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Es muy bonita. ¡Y pesa!». Isabel Diego (San Román de Cayón, 2009) se ha hecho a sí misma un regalo de cumpleaños anticipado. Mañana lunes, ... 11 de marzo, cumple 15 años. Su presente cuelga de su cuello en forma de medalla de plata. Subcampeona de España sub-16 de salto de altura en el último Nacional de pista cubierta en Valencia. Su primera medalla en un Campeonato de España, al saltar 1.58. Se la ve feliz y orgullosa porque todo el trabajo que supone un deporte de lo más sacrificado, ya sale a la luz. Y confiada en llegar lo más alto posible. A su lado posa otra 'chavala' que va camino de los 66 años -el 6 de noviembre-. Carmen Cacho (Revilla de Camargo, 1958) es uno de los nombres imprescindibles en la historia de éxito, y no es pequeña ni poco importante, del atletismo cántabro. En su pecho hay dos oros del último Nacional máster bajo techo, celebrado en San Sebastián. En 800 metros F65, con récord de España incluido (2.52.88) y en los 1.500, con récord de los campeonatos (5.50.83). Dos preseas más que añadir a la colección incontable que hay en casa.
La sesión de fotos y vídeo acelera un vínculo, porque ya se conocían. Incluso Isabel, que forma en el EDM Cayón, ha competido con el Piélagos -el club de Sarón es filial en competiciones nacionales-, como en la pasada Copa Iberdrola. Y Carmen es la presidenta del club azul. El buen humor y simpatía de la veterana ayuda a la joven saltadora de altura, apenas acostumbrada a tanta atención, a que el reportaje sea más llevadero. El azar las convirtió en noticia el mismo fin de semana.
Medio siglo separa a una de otra. Ambas conversan con la misma pasión sobre este deporte, sobre todo en femenino, en estos días de celebración para las mujeres. Los inicios de Carmen Cacho fueron duros. «Empecé con 15 o 16 años. Era otra época. Mi padre no quería que fuese a atletismo, porque era muy pequeña», rememora. «El presidente de la Cántabra tuvo que ir a casa a hablar con él. No se veía bien que una mujer hiciese atletismo. Éramos pocas. Recuerdo que iba con José Manuel Abascal a las competiciones. Y en cuanto a medios, nada. Empecé a correr con zapatillas sin clavos».
Isabel no pierde detalle de la conversación y no duda en preguntar. «¿Cuál fue tu primera competición?», interpela. «Fue en Madrid, en pista cubierta. Gané una semifinal y creía que había ganado el campeonato. Abascal me dijo: 'Carmen, que es una semi'. En la final quedé cuarta», apunta entre risas. Luego han venido miles más. Y en categoría máster, «campeona del mundo en 10.000, de Europa en 5.000...». En 2023 se animó a subir kilometraje para hacer el Nacional de medio maratón. «Y quedé campeona».
La realidad ha cambiado -mucho y para bien- para las mujeres a la hora de hacer atletismo. «Yo no he tenido ninguna limitación», asevera la subcampeona de España. «Empecé en el colegio, en carreras que se organizaban. Cada año ibas subiendo distancias. Y en la mayoría quedaba bien. Hasta que encontré la altura y las combinadas». En su casa, el respaldo es total. «A mis padres les gusta que haga deporte, me apoyan mucho y me acompañan a las competiciones. Aunque sí me dicen que lo primero son los estudios. Estoy en tercero de ESO en el IES Lope de Vega de Cayón».
Lo que apasiona a Isabel Diego son «los saltos. Lo disfruto muchísimo. La altura, la longitud... Cuando lo haces bien y notas que estás en el aire... Es una sensación increíble». Cacho, encargada también de enseñar los secretos del atletismo a niños, también pregunta a la saltadora de altura. «¿Y cuando lo haces mal, te cabreas?». Isabel responde con un aplomo que sorprende. «Me pasó en el Campeonato de España. Me dije: 'Isabel, no te agobies. Lo tienes que hacer. Lo puedes hacer'. Es un control mental. Me sorprendí a mí misma». En Valencia, buscaba con la mirada a su entrenadora, Valvanuz Cañizo. «Te transmite esa vibración de que lo puedes hacer». Carmen interviene». «Cuando va tu entrenador, es mucho mejor. Pero nosotros también nos ponemos nerviosos, ¿eh?. Pero no lo transmitimos al atleta». Isabel también buscaba a su familia. «Con la mirada me apoyan. Es una sensación rara. Pero si ellos creen en mí, yo creo en mí». La leyenda reconoce con pesar que ella no tuvo tanto apoyo. «Mi padre me decía que no podía seguir con pantalón corto».
Carmen Cacho, ya jubilada -trabajó en una empresa de limpieza- desvela el secreto para seguir en el atletismo tras medio siglo de práctica. «Es mi vida. Si no salgo a correr, me falta algo. Esta semana tengo que descansar un poco y llevo dos días sin correr. Así que mañana...». Los entrenamientos de fuerza que le han diseñado Carmelo -su hijo- y Sandra, la pareja de Carmelo, le han ayudado en estos últimos tiempos. Esa necesidad vital del atletismo casi a diario es algo que no cambia ni para los jóvenes en esta segunda década del siglo XXI. «Algún día no he entrenado porque tenía un examen. Y me faltaba algo», añade Isabel. «Es la liberación de hacer deporte». Sus amigas no son deportistas, «pero sí valoran lo que hago. Y alguna vez han venido a verme».
Pero el medio siglo de competiciones de Carmen Cacho toca a su fin. Aunque reconoce tener la misma ilusión «que cuando tenía 15 años, me quedan dos. Más no. Si quieres hacer algo y bien debes tener una disciplina», señala la leyenda cántabra. «Luego, a salir a correr todos los días y a enseñar a los niños. Estoy superorgullosa de ellos», añade con un punto de emoción. A sus desde mañana 15 años, el cielo es el límite para Isabel. «Me gustaría llegar al máximo. No ponerme límites. Llegar hasta donde pueda». En su categoría anterior, batió el récord de Cantabria de una tal Ruth Beitia. Pero de nuevo surge una serenidad increíble. «Cuando me dicen que hago lo mismo que ella, o que soy la nueva Ruth Beitia.. Me río. No me lo tomo en serio. ¡Es tan difícil lo que hizo! Por eso lo valoro tanto».
Los ojos de Carmen brillan al escuchar a Isabel. 'Aquí hay una buena atleta', parecen decir. La conversación se ha convertido en una especie de carrera de relevos, una especialidad que ambas adoran. Para pasar pronto, de forma testimonial, el testigo de una a la otra. Los 50 años de atletismo de Carmen Cacho cristalizan en dos consejos para su joven amiga que son pura filosofía de vida. «Para saber ganar también hay que saber perder. Y sigue con tu ilusión, porque los sueños se hacen realidad».
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Ana del Castillo
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