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Cuatro días. Algo más de 96 horas separaron al vasco Javi Domínguez del malayo Seow Kong, primero y último clasificado del Tor des Geants 2017 (Courmayer, Italia), el ultratrail más duro del mundo con 330 kilómetros y más de 24.000 metros de ... desnivel positivo. De otro planeta. Por cosas como estas El Diario Montañés se decantó por la carrera transalpina.
El objetivo de contar desde dentro algo así encontró su escenario perfecto en esta edición con la puesta en marcha de su versión reducida, el Tot Dret, que con sus 132,7 kilómetros y más de 12.000 metros de desnivel la convierten en la 'ultra' más exigente de Europa, excepción hecha de su 'hermana mayor'. Tan solo 86 corredores lograron concluir la carrera de los 375 participantes, algo más del 13 por ciento del total -en el Tor des Geants acabaron 490 de 900, el 49,8%-, y entre ellos la pareja de enviados especiales, un servidor y Pablo Criado, el guía en esta aventura informativa.
Las extremas condiciones que presentaba la carrera elegida nos permitieron contar muchas de las situaciones con las que se puede enfrentar un participante; desnivel, distancia, cambios repentinos de la meteorología, correr por la noche en un terreno tan abrupto, necesidad de asistencia externa para recambios de material así como una correcta alimentación. En la actualidad, cada fin de semana se celebra una carrera de montaña -al menos- en España y conocer sus secretos es la primera exigencia para un corredor. La montaña siempre ofrece una cuota de imprevisibilidad, pero reducir los riesgos a la máxima expresión es una condición indispensable para cualquier 'ultrarunner'.
En el Tot Dret, la altitud tan abrumadora aumenta los imprevistos; por encima de 2.500 metros todo cambia, como de hecho nos ocurrió en el último de los collados (Malatrá, 2.925 metros) y que nos obligó a renovar el vestuario de pies a cabeza y a superar la cumbre ayudados de crampones en los pies. Valga como ejemplo de lo que puede ocurrir allí arriba que Marco Vuillermoz, que durante más de quince horas fue liderando la prueba, tuvo que retirarse y ser evacuado en helicóptero al paso por el techo de la carrera tras quedarse temporalmente sin visión debido a la congelación del cristalino de sus ojos.
El fuerte viento, con temperaturas inferiores a los diez grados bajo cero, lo cegó por completo. Rápidamente entró en acción el equipo especial de guías de montaña. El operativo trabajó a la perfección. El riesgo siempre está presente.
Además del desafío informativo y deportivo que esta casa se propuso con este proyecto, la iniciativa buscaba sensibilizar al público; hacerle ver que resulta necesario un 'backstage' previo: preparación, asesoramiento profesional y orientación a cargo de personas que conozcan el terreno. Pablo ha sido nuestros ojos y de forma gradual ha ido haciendo real el éxito que la expedición de El Diario Montañés logró el pasado jueves, a las 8.07 horas, concluyendo la carrera y cruzando la línea de meta después de 35 horas y 17 minutos y de haber contado en directo los pormenores que superamos.
El Diario se siente agradecido, y por la parte que me toca satisfecho, de que nuestra labor haya sido ensalzada por la organización de la prueba. Ellos son los primeros que agradecen que un medio de comunicación ponga en preaviso a los futuros participantes sobre lo que se van a encontrar. La información ayuda a concienciar a los 'valientes' y añade cordura. No todas las citas en la montaña afrontan peligros como los de la cita alpina, pero en un entorno tan cambiante no se puede bajar el nivel de alerta. Ni los corredores ni la propia organización debe escatimar en esfuerzos.
El 'Tor', como le llaman sus corredores, es una organización que moviliza a más de 2.500 voluntarios durante una semana. En ese tiempo cuenta con trece equipos distintos de guías de montaña, que a turnos perfectamente ordenados, velan por la integridad de los participantes, así como médicos que en cada momento velan por su salud. Meses atrás, personas especializadas señalizan más de 330 kilómetros por la montaña -el Tot Dret recorre exactamente los últimos 132 de el Tor des Geants- con banderines reflectantes para marcar el camino al corredor. Durante ese trazado, existen 'seis bases vida' por las que cada corredor debe certificar su paso como requisito para dar validez a su participación y cantidad de avituallamientos donde los números hablan por sí solos de la grandeza de la cita italiana: 986.000 cajas con seis botellines de agua cada una; 512 jamones; una tonelada de pasta; 500 kilos de tomate, 220 de verduras para sopa; 135 de arroz; 2.000 yogures o una tonelada de manzanas son algunas de las cifras que le dan identidad a la competición.
La directora del Tor des Geants, Alessandra Nicoletti, repitía en una conversación previamente pactada, mientras más de 2.000 personas agasajaban a los 'finisher' de las dos carreras en la ceremonia final, la importancia de la labor que El Diario ha cumplido durante esta semana. «Ha sido un placer que se haya elegido nuestra carrera para sensibilizar a la gente. Además, de alguna manera nos ayuda a seguir creciendo y en dar a conocer esta estructura a más personas». La mandataria expresó su agradecimiento, ya que «muchas personas que no son de este mundo de la montaña y la competición, con trabajos como el que ha realizado El Diario se enganchan y contribuyen a aumentar esta pasión». Para Nicoletti, Pablo es un «aostano (del Valle de Aosta) más», después de sus siete participaciones en el Tor des Geants. «A Pablo lo queremos mucho aquí. Nos ayudó también a mejorar, a crecer y le estamos agradecidos. El hecho de que en esta edición haya decidido no competir y acompañar a un periodista con una labor tan didáctica nos ha dejado aún más satisfechos. Con personas expertas como él todo es más fácil».
Varios medios de comunicación locales se hicieron eco del proyecto de este periódico y su entorno difundió nuestro reto. El 'giornalista', a quien acompañaba Pablo, pasó a ser conocido en el valle. Y así se pone punto final a una edición más de esta monumental ultratrail y a un proyecto que comenzó hace cinco meses con la preparación del terreno. El Diario, a través de sus páginas y de su web ha convertido en cómplices a sus lectores e internautas y de paso ha cumplido con la misión de «ir, ver y contar», una de las primeras lecciones que un periodista debe aprender. En esta ocasión, esta casa le ha dado una vuelta más a la forma de transmitir la información. Ojalá hayamos estado a la altura.
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