La vida y 'De repente, todo paró...'

La imagen se convirtió en el documento comunicativo más recurrente del confinamiento. A veces como crónica, otras como testimonio, casi siempre como un cuaderno de bitácora en un periodo insólito que obligada a mirar hacia dentro sin perder nunca la perspectiva de un tiempo nuevo que se dejaba ver desde ventanas y balcones. Concursos, iniciativas espontáneas, lo analógico y lo digital, relatos visuales, hallazgos, curiosidades... miradas de un presente inédito con muchas aristas. Una de aquellas iniciativas, ciudadana y colectiva, se plasma ahora en una muestra cuyo origen radica en un proyecto desarrollado por el Archivo Histórico Provincial de Cantabria durante el periodo de confinamiento, en los meses de marzo a junio. Una propuesta que buscaba «la complicidad de la gente durante ese duro periodo, además de animarles a compartir sus experiencias durante una situación desconocida hasta el momento».

La exposición será inaugurada mañana lunes en la sala 'Piti Cantalapiedra' de Los Arenales (Biblioteca Central), organizada por el Archivo Histórico. Vicepresidencia y Consejería de Cultura del Gobierno regional han impulsado esta muestra.

En el germen del proyecto estaba la configuración de una colección virtual del histórico vivido durante el confinamiento. Bajo el epígrafe 'De repente, todo paró...', la cita que ahora se abre al público supone seguir un discurso expositivo que permitirá pasar por distintas secciones que testimonian la evolución del periodo de confinamiento y de esa nueva forma de vivir la vida.

«Calles desiertas, que muestran cómo desapareció el ruido y cómo se paralizó el tiempo; cómo tuvimos que aprender a mirar el mundo a través de nuestras ventanas y balcones, cómo debimos adaptarnos para intentar continuar con nuestras rutinas diarias de trabajo, colegio, actividad física y relaciones sociales»; y, fundamentalmente, «cómo la solidaridad contagió a toda la sociedad durante esos meses, cumpliendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, manteniéndonos en casa, mientras otros cuidaban de nosotros».

El vicepresidente Pablo Zuloaga agradece «la importante respuesta de la gente que ha enviado un gran número de fotografías que testimonian situaciones y sentimientos que surgieron durante ese periodo». Este fondo de imágenes, «nos ayudará en el futuro a entender y comprender de primera mano, un tiempo que ha pasado a formar parte de nuestra historia más reciente».

De esa forma surgió 'La vida en cuarentena: imágenes para el recuerdo'. Gracias a esta colaboración en el Archivo Histórico se recibieron más de trescientas imágenes captadas por los ciudadanos, que mostraban sus nuevos hábitos de comportamiento, que a día de hoy aún se mantiene. El trabajo del Archivo, gracias a todo su personal y en especial de Arancha Ayala, Elena Porras y Cristina Alonso, que llevaron la mayor parte del peso de este proyecto expositivo, lo refleja ahora en la muestra de una selección de esas fotografías.

La exposición se completa con material audiovisual (caso de la colaboración de la Agencia Efe en este proyecto), prensa, objetos y un cronograma que permite al visitante tener una visión general del contexto a nivel regional, nacional y mundial.

Por último, el Archivo Histórico pretende que esta exposición «sirva de agradecimiento a todas las personas que han participado enviando sus fotografías para que formasen parte de este 'banco de imágenes', el cual se conservará para que sirva a las generaciones venideras como ejemplo de cómo se comportó la sociedad en estos momentos de incertidumbre».

La exposición se inaugura mañana lunes, día 23, a las 19.00 horas y permanecerá abierta hasta enero de 2021, en la Sala 'Piti Cantalapiedra', situada en el Espacio Cultural 'Los Arenales'.

Una vida en imágenes fundamentada en la necesidad de generar la historia del confinamiento, a través de las fotografías que los ciudadanos enviaron reflejando su día a día durante la cuarentena. El vacío de los paisajes, los hospitales, el teletrabajo, los aplausos, las colas de gentes...un microcosmos de la cotidianidad plasmado en esa «memoria gráfica para generaciones futuras».

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