Viajar sin salir de casa
Lecturas para el confinamiento ·
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Lecturas para el confinamiento ·
El fotógrafo cántabro Manuel Charlón envía una fotografía en blanco y negro a 88 periodistas con los que compartió viaje para recordar momentos y sensaciones¿Qué es viajar para ti? Una simple pregunta acompañada por una fotografía en blanco y negro es lo que el fotógrafo cántabro Manuel Charlón (Santander, 1963) ha enviado en pleno confinamiento a 88 periodistas con los que en alguna ocasión compartió destino. ¿Viajar? Es abrir un libro, dejarse llevar por aventuras, amores y desamores, contemplar una fotografía y recordar, vivir, mirar, sentir, experimentar... Para él, viajar es mirar por la ventana y dejar volar la imaginación, «perderse en mundos que se perciben inalcanzables, pero que se sueñan y anhelan». Charlón prepara ahora un libro con sus fotografías y los testimonios de los periodistas -tres de ellos cántabros, Berna González Harbour, Luisa Gómez y Luis Mazarrasa- que verá la luz posiblemente en otoño. Porque el objetivo no es otro que «hacer un libro de soñadores, de vendedores de sueños. Y todo lo recaudado donarlo para investigar sobre el Covid-19», apunta.
En pleno confinamiento, el fotógrafo de viajes Manuel Charlón se propuso enviar algo de optimismo a través de las redes sociales a sus seguidores y lanzó un mensaje, «un paracaídas para revivir los sueños que se producen en cada viaje». Era la oportunidad de poder viajar sin salir de casa. Llegaron los primeros textos cargados de optimismo, que recordaban que nada impide viajar, ni el confinamiento, y que estos recuerdos «son bocanadas de aire puro que desbordan la imaginación».
«La pandemia parecía ciencia ficción», relata Charlón, para quien el 14 de marzo el mundo se paró y el tiempo empezó a ralentizarse. Reconoce que nadie saldrá ileso de esta crisis sanitaria porque las pérdidas serán muy dolorosas. «Cada vida perdida son sacos de vivencias e infinitos recuerdos de un pasado que queda atrás», señala esta cántabro afincado en Málaga.
Situaciones vividas en el confinamiento que en un momento paralizaron a Charlón y pensó en idear un modo de ser positivo en medio de la tempestad. Y empezó a buscar fotografías de viajes que había compartido con redactores a lo largo de su trayectoria profesional. Salieron del baúl de los recuerdos las 88 fotografías en blanco y negro que forman este proyecto. «Son imágenes que definen a personas elegidas para agradecerles de una manera muy personal e intimista los momentos compartidos, los aprendizajes y el legado, que no es otro que la grandeza de poder contar juntos esos viajes para hacer soñar a otros», relata. Charlón pone la fotografía, los redactores cuentan las historias de sus viajes, incluso las emociones que sintieron al recibir la imagen. Eso sí, Charlón sólo puso una condición: escribe para hacer viajar a los lectores de las historias durante el confinamiento. Porque para este fotógrafo, el proyecto surgió del «ansia de impulsar en los demás el vuelo sin motor de la imaginación, abrir la puerta a la creatividad y la fantasía de poder viajar a lugares inalcanzables y conocer a personas con magia». El resultado son historias, aventuras y circunstancias, testimonios que trasladan al lector a otros tiempos, resucitan momentos vividos y rescatan sueños. Viajes en compañía de amigos que son lecciones de vida.
Entre los 88 periodistas figura el relato de tres periodistas cántabros. Berna González Harbour es una de ellas. Su testimonio está inspirado en el mar, las playas, las rocas de su tierra, Cantabria. Pero también en el peso de las amistades que nacen en los viajes. La periodista Luisa Gómez también encuentra la inspiración en el mar, en su caso en la bahía de Santander y en los olores que desprende. Mientras, el tercer cántabro, Luis Mazarrasa, se deja arrastrar por sus recuerdos de infancia y las primeras lecturas de cuando era niño, o sus primeras experiencias en el cine. También profundiza en las comidas familiares que le llevaron a viajar después tantas veces a la India.
Son recuerdos, instantáneas, vivencias, experiencias. Es viajar, una invitación a soñar. Este libro pretende ser una homenaje de Charlón a los redactores de viajes que durante años le acompañaron por todo el mundo. «Son trajes a medida diseñados y bordados con palabras y fotografías con las que los redactores han viajado a lo más profundo de sus recuerdos», explica. Y es que para este cántabro, el confinamiento «es una lección de vida de incalculable valor» que cada uno percibirá, vivirá y concluirá habiendo hecho o no esa labor de profundizar en uno mismo para mejorarse, rescatar sueños, ilusiones y anhelos y poder continuar el viaje de la vida y elegir si prefiere ser y estar en ella o, simplemente dejarla pasar.
Cántabro de nacimiento y nómada de espíritu, Manuel Charlón ha dedicado su trayectoria profesional a la fotografía. Reportero gráfico en conflictos bélicos como Ruanda y El Salvador, se especializó en fotografía humanitaria y de viajes. Ha recorrido cerca de noventa países donde ha realizado reportajes para publicaciones de viajes, gastronomía, arquitectura y decoración. A lo largo de su trayectoria internacional ha vivido en Finlandia, Noruega, Seychelles, Rusia y España, donde reside actualmente.
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