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Valencia, Santander, Nueva York...y Saro, claro. Victoria Civera es mujer y artista y, en su caso, eso es circular, rotundo y diáfano. Lo suyo es una inmersión en la fragilidad fuerte e intensa y en la memoria, en lo esencial, en lo que ... no suele decirse, en los tabúes, en el cuerpo y la vida que asoman y se despiden en un diálogo de entraña y extrañeza que la artista (Port de Sagunt, 1955) viene descifrando desde hace mas de cuatro décadas. Ahora ha regresado a los espacios portuarios que han sido testigos expositivos de la evolución de su creación, del Palacete del Embarcadero a la nave Sotoliva donde ayer inauguraba su 'Punctum imaginario'. Una selecta antológica, más de sensaciones, reflexiones y contrates emocionales, que cronológica. El volumen es el eje que vertebra sus piezas al margen de que contengan técnicas y lenguajes diversos, híbridos de exploración y significado y expresiones que abarcan de lo textil ala madera pasando por la imagen de vídeo. Hay muchas Victoria Civera en una y aunque la pintora figurativa quizá sea la más conocida, la muestra en el espacio de la Autoridad Portuaria no solo es una de las grandes citas del verano expositivo en Cantabria, sino una invitación a redescubrir a la artista. Tras la exposición celebrada el pasado año en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, esta cita santanderina es una de las más importantes en su trayectoria reciente y no solo por la implicación sentimental con la ciudad. Su obra, por cierto, ya formó parte de la colectiva 'Portuaria. ¿Tiene el Puerto una colección de arte?', que reabrió Sotoliva hace dos años de la mano de Carlos Limorti. Civera, Medalla de Oro de Bellas Artes, académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, es esposa de artista, Juan Uslé, y madre de artista, Vicky Uslé. Ambas han expuesto juntas este año en la galería Maior, la muestra 'Dual', dentro de la cita colectiva Art Palma Summer 2024. Memoria, introspección, soledad, comunicación. En Sotoliva dos videos de la artista muestran sendas evocaciones en el tiempo con Nueva York y Saro como geografías y territorios. La pandemia y el encierro atraviesan algunas de las creaciones. En palabras de Mónica Carballas, la muestra se articula en torno a las ideas recurrentes en su obra y en su «imaginario» personal. Centrándose, esta vez, en el concepto 'punctum' de Roland Barthes que «alude a aquello que 'nos toca', nos conmueve; aquello que llama nuestra atención y provoca que nuestra mirada se detenga y recorra una determinada imagen. Así, la fragilidad de la vida, la necesidad e importancia de los cuidados, la soledad, el amor, los tabúes con respecto a la salud de las mujeres o el aislamiento», son algunas de las cuestiones sobre las que las piezas ponen el foco de atención.
Ese posicionamiento «vital particular con respecto a aquello que mueve nuestras emociones» preside la exposición-experiencia, espejo y reflejo de una sensibilidad que deja a la intemperie las heridas y sus cicatrices.
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