El Willy Wonka «más gamberro y chiflado» aterriza en la Sala Argenta

'Charlie y la Fábrica de Chocolate' es la historia del excéntrico propietario de una fábrica de chocolate, Willy Wonka, que lleva años encerrado alejado del mundo. Tras unos años de aislamiento, decide crear un concurso donde los cinco ganadores pasarán un día entero en su fábrica con él. Reparte cinco billetes de oro en sus tabletas de chocolate que se distribuirán por todo el mundo y los afortunados que las encuentren y sus padres, serán los ganadores de la visita a la fábrica. Uno de ellos es el niño Charlie Bucket. La personalidad del chocolatero le hace protagonista cien por cien del espectáculo que, tal y como han indicado Diges y Alexandre está lleno de efectos especiales, números de magia expresamente creados para este musical, improvisaciones y muchas otras sorpresas, sobre todo en el número final.

«Aunque mucha gente asocia este cuento con el público infantil se trata de un musical que también gusta mucho a los adultos pues está lleno de humor negro, dobles sentidos y guiños hacia ellos», contó el protagonista.

En el imaginario de todos están algunos de los actores que han encarnado anteriormente a este disparatado chocolatero como Gene Wilder o Johnny Depp si bien Diges reconoce que cuando empezó a preparar el papel pensó «¿cómo lo haría Jim Carrey?. Así que al final creo que he robado un poco de todos, sobre todo de Carrey, pero lo he llevado todo a mi terreno. Hago mucho el tonto y hago mucho de mí porque creo que es un papel especialmente pensado para un actor con alma de niño y yo tengo mucho de niño».

El director de la gira quiso hacer hincapié en la producción «la más cara que Letsgo ha sacado de gira», expuso, y es que cuenta con un elenco de 26 artistas, así como más de 30 técnicos «que se encargan de cuidar todos los aspectos de la obra, que busca replicar el formato teatral de Broadway pues la presentamos con todo el brillo que merece la historia».

Una historia que, pese a que se publicó en el año 1964, tiene un mensaje bien vigente según expuso Diges. «Todos conocemos a niños caprichosos que se empeñan en conseguir cualquier cosa a cualquier precio. En esta historia al final el niño más humilde es el que lo logra porque otra de las enseñanzas de este musical está relacionada con la importancia de la educación y de tener bien corazón». La producción que llegará al Palacio en febrero, y cuyas entradas ya están a la venta, mantiene algunas de las canciones de Leslie Bricusse y Anthony Newle escribieron para la película que Mel Stuart dirigió en 1971. Pero a diferencia del cine, el público vivirá la historia casi como si estuviera dentro de esa fábrica en la que la música y las gamberradas no cesan.