Cómo zarandear el thriller
Estreno en Netflix ·
En su absurdo trasfondo fluye el humor, el desnudo emocional de sus personajes y esa sombra de muerte y de nihilismo agudo y melancólicoSecciones
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Estreno en Netflix ·
En su absurdo trasfondo fluye el humor, el desnudo emocional de sus personajes y esa sombra de muerte y de nihilismo agudo y melancólicoSu fe en sí misma es inquebrantable. Porque esta ficción-disección de un día en la oficina de una espía es tan juguetona como epatante. Su guion es demencial. A veces simplemente malo. Su vocación de thriller estira tanto la cuerda que parece a punto ... de romperse por todas partes. Y las situaciones y estratos de una red de conspiraciones de campeonato global rozan la incredulidad efervescente. Y, sin embargo, a 'Palomas negras' se le consiente casi todo en esos seis episodios de casi una hora que juegan con el ritmo y la rima de una filtradora profesional de secretos y documentos a la sombra de su marido político. El tour de force, la corriente alterna y el giro continuo de las criaturas y sus representaciones, incluyendo un baile de saltos en el tiempo, dotan a la miniserie de Alex Gabassi de un extraño aura y encanto.
País Reino Unido
Año 2024
Dirección Alex Gabassi
Guion Joe Barton
Reparto Keira Knightley, Ben Whishaw, Sarah Lancashire, Lee Byford
Género Thriller
Es británica por todos sus costados y costuras y lúdica y adictiva hasta destilar un cierto aroma de celebración en el engaño y en la impostura. Tal es así, que la serie gana en personalidad cuanto más ahonda en su delirante sucesión de asesinatos, pliegues, idas y vueltas entre personajes (todos excelentes intérpretes entregados al juego) que parecen estar buscando su identidad ajenos a la trama. Es ese desprendimiento el que zarandea al espectador al combinar una violencia sin veladuras, pero que acaba solapada por esa soledad errante, de inadaptados, que arrastran la mayor parte de los protagonistas. 'Palomas Negras' es elegante, deja abiertos muchos y constantes duelos desde los diálogos a las escenas de acción, discurre por una cuerda floja cada vez más frágil, ajena a la realidad, y crece como espectáculo tenso, de sonidos y ruidos impactantes, sin recrearse.
Hasta el punto que escenas como la del siempre espléndido Ben Whishaw casi portando a su amante a la espalda mientras asesina todo lo que sale a su paso, o muchas de las situaciones familiares que Keira Knightley convierte en fogonazos de asombro, alumbran escenas magistrales. A eso hay que sumar la presencia de la excelente Sarah Lancashire (Happy Valley) que, allá donde pisa, abona un rastro de empatía. De Londres al cielo, entre intrigas, sospechas y enredos tontorrones que, no obstante, van sembrando la historia de los factores justos para edificar un entretenimiento implacable. En su absurdo trasfondo fluye el humor, el desnudo emocional de sus personajes y esa sombra de muerte y de nihilismo agudo y melancólico.
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