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Su voz suena cansada. Por los varios días de estancia con la selección española en Innsbruck-Stubai (Austria), donde se ha celebrado el Mundial de trail. Por el madrugón del domingo para regresar a España... Y por la carrera del sábado. «Corta, agónica y explosiva». ... Marcos Villamuera (Los Corrales de Buelna, 2004) está cansado. Pero también contento. De Austria regresa con una medalla de bronce, conseguida en la clasificación por equipos en la prueba clásica júnior. Esa carrera corta, agónica y explosiva. De apenas 7,5 kilómetros. Pero de tanta exigencia que el cántabro ya no hará más. «Esta ha sido la última».
Villamuera afrontaba en Austria su segunda participación mundialista. Y estas carreras del formato clásico no terminan de entusiasmarle. «Son con mucho asfalto. Es una carrera muy corta en la que se suelen hacer dos vueltas a un circuito». En Innsbruck, había «una subida de 2,4 kilómetros, kilómetro y medio de sendero, una bajada de dos kilómetros... En total, unos cuatro kilómetros de asfalto». La subida era imponente. «Muy dura. El mínimo era del 20%». Pero eso venía bien al equipo español. Jan Torrella –quinto–, el propio Marcos –undécimo– y Marcos López, decimosexto, cerraban la puntuación para España. Lo cerca que estuvieron parecía que indicaba una estrategia de correr agrupados. «Pero no se piensa en eso». Al cántabro le pasó «todo el mundo» en la salida, señala entre risas. Pero confiaba en la subida. «Nosotros éramos de los mejores. Es en la subida donde se marcan las diferencias». En ella empezó a pasar gente. Pero el esfuerzo fue tan grande que tuvo que contemporizar para guardar fuerzas para la bajada. Al final España fue tercera, tras Suiza y Francia.
Villamuera, en su último año como júnior, compagina el atletismo con sus estudios de ingeniería industrial. «Ganarse la vida con el trail es complicado, pero ya empieza a haber gente que gana dinero». En el atletismo desde «los 10 o 12 años», la afición al monte le venía de familia. «En el atletismo también tuve mi momento de pista y cross, pero desde hace tres o cuatro años solo hago carreras de montaña y esquí de travesía».
Tras la de Innsbruck, el corraliego ha decidido que esta 'clásica' ha sido la última. «Las siguientes serán carreras de entre 15 y 25 kilómetros». Aún es pronto para plantearse distancias más largas, como los 87 kilómetros que han corrido en este Mundial otros dos cántabros, Borja Fernández y Azara García. «El salto de distancia es bastante progresivo. He hecho algún entrenamiento largo, pero no carreras tan largas».
Las próximas citas del cántabro son en los Dolomitas italianos y en Chamonix, en los Alpes franceses. Para un aficionado a la montaña, este deporte le permite conocer parajes de ensueño. «En Innsbruck hemos estado en un hotel enclavado en un valle precioso, pero dijimos que cuando acabásemos de correr íbamos a ir a un pico». Esta zona de Austria y Chamonix son, por el momento, «las que más me gustan». Y entre sus parajes a conocer le gustaría «la Patagonia o el monte Fuji, en Japón. O una isla como Madeira». En Cantabria, los montes que rodean Los Corrales, Campoo o los Picos de Europa son las zonas que ven entrenar a uno de los atletas más prometedores del trail español y que ya tiene toda una medalla de bronce mundial en su palmarés.
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