Yayoi Kusama, desde 1945 hasta hoy, conectividad radical

La muerte de un nervio; el momento de la regeneración; bomba atómica; almas que subieron volando al cielo; acumulación de letras... Los epígrafes corresponden a creaciones de una artista completa, total, plural y diversa, precursora del pop art, cuyo lenguaje a través del color y las formas plurales y la fidelidad a unas obsesiones, invita a construir una inmersión en el arte y la vida. Yayoi Kusama ha representado su visión a partir de diversos medios, no solo pintura, sino también la escultura, la instalación y la performance. «Me enfrento cada día con el miedo a la muerte, con toda mi energía lo supero y me calmo y lo que encuentro es mi pasión por el arte. La sensación de haber nacido en este mundo regeneró mi vida con una tormenta de creación nueva. Los profundos susurros místicos de la tierra salvan mi vida miserable propensa al suicidio y disipan mi miedo y anhelo de muerte y siempre me han despertado al resplandor glorioso de la vida». Ahora la mayor exposición en España dedicada a la artista ha abierto sus puertas en el Museo Guggenheim Bilbao, a modo de espejo de la innovación, la creatividad y la libertad que han caracterizado siempre a Kusama, a través de una retrospectiva que abarca temas icónicos para la creadora japonesa como la naturaleza o la energía de la vida.

La trayectoria de esta singular artista, una de las más reconocidas cuya obra siempre es demandadas por espacios de todos el mundo, «discurre en paralelo a la convulsión provocada en el siglo XX por los conflictos bélicos, las transformaciones políticas, económicas y sociales y una escena artística en constante cambio». Todas sus obras revelan querencia e interés temático por la psicodelia, especialmente por mostrar patrones repetitivos. Al mismo tiempo, tiene un gran número de libros publicados que van desde novelas surrealistas, poesías y cuentos, siendo su autobiografía, 'Infinity Net', una de ellas.

Desde muy pequeña comenzó a pintar los lunares que hoy la caracterizan como artista. En paralelo, realizaba pinturas en pasteles, óleo y acuarelas. Colores y alucinaciones configuran un universo tan personal como rotundamente reconocible. Formas, colores y tonos integran un magma abrumador, desbordante, hipnótico. Con su creación la percepción de la realidad cambia por completo. Las acumulaciones o los motivos reiterados transforman espacios y objetos, caso de esas «fantásticas habitaciones pobladas de espejos que multiplican hasta el infinito la experiencia del espectador».

Bajo el epígrafe 'Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy', la muestra en Bilbao presenta hasta el otoño un reflejo de los grandes temas y preguntas que han guiado sus exploraciones creativas: 'Infinito, Acumulación, Conectividad radical', 'Lo biocósmico', 'Muerte y La fuerza de la vida'. Pionera en el ambiente contracultural de finales de los 1960, Kusama denuncia las discriminaciones raciales y de género, critica la guerra y el militarismo y llama la atención de los medios con sus happenings públicos. El interés de Kusama por la naturaleza es al mismo tiempo «místico y literal».

Artista integral, su creación está marcada por el sufrimiento, ya que sufrió abuso por parte de su madre cuando era niña, además de tener una mente a menudo obsesiva. En 1977 tomó la decisión voluntaria de internarse en un hospital psiquiátrico donde vive actualmente. Allí, encontró un remedio excelente donde su trabajo alcanzó una pureza magistral. Precisamente el Guggeneheim acoge las alegres y coloridas obras de su reciente serie 'Mi alma eterna' (2009-2021), que ahondan en la idea y el compromiso de Kusama de transformar su sufrimiento en arte «para la sanación de toda la humanidad».No obstante, desde los primeros dibujos que realizó siendo una adolescente durante la Segunda Guerra Mundial hasta sus obras inmersivas más recientes, la retrospectiva reúne una selección de doscientas pinturas, esculturas, performances, imágenes en movimiento, instalaciones de grandes dimensiones y material de archivo.

Inspiración para la moda más exclusiva, la creación de la artista es icono reclamado fuera de los museos como revela su colaboración con Louis Vuitton. Entrar en el mundo de Kusama (1929) es asistir a una extraña pero atractiva estancia de lunares, habitaciones infinitas, autorretratos, oscuras referencias a la muerte y coloristas al triunfo de la vida. Una artista influyente que sigue viviendo en la actualidad en el centro psiquiátrico, del que solo salía hasta la pandemia para desplazarse a su taller a realizar sus obras, según los comisarios de la muestra. La creadora nonagenaria mantiene su actividad. Para la muestra en Bilbao envió un texto en el que apunta que «en este mundo caótico, usaría todo el poder del arte para expresar totalmente el deseo de paz y la magnificencia de la humanidad». «Corazones ardiendo con amor rojo fuego, eterno e inagotable. Oremos juntos por el amor», sostiene. El arte siempre ha sido una cuestión de supervivencia para Kusama: «Oh, tiempo. Detente todavía un momento. Tengo mucho más trabajo que hacer. Hay tantas cosas que quiero expresar».

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