'Todavía vivimos', de Antonio Manzano, cierra el año gráfico de la Caverna de la Luz

En la imagen final de la serie aparece un hombre cansado, exhausto, que tira de una gruesa maroma, que es a la vez el débil cordón umbilical que le sujeta al mundo. «Nota el frío de la historia en sus pies descalzos que se entregan a la melancolía de la bajamar, en ese vínculo intangible entre su existencia y la vastedad del universo», según describe Vila.

Hay fotografías que se convierten «en una radiografía de nuestro paso por el mundo». Y hay lugares 'caverna', donde incubamos y renacemos. Lugares que marcan nuestra vida como las fechas «a los que tenemos que regresar compulsivamente, porque son el aniversario de nuestras cicatrices».

Afincado en Cantabria desde hace décadas, donde ha desarrollado su labor profesional, Antonio Manzano (Valladolid, 1949) nació en una familia de fotógrafos y desde niño siempre ha estado vinculada a la imagen. Galardonado en numerosos concursos fotográficos, entre otros el primer premio 'Caminos de Hierro 2011', Manzano es un niño de posguerra, crecido en una España negra, austera, enjuta y parca en todo. Y así es su imaginario fotográfico, «impregnado del claroscuro de una historia que se repite, de un mundo en blanco y negro, de un color desaturado, como el de aquellas películas 'iluminadas'». Hace apenas dos años su serie 'Y he visto..' abrió la temporada expositiva del Observatorio del Arte de Arnuero. Como en gran parte de su trayectoria sus imágenes proponen un relato fascinante de las personas marginales en diferentes lugares del planeta.

Javier Vila sostiene que la cámara de Manzano «siempre apunta a tierra, a las raíces, a las personas, a los desclasados, a los desamparados». Y en sus retratos cabe «la fatiga de las calles empedradas, del esfuerzo cotidiano, de la lucha por sobrevivir...». Compromiso, conciencia social y coherencia se funden en las miradas de Manzano. Su itinerario fotográfico siempre pone el foco en la marginalidad, la desigualdad, el despoblamiento, la soledad y el retrato existencial elocuente.

La pasada década el Centro de Documentación de la Imagen del Ayuntamiento de Santander organizó la exposición 'Antonio Manzano. Fotografías (1968-1983)'. En 2011 reunió sus imágenes tempranas donde ya se aglutinaba toda la esencia de sus inquietudes y de los territorios que han conformado su exploración. S

Su mirada «es frontal y desprovista de todo artificio. Él mira a los demás desde detrás de sus pobladas cejas, pero lo hace con los mismos ojos con los que se mira a sí mismo. Sin compasión. Con esa honestidad brutal de los hombres acostumbrados a las inclemencias del tiempo y de la historia. La suya propia», subraya Vila.