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El conocido como el maestro de los hispanistas, el británico John H. Elliott fallecido este jueves en Oxford (Reino Unido) a los 91 años, tenía vinculaciones con Cantabria. Una relación de naturaleza académica propiciada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la de ... Cantabria, que propiciaron las tres visitas del reputado hispanista a la región. La primera de las visitas del catedrático de Historia Moderna por la Universidad de Oxford tuvo lugar durante el verano del año 2008, cuando participó en los Cursos de Verano de la UIMP, concretamente en la primera jornada del curso 'España: La mirada de los hispanistas', patrocinado por la Fundación Vocento. En aquella ocasión dio buena muestra de su marcado sentido historicista y de la perspectiva que éste alumbraba sobre España, al afirmar que su «optimismo natural hacia este país no me libra de temer la creciente polarización que se está fraguando en esta sociedad», criticando ya por aquel entonces que «el estrechamiento de miras de ciertos sectores de esta sociedad, está rechazando la convivencia con otras partes de la Península Ibérica». Tras esta primera visita a la comunidad, el Premio Príncipe de Asturias a las Ciencias Sociales, que era ya Doctor Honoris Causa por cuatro universidades españolas, regresó en 2014 para participar en los Martes Literarios de la institución internacional, donde habló del género biográfico a través de su obra 'El Conde-duque de Olivares: el político en una época de decadencia'.
John Elliott volvería un año después y por última vez a la comunidad para ser distinguido como doctor Honoris Causa por la Universidad de Cantabria. El solemne acto tuvo lugar el 28 de enero de 2015 coincidiendo con la celebración de la ceremonia académica de Santo Tomás de Aquino, patrón de las universidades. En aquella última ocasión, el hispanista llamó en su discurso a la tolerancia ante la «fuerza destructiva» de los separatismos. Con la crisis del independentismo catalán en ciernes, Elliott mostró su preocupación ante la posibilidad de que la situación de aquellos días en España pudiera acabar con «algunos de los logros de los años anteriores». En ese sentido, además del diagnóstico planteó apuntó al posible remedio, señalando que las claves para resolver las «dificultades» que vivían –y viven– España y Cataluña estaban «en la Constitución de 1978 y el sentido de patria común que recoge, y que se basa en el pluralismo y la autonomía de las regiones». «Hay que tener en cuenta la perspectiva histórica para entender los tiempos difíciles que nos ha tocado vivir», concluyó.
Elliott es autor de obras como 'La España imperial' (1998), 'Richelieu y Olivares' (2002), 'Imperios del mundo atlántico: España y Gran Bretaña en América, 1492-1830' (2011) y, el más reciente, 'Catalanes y escoceses. Unión y discordia' (2018), entre otra decena de tratados. Recibió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1996, y fue reconocido con el 'doctor honoris causa' por las universidades Complutense, Carlos III de Madrid y Universidad de Sevilla
De visita frecuente en España, y sobre todo al Museo del Prado, del que fue patrono, Elliott solía participar en conversatorios en el Instituto Cervantes y en Casa de América, por ejemplo, donde exponía conocimientos históricos y opiniones personales sobre un país que pisó por primera vez cuando estudiaba en la universidad. En sus entrevistas insistía en que su método consistía en desarrollar la «empatía» por las personas que estudiaba, ver aquel mundo anterior desde la piel de su personaje, más aún cuando intentaba comprender una época de «decadencia» imperial. La obligación del historiador, decía, estaba en «explicar y reconciliar pasado y presente».
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