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Tres mujeres. Tres épocas. Un solo lugar y muchas historias. Pilar Ruiz (Santander,1969) publica este jueves su tercera novela (Roca Editorial) que lleva por título 'El jardín de los espejos' y que está ambientada en la «zona más misteriosa de Cantabria», en lugares próximos ... a las cuevas del Castillo, en Puente Viesgo. La obra, que plantea como una reflexión sobre el tiempo y el espacio, llama también la atención sobre las mujeres artistas «las grandes olvidadas en los libros de Historia del Arte». Licenciada en Periodismo, máster en guión y diplomada en dirección cinematográfica, Pilar Ruiz ha desarrollado su carrera profesional en diversas disciplinas del medio audiovisual y como directora de cine, su largometraje 'Los nombres de Alicia' (2005) obtuvo una nominación a los Goya.
-Ha publicado 'El corazón del caimán', 'La danza de la serpiente' y ahora 'El jardín de los espejos'. ¿En qué se parece y en qué se diferencian estas novelas?
-Te diría que no se parecen en nada ninguna de las tres, quizás pueden tener en común un interés por el tiempo. Es verdad que en ellas hay perspectivas históricas y que en las tres viajo mucho adelante y atrás, pero nada más. En esta última hago una reflexión mucho más clara sobre el tiempo, qué es y cómo nos afecta y reflejo mi opinión personal de que vivimos un tiempo perpetuo y que el futuro y el pasado están dentro del presente.
-Sus novelas muestran distintas perspectivas históricas aunque dice que no hace novela histórica.
-Es que, ¿qué es la novela histórica? Se podría escribir mucho sobre esto. Mucha gente considera que lo es cuando se habla de personajes famosos o eventos concretos y ese no es mi caso. No porque no me interese, es que no me he encontrado con ello y sí con otra idea del tiempo, sobre todo en relación con el pasado y el futuro. Eso es lo que más me interesa.
-En esta ocasión nos cuenta la historia de tres mujeres en distintas épocas pero en el mismo espacio. ¿Cómo eligió ese lugar?
- 'El jardín de los espejos' es una reflexión sobre el tiempo, pero también sobre el espacio. Sobre como el espacio puede contener ese tiempo y distintas historias. Todo lugar tiene una historia que contar y eso es importante en la novela porque esas tres mujeres que viven en tiempos distintos, que no se conocen entre sí, tienen algo en común y es el espacio en el que habitan.
-¿Por qué esa zona de los valles pasiegos de Cantabria y no otra?
-Es un valle pasiego y un lugar, que, evidentemente, es ficcionado, pero que se encuentra en esa zona y cerca del río Pas y de Puente Viesgo.
-Las cuevas del Castillo son uno de los escenarios. ¿Que le atrajo de estas cavidades?
-Para mí es un lugar mítico desde que me llevaron a conocerlas de niña. Me produjo una impresión increíble. Tenía muchas ganas de contar algo sobre lo que está ahí dentro. Creo que la gente que no las conoce debe de hacerlo en cuanto pueda porque es cuestión de tiempo que se acaben cerrando al público. Tengo amigos arqueológos que coinciden en que el turismo en este lugar no es sostenible. O al menos no se pueden explotar de la manera que se hace ahora porque van a desaparecer. Están en peligro. Mira lo que pasó en Altamira y lo que está ocurriendo en Francia que están cerrando cuevas al público.
-¿Hay algo suyo en alguna de esas tres mujeres protagonistas?
-Ninguna de esas tres señoras tienen algo que ver conmigo. Ni entre ellas. Lo que pasa es que lo que les ocurre, las situaciones que viven y las personas que conocen cada una en su tiempo son espejos. Por eso tiene ese título. Se van encontrando sin saberlo a través de un efecto mágico en el que el lector puede ver paralelismos. Sus historias son espejos. Es un guiño al lector. Él lo va a percibir, pero ellas no.
-¿Cómo son los hombres que las acompañan?
-Cuido mucho a los personajes masculinos porque nunca son los protagonistas y también tienen ciertos paralelismos entre ellos. Son más abstractos que ellas y están menos apegados a la tierra. Las mujeres de esta novela rebosan carnalidad mientras que ellos intentan ser importantes sin conseguirlo.
-¿Qué ve usted cuando se mira en un espejo?
-Para los que ponemos un espejo hacia los demás, que es lo que al final es la literatura o el cine, es muy complicado volver el espejo hacia nosotros. Desde luego, y aunque está muy de moda, no se me ocurriría hacer autoficción. Me parece más interesante lo que me rodea que yo misma. Quizás eso me venga del cine que es un ojo que mira al lado opuesto al que tú estás. Me siento muy cámara cuando escribo.
-Se siente como una cámara, pero siempre tiene una historia potente que contar.
-Claro, porque siempre hay algo que retratar. En este caso había muchos detonantes y uno de ellos es la recuperación de las mujeres artistas perdidas. Me sorprende que la mujer en la Historia del Arte no aparece hasta el siglo XX. Eso no puede ser. Por eso uno de mis personajes es una pintora y en ella están todas esas mujeres desaparecidas que no pudieron llegar a nuestros libros. Esta novela tiene que ver con las voces de las mujeres del pasado, del presente y del futuro.
-¿Cómo está viviendo estos tiempos del coronavirus?
-Como sabes los escritores siempre estamos confinados (ríe). Veo la literatura como un refugio así que el hecho estar en casa no me ha afectado tanto, pero creo que sí se ha demostrado el poder y el valor de cultura en estos meses, así como la responsabilidad y la generosidad que han tenido todos los que se dedican a este sector a la hora de animar a la gente que estaba en casa. Y ya ves, ahora se han olvidado de ellos. Creo que es el momento de reivindicar que la gente de la cultura somos importantes y que también somos trabajadores esenciales porque sin nosotros la vida es mucho más dura. En este sector hay 700.000 empleos directos, indirectos muchos más, que habitualmente son despreciados por las administraciones.
-¿Por qué la cultura es esencial?
-Porque así se ha demostrado a lo largo de la Historia. Los seres humanos que vivían en las cuevas del Castillo o en Altamira ya pintaban, cantaban y bailaban porque era algo esencial para ellos. A esa gente no les interesaba solo comer, dormir y reproducirse. Si era esencial para ellos, ¿cómo no va a serlo para nosotros? La cultura forma parte de la supervivencia del ser humano. Sin ella muere.
-¿Se ha olvidado ya del cine?
-Que va. El cine siempre está ahí. Llevo cuatro años intentando levantar un proyecto y sigo peleándolo. Las cosas como te digo no están fácil, el cine sin un contrato con una televisión está bien complicado. Pero no me rindo.
-¿Más proyectos?
-Sigo escribiendo y tengo algún proyecto relacionado con el cine.
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