Unas 600 personas, en la Marcha de la Mujer organizada por El Diario Montañés

La lluvia no impidió que la Marcha de la Mujer de Santander celebrara su quinta edición, como es habitual el primer domingo. Cerca de 600 personas, casi tantas como se habían inscrito a pesar del mal tiempo, recorrieron el centro de la ciudad en una convocatoria no competitiva destinada a la concienciación, las familias y grupos de amistades, y de paso, a recaudar fondos contra los malos tratos.

A las once de la mañana la alcaldesa de Santander, Gema Igual, dio la salida a un recorrido de cuatro kilómetros y medio por la fachada marítima de Santander en el que no se tomaban tiempos. Como en todas estas citas, destinada a disfrutar de la marcha y el ejercicio, aunque también como es habitual con un puñado de atletas buscando un buen registro. Para ello tenían que llevar su propio cronómetro. No es que la clasificación y las marcas fueran lo de menos; es que sencillamente no había.

En un recorrido preparado para todos los público, incluidos carritos de bebé y mascotas, el pelotón tomó la salida unido, pero poco a poco se fue dispersando; cada cual a su ritmo, aunque sin demasiada calma, porque hacia las once y cuarto de la mañana comenzó a arreciar la lluvia. Falta alarma, porque poco después el tiempo volvía a dar una tregua, pero también una forma de añadir una pequeña dificultad a la cita que tampoco fue a mayores.

Cuando comenzaron a llegar los participantes lo hicieron de forma muy escalonada. Al principio, quienes habían decidido marcarse un buen ritmo. Después, los grupos de familias, amistades; los más jóvenes y los más mayores entre una nómina de participantes muy equilibrada. No solo mujeres, sino también hombres de todas las edades. A la cola, a quienes les volvió a sorprender la lluvia, que volvió a arreciar poco antes de las doce. Quienes se habían impuesto un ritmo alto se salvaron. El resto tuvo que abandonar o capear el tramo final bajo el chaparrón.

Organizada por El Diario Montañés y la Peña Sprint de Alberto Nava, la marcha pedestre, que no afectó al tráfico de la ciudad, recorrió Puertochico y la fachada sur antes de completar un circuito de cuatro kilómetros y medios con meta en el mismo punto de partida: la Plaza de Farolas, junto al Centro Botín.

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