Aire nuevo para el tenis

La idea de tres jóvenes monitores de 27 años: Adrián Mouga, Andrés Cano y Nacho Buen, alumbró hace un año el Club Deportivo Junior Sport en el Club de Tenis Feygon. «Nos dimos cuenta de que había una demanda de unos diez chavales de entre 14 y 20 años que querían jugar pero no tenían donde», detalla Mouga, actual número 5 del ranking cántabro y 500 de España, porque se mantiene en plena competición. «Es importante que el monitor esté metido en el circuito, que siga manteniendo la ambición por ser mejor y que disfrute de enseñar a los niños. Creo que en Cantabria hace falta un poco eso, más motivación e implicación de los monitores, más trabajo y ganas para hacer cosas nuevas», recalca uno de los artífices del equipo.

Ahora cuentan en la escuela con más de 150 alumnos de todas las edades. Hay tres equipos de cadetes, dos infantiles, de chicos y de chicas, tres de alevines, e incluso se han animado con los veteranos. «Hay gente de más de 45 años que ha empezado a jugar tarde pero que está metiendo muchas horas y tiene ganas de competir», recalcan los técnicos. Dependiendo de cual sea su motivación los entrenamientos se enfocarán hacia una vía u otra. «Con los más pequeños trabajamos mucho la coordinación y el enfoque oculomanual, que es esencial para empezar a jugar. Según van avanzando nos adentramos en la táctica y al final, en la parte sicológica, crucial para enfrentar la competición. Pero solo se trata con quien entra en el circuito de encuentros», recalcan los entrenadores.

Enseñanza integral

Cualquiera de ellos tres acompaña a los chavales en cada viaje a otros clubes de España. «No sucede así en todas partes. Normalmente los jugadores viajan solos pero creemos que nosotros debemos estar ahí para trabajar con ellos. Es muy importante hacer labores de coaching, especialmente cuando se puede, cuando compiten por equipos y es legal dar instrucciones», aclaran.

A esa actitud en la instrucción se le ha juntado la estrategia de márketing del club, que ha sabido rebajar los precios de la matrícula hasta hacerlos atractivos para todo el mundo. «El club está en un lugar privilegiado para atraer jugadores, pero teníamos claro que necesitábamos reducir el coste de la matrícula porque ahora los tiempos están difíciles y el mero hecho de comprar una raqueta y una equipación ya convierte al tenis en un deporte algo caro. Creemos que hemos acertado porque hemos alcanzado una cifra de gente apuntada que responde a lo que queríamos, aunque aún buscaremos crecer más».

Para ello hará falta mejorar las instalaciones. Cubrir las pistas ya existentes y con el tiempo quizá trasladarse a otros espacios. «Por ahora cuando llueve tenemos que suspender los entrenamientos, pero muchas veces nos trasladamos a La Albericia para no perder los días».

Es el único club de tenis cántabro que ha logrado patrocinio para sufragar los gastos de la equipación. «Fue un trabajo que ha dado sus frutos porque los niños apenas han tenido que comprar la equipación», recalcan los jóvenes técnicos que desde un primer momento han planteado la experiencia como una dedicación profesional exclusiva.

Profesionalismo

«Creo que es la única manera de tomarlo realmente en serio, de pensar continuamente en mejorar y en innovar», explica Moura. Con solo un año en el circuito de competición, han empezado por la segunda división, donde han cosechado ya varios éxitos, como el campeonato de liga infantil. Ahora el objetivo es cubrir las pistas, algo necesario si su objetivo es competir en primera división.

En verano las actividades complementarias sirven para mantener la actividad deportiva. Un torneo de raquetas de madera, con disfraces, convierte a la pista de hierba que tiene el club en lo más parecido a Wimbledon. «Es muy bonito porque los chavales vienen disfrazados de los grandes campeones del pasado».