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Apenas tuvo unos segundos de respiro. Los justos para sentarse en un pequeño escalón, abrir una lata de bebida isotónica para recuperar, y apurar algún trago. Al punto, las peticiones de fotos. Porque no todos los días se tiene en un pequeño pueblo de Cantabria, ... Ajo -aunque con una carrera por la que han pasado nombres sagrados del atletismo- a una estrella de nivel mundial. Mohamed Katir (Alcazarquivir, Marruecos, 1998), empezó a atender al momento todas las peticiones. Hasta un chiquitín que andaba por allí se llevó su dorsal. Bien hará el pequeño en guardarlo y presumir algún día de que una leyenda del atletismo le dio su dorsal la primera vez que visitó Ajo. Porque Mo Katir, en España desde los cinco años y en la actualidad afincado en Mula (Murcia) va para una estrella que puede hacer palidecer al resto. En este 2022, ya ha firmado un bronce mundialista en 1.500 metros y una plata europea en los 5.000. En el 'milqui', la distancia que prefiere, su mejor marca suena casi a marcianada. 3.28.76. La décima mejor de todos los tiempos. La frontera de esos 3.26.00 que estableció el marroquí Hicham El Gerrouj en un ya lejano 1998 ya se vislumbra a lo lejos. Si el presente de Mohamed Katir es brillante, el futuro pinta a leyenda de este deporte
-¿Cómo ha visto la carrera?
-Bien. Hacía muchísimo viento. Pero como estoy preparando cross, la verdad que seis kilómetros no ha sido nada difícil. Me viene bien. Con la cuesta abajo, luego subir con viento... Costaba un poco.
-¿Es su primera vez en Cantabria?
-Sí, y me ha encantado. Sólo he visto Ajo, pero se lo he dicho a mi chica. Es una pasada. Es un pueblo, pero muy moderno. Me ha encantado.
-Ha firmado un 2022 de ensueño. Bronce en el Mundial en 1.500, plata en el Europeo en 5.000...
-Sí. Mi objetivo era pillar una medalla en el Mundial y en el Europeo y lo he conseguido. Ha sido una pasada. Ya 2021 fue una locura y 2022 ha sido para rematarlo.
-¿Esperaba que fuese un año tan bueno?
-Sí, porque el trabajo que tenía, la exigencia conmigo mismo... Yo esperaba que podía hacer algo bueno.
-¿1.500 o 5.000. Qué le gusta más?
-Los 1.500... (sonríe).
-Tiene usted una marca en 1.500 de 3.28.76. ¿Se roza el límite como atleta a ese ritmo?
-Es que bajar de 3.30 para mí ya es inhumano. Y encima bajar de ese umbral dos veces, 3.29, 3.28... Es una locura. Pero para estar con Jakob Ingebrigtsen o los africanos... Hay que correr en esas marcas. Si no, es imposible ganarles.
-Para 2023, ¿qué objetivos tiene?.
-El principal es el Mundial. Es en Budapest, entre el 19 y el 27 de agosto. A ver si llego bien. No sé qué haré, si 1.500 o 5.000. A ver qué dice el entrenador, dónde vamos a estar.
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Marco García Vidart
-París 2024 no está lejos. Y llegará en un momento perfecto en su carrera deportiva...
-Yo hasta que no llegue 2024, en mi mente no hay Juegos Olímpicos aún. Sólo la competición más inmediata.
-¿Cómo es un día de entrenamiento de Mo Katir?
-A mí me gusta muchísima tranquilidad. Despertarme a las siete. Luego hago mi primer rodaje, de unos 13 kilómetros, y posteriormente a desayunar. Y ya por la tarde a meter entrenamiento intensivo, las series de velocidad. En total, al día hago 23 o 24 kilómetros, que para un mediofondista está bien (risas).
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