a la obra y eso ayuda a crear intimidad, a pararse con calma a observar los rostros. También, la suma de retratos ayuda a reflejar una idea que es valiosa, la de comunidad.

- Como artista y santanderino, ¿cómo valora el impacto de la FSC en la vida cultural de la ciudad durante estos 10 años?

-Muy positivamente, mi participación en la actividad cultural de la ciudad coincide con esta década de la Fundación. Precisamente, mis primeros trabajos culturales surgen de iniciativas apoyadas desde Santander Creativa como, por ejemplo, Desvelarte. O más recientemente apoyando proyectos más personales como 'La Ciudad del Juego' o 'El Temporal'. Creo que se han convertido en un ejemplo de diálogo y facilitación cultural. Entre estos proyectos, y otros en los que he trabajado estos años, como Createctura en Enclave Pronillo, Santander Creativa se ha convertido en algo parecido a una casa, así que solo puedo estar agradecido a todas las personas que allí han trabajado durante esta década, que además siempre lo han querido hacer desde un segundo plano y sin protagonismos.

-Sus propuestas parten de lo cotidiano para plantear reflexiones sobre nuestra propia existencia. En este caso, ¿cómo ha plasmado la cotidianidad de la cultura en nuestras vidas?

-Cultura es todo aquello que nos define, desde las pequeñas decisiones que tomamos en el día a día a los grandes proyectos. Todo acaba hablando de quienes somos. No debemos olvidar que la cultura no son solo las disciplinas artísticas o creativas, sino todo aquello que nos hace humanos.

-La cultura es uno de los sectores que con más intensidad ha sufrido la pandemia. ¿Se ha velado por ella como merece?

-No creo que sufra más que cualquier otro sector. Y parte de las dificultades tienen que ver no con una crisis concreta o con la falta de los necesarios apoyos institucionales, sino con una sociedad muy utilitarista y consumista que no prioriza o valora la cultura. Quizá lo que echo en falta sea la pausa, el diálogo o las ganas de querer construir algo común entre todos para, a través de la cultura, convivir apreciando la sencillez y belleza de la vida.

-A nivel profesional, vivir del arte en España es complicado. ¿Cuál es su experiencia en este sentido?

-No conozco la situación cultural en otros países como para profundizar en las diferencias. Lo que sí conozco son las dificultades que normalmente hay en el sector artístico y cultural en nuestro país, y que normalmente están ligadas a los ya conocidos problemas que tenemos: la burocracia, las cargas impositivas a los autónomos incluso cuando apenas hay facturación o la incertidumbre por la escasez de trabajo. Pero sobre todo para mí el gran problema, al margen del escaso valor que en esta sociedad tiene la cultura, es que no son frecuentes las estructuras realmente fuertes y sólidas que permitan crear bases, seguimos creando contenedores que luego no podemos llenar de contenido de manera sostenible. Mientras no exista la voluntad de pensar a largo plazo y con profundidad será imposible. Y esa responsabilidad es de todos.