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Manuela Pedrón Fotografía de Obra
«Veo claramente que Santander es una ciudad en movimiento constante»
Manuela Pedrón | Comisaria de arte

«Veo claramente que Santander es una ciudad en movimiento constante»

La creadora regresó al programa Confluencias con un taller-laboratorio en el que «invocar» arte

Miércoles, 13 de noviembre 2024, 08:21

Una de las particularidades de la presencia de Manuela Pedrón Nicolau en Confluencias radica en que esta es la segunda residencia que realiza con el programa. Estuvo en 2019 y volver al contexto y ver «qué cosas han cambiado» resulta interesante. Por ejemplo, la visita al Taller de Néstor del Barrio, que en aquella etapa estaba terminando de estudiar y ahora tiene su propio taller. «Es otra generación con la que entrar en contacto».

En su visita, la creadora percibe cambios en Santander. «Veo claramente que es una ciudad en movimiento constante», indica. Pone como ejemplo el espacio de la Nave Sotoliva, que entonces no existía. «Ha ido creciendo a nivel de programación y definiendo líneas más marcadas». Y añade: «El sistema de residencias puede pecar de ser muy fragmentario o puntual y la posibilidad de volver es muy enriquecedora, pues genera una continuidad».

Manuela Pedrón se dedica al comisariado y la educación en arte contemporáneo. Trabaja especialmente cuestiones relacionadas con la investigación artística y las formas de narración que desde este ámbito exploran lo social y lo político. En la capital cántabra desarrolló el taller 'Un habla que no tienes y unos oídos que no están', título que viene de la novela 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol' de Mónica Ojeda. «Un formato híbrido entre taller y exposición que llevo desarrollado unos cuantos años», señala. La idea es «acercarnos al arte contemporáneo y las posibilidades del comisariado desde una perspectiva un poco especial». Los participantes pudieron ver obras de arte, con una forma de exhibición particular, que se pudieron llevar a un espacio como Mecha Estudio, pero con ritmo «muy dialogado», para ver y pensar sobre ellas.

La curadora y formadora considera que la comunicación «es la base de la cultura y de las prácticas artísticas»

Lo ha vehiculado en relación a la idea de los fantasmas para «repensar ese imaginario y cómo nos relacionamos con presencias espectrales que habitan nuestro entorno» y cómo «el comisariado puede estar también en esa línea, en el invocar obras de arte».

La elección de este formato como vía en la que armar su trayectoria viene «de estar un poco cansada de las presentaciones de Power Point, de llevar imágenes de exposiciones o programas que habían ocurrido en otro lugar, hablando siempre desde una lejanía», expone. Un panorama con «discursos muy cerrados, como si todo funcionase bien todo el rato». Empezó a plantearse cómo acercarse a su práctica curatorial «desde algo más experiencial y no tan discursivo», la parte que más le interesa del comisariado. Comunicarse. «Aunque suena a una cosa fría de networking, la comunicación es la base de la cultura y de las prácticas artísticas». Diseñar las experiencias, lo que le va a pasar a la gente «aunque no sea muy conductivista», generando marcos de experiencia, con un contacto más directo con las obras de arte.

«Me interesa la capacidad de activación que tiene el público», dice. En total desplegó en la capital cántabra cinco obras en la primera sesión e invitó a invocar a los participantes en la segunda, jugando con las lógicas de lo fantasmal, para llevar una propuesta de arte al espacio, generando una peculiar exposición de comisariado colectivo.

Afirma que es difícil pensar en términos cuantitativos respecto a lo que suponen las residencias para los artistas. «Tiene algo de alineación de astros», pero considera el intercambio, las visitas a estudios, el encuentro entre artistas para ver en qué están trabajando como «muy potentes».

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