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El teatro ha sido, sin duda, una de las joyas culturales de Santander, aunque hoy en día no queda un solo edificio en pie dedicado exclusivamente a las artes escénicas. Podemos decir que la historia de estos edificios está marcada por incendios devastadores y reconstrucciones, y aunque el cine ha tomado protagonismo, relegando al teatro a un segundo plano, el legado de estas salas sigue vivo en la memoria colectiva de la ciudad. Actualmente, el Palacio de Festivales se erige como el principal referente de las artes escénicas en Santander pero también quedan pequeñas salas autónomas -el Teatro de Caja Cantabria, Escena Miriñaque o El Café de las Artes- donde se puede disfrutar de obras brillantes.
El Teatro Principal, inaugurado el 6 de mayo de 1838 en la calle del Arcillero, fue el pionero en establecer una tradición escénica en la ciudad. Diseñado por Antonio de Arriete, este teatro se construyó en un momento en que Santander comenzaba a consolidarse como un núcleo cultural. Con capacidad para 880 personas, su estructura, que incluía palcos y un amplio gallinero, reflejaba el refinamiento de la época. A pesar de su reforma en 1894, el teatro sufrió dos incendios: el primero en 1915 y el definitivo en 1941, tras el gran incendio que asoló Santander.
Inaugurado el 10 de julio de 1909 en el Bulevar de Pereda, el Pabellón Narbón fue un intento del empresario Alfredo Narbón por consolidar el cinematógrafo en la ciudad. Sin embargo, la preferencia del público por el teatro llevó a que el pabellón alternara su programación entre cine y teatro.
En 1908, Santander dio un paso más con la apertura del Salón Pradera, ubicado junto a la Catedral, donde hoy se alza el Banco de España. Este espacio ofrecía una mezcla y espectáculos de Varietetes, incluyendo zarzuelas y cuplés. Román Arce Martín, un actor local, brilló en este escenario como explicador de películas y dirigió mas tarde «Cómo compré un gabán» (1914), el primer cortometraje de la ciudad. Sin embargo, en 1919, el Salón Pradera fue demolido para dar paso al emblemático Banco de España, símbolo del desarrollo económico de la ciudad.
En un contexto de esplendor económico y social, el Teatro Pereda abrió sus puertas el 1 de julio de 1919. Situado entre las calles Santa Lucía y Río de la Pila, este coliseo, diseñado por Eloy Martínez del Valle, se convirtió en el epicentro de la vida cultural de Santander. Decorado con pinturas de Gerardo de Alvear, ofrecía zarzuelas, operetas y espectáculos de revista. Su cierre en 1966 marcó el fin de una era en la que Santander era un destino predilecto de la aristocracia y la alta burguesía.
Abrió sus puertas en 1942, se convirtió rápidamente en un lugar emblemático para los amantes del teatro en Santander. Ubicado en la calle Cervantes, en la esquina con Miguel Artigas, este espacio no solo ofrecía una programación variada, sino que también se destacó por sus precios reducidos, haciendo del arte algo accesible para todos.
El Cine Gran Casino ofrecía una experiencia elegante en un lugar que había sido un teatro antes de transformarse . Durante la dictadura, cuando el juego estaba prohibido, el Gran Casino se reinventó, adaptándose a los tiempos y brindando a los espectadores una alternativa cultural en un ambiente glamuroso.
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