«Esa medalla no es una recompensa, sino el fruto de un trabajo honesto»

-Oficialmente, ya tiene un bronce olímpico, además de la plata en el Mundial de 2013...

-Totalmente oficial. Y justo el que se haya hecho justicia, aunque hayan pasado tantos años. Sales de un estadio con la sensación de decepción, aunque hayas hecho un magnífico cuarto puesto. Y te das cuenta de que ese campeonato no era verdad. Una persona que no ganaba y que de golpe salta 2,03... Sales un poco decepcionada. Pero llegó por fin la resolución.

-En aquellos años, ¿pensó que alguna de sus rivales caería tarde o temprano?

-Totalmente. Además, Shkolina desapareció en 2013, después de ser campeona del mundo. No sabía cuándo iba a caer -el cómo sí-. Pero mucho han tardado.

-¿Qué siente? Porque hay deportistas a los que estos triunfos en diferido no les hacen ilusión...

-Pues yo estoy muy feliz. El miércoles me decían que si era una recompensa. Yo digo que es una medalla fruto del trabajo honesto, verdadero, del pico y la pala. De lesionarte y seguir adelante. Estoy enormemente feliz porque es nuestra. Quiero recogerla y de un modo muy especial. No sé cuándo será, pero sé que la recogeré con Ramón Torralbo. Hablo de la medalla olímpica. La de plata del Mundial de Moscú no sé cómo va a llegar. Y como no son tiempos de grandes cosas, se quedará en la intimidad. Pero la medalla olímpica es algo que siempre soñé. Lo más seguro es que la recoja en la sede del Comité Olímpico Español.

-¿Qué hace ahora Ruth Beitia?

-En la Española de Atletismo, trabajo en relaciones institucionales, exteriores y protocolo. Y a veces viajo con la selección absoluta como jefa de equipo. También trabajo en la Universidad Europea del Atlántico, en la que doy clases de atletismo y educación física. Sigo en el Go Fit Athletics, doy charlas y conferencias, estoy volcada con fundaciones que trabajan con personas con discapacidad... Me dice mi gente que me ven menos que antes (risas). Me apasiona trabajar. Muy contenta de seguir ampliando mis horizontes.

-Y va a hacer de modelo...

-Sí, este fin de semana desfilo para Ángel Schlesser en la Madrid Fashion Week. Me ha vestido para las galas durante muchos años y me ha dado esta oportunidad.

-¿Echa de menos el deporte de alto nivel?

-No. Sería muy egoísta por mi parte. Cuando entro en una pista de atletismo sí tengo maripositas... Pero sería egoísta echarlo de menos. He conseguido todos mis sueños. Tuve una segunda oportunidad y lo disfruté mucho. Lo demás hubiese sido alargarlo demasiado.

-¿Dejó alguna secuela física el atletismo de élite? ¿Qué le duele?

-Muchas (risas). Aunque hago ejercicio a diario. Pero hay dolores de espalda, de articulaciones... Aunque volvería a repetir todo.

-Habrá cogido algún kilo...

-¡He engordado diez kilos! (más risas). Pero están muy bien repartidos.

-¿Y no tiene el gusanillo de ir al módulo cubierto y pegar unos brincos?

-Cuando hago prácticas con mis alumnos, me piden que salte. Y digo que no. Puedo hacer alguna tijera, algún rodillo ventral. Pero salto fosbury, no. ¡Ahora la gravedad me ha absorbido totalmente. No podría saltar ni 1.50!

-¿Cómo ve el atletismo español?

-Espectacular. Hay una nueva generación muy importante. Igual no de medallistas olímpicos. Pero a nivel europeo hay resultados muy buenos. Incluso yo no descarto alguna sorpresa agradable en los Juegos. Además, es gente muy preparada, con un alto porcentaje que estudia en la universidad.

-En el último Nacional en pista cubierta, el oro en altura femenina se gana con 1.81. Ahí parece que no hay relevo...

-Y además las punteras, Saleta Fernández y Cristina Ferrando, estaban lesionadas. Creo que perdieron algo de motivación cuando me fui. Tengo ganas de ver cómo me quitan los récords. Sería bueno para la salud del atletismo español.

-¿Y por qué tarda en salir alguien que se acerque a usted? En otros concursos hay atletas españolas que ya brillan a nivel internacional. ¿Atrae la altura menos que otras disciplinas?

-No, para nada. Hay muchas saltadoras de altura, muchas niñas que quieren ser como Ruth Beitia. Pero el deporte es ingrato. Me 'asusta' cuando Ramón dice que yo no he sido su mejor deportista, pero sí la más completa. Quizá, más que en lo físico, va por el carácter que puedas desarrollar. Ojalá que ya haya nacido una niña que sea como Ruth Beitia. Porque la podría ver.

-¿Sigue el concurso de altura a nivel internacional?

-Sííííí. Me maravilla la ucraniana Yaroslava Mahuchikh. No tiene ni 20 años. Y ya saltó 2,04 con 18.

-Otra joven al poder, como Duplantis, Ingebrigtsen...

-Tiene que ser así. Es selección natural. Cuando se retiró Usain Bolt, el atletismo quedó huérfano de estrellas. Hoy en día, todo es más grande con la información que hay, con las redes sociales... Lo importante es que mantengan ese talento en el tiempo.

-¿Se ve algún día como entrenadora de atletismo?

-No. De aquel 50% se jubiló la atleta y el entrenador continúa. Lo que he aprendido lo puedo transmitir en otros ámbitos. Pero en el tartán, no. Es complicado controlar lo que pilota en la cabeza de las personas.