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i. Barcia
Sábado, 12 de octubre 2019, 12:00
Al segundo intento, Eliud Kipchoge ya tiene lo que buscaba. Es a la vez el plusmarquista mundial de maratón con 2.01.43, y desde este sábado, el primer atleta que rompe la legendaria y hasta hoy inalcanzable barrera de las dos horas. ... El keniano de 34 años ha corrido los 42,195 kilómetros en 1 hora, 59 minutos y 40 segundos, dentro del experimento de Ineos donde se han puesto todas las ventajas tecnológicas y humanas para que fuera posible tal hazaña. Si en el intento de hace dos años en Monza se quedó a 25 segundos de conseguirlo, esta mañana el el Prater de Viena se han dado todas las condiciones necesarias para que Kipchoge haya logrado algo histórico. Y pese a no tener valor testimonial como récord del mundo, puesto que su intento no estaba homologado por la IAAF al pervertirse unas cuantas reglas, el keniano ha logrado lo que en la víspera comparó con «poner un pie por vez primera en la luna».
HISTORY! pic.twitter.com/qjLfofhL5s
Eliud Kipchoge (@EliudKipchoge) October 12, 2019
Kipchoge llevaba preparando el reto desde abril. Ineos había tomado el testigo del Breaking 2 de Nike de hace dos años, y había estudiado hasta el mínimo detalle el lugar, la fecha, las condiciones ideales, el modo de hacerlo... Todo estaba preparado para que en Viena se lograra algo que nunca un atleta había conseguido. Se eligieron a 41 fondistas de primerísima fila para que por turnos acompañaran al keniano en su esfuerzo, marcándole el ritmo y protegiéndole en todo momento, mientras un coche por delante también marcaba el ritmo, los tiempos, y un laser colocaba a los corredores para que no se salieran de la marca a seguir. Para bajar de las dos horas, todos ellos han debido correr a un ritmo de 2,50 el kilómetro, una barbaridad solo al alcance de las piernas de Kipchoge, plusmarquista mundial y sobre todo el fondista más regular, más seguro sobre la mítica distancia. Por eso fue él el elegido, por su seguridad a la hora de afrontar los maratones.
Días atrás se resolvió la duda, el día ideal para afrontar el reto era él sábado. Era el día donde las condiciones meteorológicas marcaban que podía hacerse el experimento con mejores garantías. Y ayer se supo la hora de salida. A las 8,15, el keniano ha arrancado el reto por el circuito del Prater de Viena, una larga recta de 4,3 kilómetros con dos enormes rotondas en los extremos para que no se perdiera ni una décima en mantener un ritmo constante. El público se ha agolpado en ambos márgenes para ver como el keniano ha mantenido desde la salida un gesto imperturbable, concentración total, mientras sus compañeros se encargaban de guiarle. A una velocidad de 22,1 kilómetros por hora, el coche 'abrecarrera' ha ido pasando los minutos mientras el crono apenas ha mostrado variaciones sobre el ritmo. Si un kilómetro se perdía algún segundo, rapidamente se compensaba con otro un poco más rápido. Con una renta de diez-doce segundos sobre el registro deseado, Kipchoge ha afrontad los últimos kilómetros totalmente convencido de que la barrera de las dos horas iba a caer. Su media sonrisa a partir del 40 así lo ha delatado. Y el último kilómetro ha sido un paseo triunfal. Las liebres se han apartado a falta de 500 metros, y Kipchoge ha señalado en repetidas ocasiones al crono, ese que ha marcado 1,59.40 tras el maratón.
Tras recibir las felicitaciones de todos los componentes del proyecto Ineos 1,59, Kipchoge ha explicado que «es un momento muy importante en la historia del deporte. Han pasado 65 años desde que el ser humano rompiera la primera barrera (Roger Bannister, cuando bajó de los cuatro minutos en la milla), y era el momento de repetirlo. Estoy feliz por haber sido el primer humano en bajar de las dos horas. El ser humano no tiene límites. Espero no ser el único en conseguirlo».
Su exhibición no tendrá reflejo en los registros oficiales, puesto que no deja de ser una carrera artificial, con muchos parámetros modificados para que jugaran en su favor. Era una carrera no oficial, ni controlada ni organizada por la IAAF, no había al menos tres competidores que busque la victoria en la prueba, el recorrido no estaba certificado por un organismo oficial, no había control antidopaje (obligatorio para que un récord se homologue), tuvo el coche siempre delante para que le marcara el rirmo y 41 liebres que han entrado y salido de la carrera para marcarle también el ritmo a seguir.
Si a esto añadimos el respaldo económico de Ineos y la apuesta de Nike con sus zapatillas Vaporfly, que desde su salida han demostrado que ofrecen mayor amortuguación y un efecto muelle fundamental en la mejora de las marcas, tenemos como resultado una marca, pero también una corte de detractores, que han criticado que se hayan adelantado los plazos naturales de las marcas del maratón para buscar la barrera de las dos horas. Aún así, todo el mundo ha hablado esta mañana de la marca de Kipchoge, y sin duda, es lo que se buscaba. Protagonismo y espectáculo a través del atletismo y de uno de los referentes máximos de este deporte para romper barreras, o mejor dicho, la gran barrera.
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