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Hay un enano cabrón en el hombro izquierdo...». Carlos Tobalina Aspírez (Castro Urdiales, 1985) habla de él sin reservas y con la sonrisa y el buen humor que siempre acompañan al castreño. Como si le viniese bien charlar. A ver si se olvida de él de una puñetera vez. Un mini Carlos Tobalina burlón, ácido, destructivo. «Y me dice: 'la vas a cagar', o 'no te flipes»... Sobre todo antes de las grandes competiciones internacionales. Por si fuese poco que el lanzamiento de peso, de un tiempo a esta parte, está en el nivel más alto de su historia. El enano del hombro izquierdo contra la imponente humanidad -1,86 metros de altura y 137 kilos de peso- del lanzador castreño. Una guerra que acumula ya muchas batallas. Demasiadas.
Ese enano se alimenta de presión. De las ganas de hacerlo bien. Y de las vicisitudes por las que pasan muchos atletas españoles. «Es que mientras que para mis rivales esos campeonatos son uno más, para mí significan becas, seguir un año más...», relata el lanzador castreño. «Y también está la crítica, que la gente te puntúe y te eche en cara que estás ahí con dinero público. Entrenas bien, compites bien en otras pruebas, pero llega ese campeonato importante y la gente me juzga por ese campeonato. Y luego están los que lo hacen por maldad». Alimento para el pequeño monstruo barbudo del hombro izquierdo que crea su cabeza. «Mi mayor virtud y mi mayor defecto. Esa cabeza que tengo... Sé cómo soy», comenta Tobalina con esa sonrisa que suena a terapéutica. «Al principio, cuando era más joven, lanzaba sin presión. Pero ya cuando te asientas sobre los 20 metros...»
La estadística de World Athletics, la Federación Internacional de Atletismo, dice que el mejor tiro de Carlos en un gran campeonato (Europeo al aire libre, Mundial o Juegos Olímpicos), son los 20.16 que lanzó en la calificación del Europeo de Ámsterdam, un 9 de julio de 2016, para entrar a la final. Ahí el enemigo íntimo del castreño no apareció, ya que fue su mejor registro de ese año. Pero en otros Europeos, Mundiales o en los Juegos -Río 2016 es su única participación olímpica-, los tiros del castreño han quedado lejos de sus registros. Su mejor marca personal son los 20.57 metros que logró en la Copa de Europa de lanzamientos, un 12 de marzo de 2017 en Las Palmas. Y la de este año, los 20.37 del pasado 19 de junio en León, donde lleva en su Centro de Alto Rendimiento ya muchos años. Ahí, el psicólogo trabaja con esa cabeza igual que sus entrenadores le guían en el gimnasio o en el círculo de lanzamientos.
El caso es que cuando el castreño salta a la pista «me olvido de ese enano. Yo cuando compito, disfruto», reconoce. Pero su 'trabajo' ya lo ha hecho. «Cuando hay que hacer una marca mínima, una planificación anterior... A los lanzadores nos cuesta llegar a las competiciones».
La esperanza para Tobalina es que ese enemigo íntimo no aparezca. Como ocurrió en el pasado Mundial de Eugene (Estados Unidos). Ahí, en una de las calificaciones más asequibles de los últimos tiempos, se entró con 20.24. Y Tobalina lanzó 19.70. Pero ahí falló, en algo que forma parte del deporte, el castreño. «En el calentamiento, sin cambio de pierna, ya hice un tiro de 19.70. Me dije que en la competición, con cambio, iba a hacer 20.50. Pero pasaron los minutos y me quedé frío. Fue un error mío, de cálculo. No de cabeza. Perdí tensión».
El próximo lunes, a las diez de la mañana, los lanzadores de peso inauguran el Campeonato de Europa que se celebra en la ciudad alemana de Múnich. El punto y seguido «al año sin parar» que lleva el castreño. Su positividad le lleva a pensar que puede «estar por encima de los 20 metros y entrar en la final». Si lo consigue, apenas tendrá unas horas para descansar, porque ese lunes, a las 20.58 horas, está previsto que comience la final de peso. «Lo tienen hecho así», reconoce resignado con la programación de un concurso igual o muy parecida a la de otros campeonatos en los que los lanzadores de peso nunca tienen un horario favorable.
Después del Europeo «a descansar, que ya toca. Aunque sea un par de semanas». Desde septiembre, Carlos Tobalina empezará a preparar la próxima campaña. En el horizonte, esos Juegos Olímpicos de París en 2024 que ya no están tan lejos. Pero a sus 37 años, el castreño mira incluso más allá. «Es que llevo nueve temporadas lanzando más de 20 metros. Manolo Martínez lo hizo en once. Y quiero igualarle e incluso superarle», reconoce con otra sonrisa. A la vez, Tobalina ya se imagina una vida en la que no sea atleta. «Iré donde haya trabajo. Donde sea. No se me van a caer los anillos. Me gustaría seguir vinculado al deporte. Y si es al atletismo, que me encanta...». Antes de todo eso toca viajar a Múnich. La idea de disfrutar en la calificación, soltar el brazo, entrar en la final y en seis lanzamientos acercarse a su mejor marca del año o de siempre, es más que bonita. «Ojalá», apunta Carlos Tobalina. Será la prueba de que ese enano se ha quedado muy lejos y no se ha instalado en el hombro izquierdo de un gigante de Castro Urdiales.
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