Attaoui entra en la historia del atletismo

Pero el estado de forma del torrelaveguense –además es subcampeón de Europa– es, sencillamente insultante. Y ayer, en el estadio Luis II de Mónaco, una de las catedrales del atletismo mundial, el cántabro armó un taco y de los gordos. Porque en el mítin que en el Principado se celebra cada año englobado en la Liga de Diamante, esa competición que reúne a los mejores atletas del mundo, Attaoui hizo historia en el atletismo español. El torrelaveguense fue segundo en meta, tras el argelino Djamel Sedjati, pero su tiempo fue sideral. 1.42.04. Una marca que sirve para pulverizar el récord de España que Saúl Ordóñez tenía desde 2018, un tiempo de 1.43.65. Y no solo eso. El crono de Attaoui, que no solo supone bajar por primera vez para un atleta español de la barrera del 1.43, sino que se acerca peligrosamente a la del 1.41, es la novena mejor marca... de todos los tiempos. Mohamed Attaoui es ya uno de los diez mejores atletas de la historia en los 800 metros. En lo personal, Attaoui le ha metido un 'viaje' de dos segundos y 31 centésimas a su mejor marca. En una prueba de los 800 metros, una auténtica barbaridad. Quien ganó, el argelino Sedjati, lógicamente ha escalado mucho en el escalafón del '8'. Su crono en Mónaco, 1.41.46, además de ser la mejor marca mundial del año le sitúa como el tercero de todos los tiempos, ya cerca del 1.41.11 que logró el danés Wilson Kipketer en un ya lejano 1997. En la cima, aún permanece inabordable el registro del keniano David Rudisha. El único ser humano que ha bajado de la barrera de los 1.41. Su tiempo de 1.40.91 además fue en el mejor escenario posible. Sirvió para ganar la final olímpica de Londres 2012.

Once atletas tomaban la salida en los 800 del mítin monegasco. El galo Ludovic Le Meur hacía funciones de liebre. Y su paso por los 400 metros fue ligero. En 49 segundos y poco. Por entonces, el torrelaveguense viajaba a cola de grupo, fiel a su estrategia que tan grandes resultados le ha dado últimamente. En la carrera, galgos del calibre del canadiense Marco Arop, campeón en el pasado Mundial al aire libre de Budapest –en el que también estuvo el cántabro– o el galo Gabriel Tual, el único que pudo doblegar a Attaoui en el pasado Europeo de Roma.

Al toque de campana, Mohamed Attaoui empezó a moverse. Justo sobre la misma línea de meta. Y empezó a remontar posiciones por la calle dos. Por contrameta, ya se situaba en el centro de un grupo que viajaba a ritmo rápido, pero en el que nadie se aventuraba a lanzar un ataque demoledor. El torrelaveguense se pegó a la rueda de Tual, en recuerdo de ese duelo en el Olímpico de Roma. Pero ya en la curva para enfilar la recta de meta, apareció la figura del argelino Djamel Sedjati. Y Attaoui empezó, en la recta de llegada, a 'surfear' para encontrar el mejor sitio. Primero por fuera, luego por dentro. In extremis logró rebasar a Tual para entrar segundo en meta. El torrelaveguense, como todo buen atleta, sabía que el ritmo al que se había corrido había sido ligero y que su crono era más que bueno. Así, que tras pasar la línea de meta, se llevó las manos a la cabeza. Era perfectamente consciente de que su marca había sido un tiempazo. Con Sedjati postrado sobre el tartán del Luis II a modo de plegaria para agradecer el tercer mejor tiempo de la historia, apareció un torrelaveguense que era el atleta más feliz de los once que habían participado. Porque a esa carrera en Mónaco llegaba –a excepción de la liebre Le Meur– como el participante con peor marca y salió de ella como el noveno mejor atleta de toda la historia. Y eso, en una prueba del calibre de los 800 metros, es decir muchísimo.

En esa entrevista tras ganar el Campeonato de España, Attaoui se marcaba como objetivo en los Juegos llegar a la final. Pero lo de ayer en Mónaco, en buena lógica, cambia el guion. Ojo a un torrelaveguense que no tiene freno y que aún a sus 22 años, ya es de los mejores de la historia.