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Sus 1,78 de altura y «61 o 62 kilos» revelan a alguien que está, como se dice en el deporte, 'fino'. Mohamed Attaoui (Beni Mellal, Marruecos, 26 de septiembre de 2001) se ha tomado unos pocos días de descanso tras el Mundial de ... Budapest. Pero aún le quedan algunos compromisos, entre ellos uno con España -el Mundial de Ruta, en el que correrá la milla- para dar carpetazo a un portentoso 2023. El que le ha convertido en el duodécimo mejor corredor del mundo en 800 metros. Pero tras las campanadas de fin de año se abrirá un más que ilusionante 2024. Eso, en el deporte, significa París. Los Juegos Olímpicos. Y el torrelaveguense tiene mínima hecha para estar en la cita más importante del deporte.
-¿Cómo está tras el Mundial?
-Muy bien. Físicamente recuperado, aunque ha desgastado mucho. Estoy más cansado mentalmente. De las muchas carreras durante todo el año y de que he estado mucho tiempo fuera de casa. Es que en los últimos cinco meses no he estado más de 15 días en casa. Echaba de menos Torrelavega.
-Mohamed Attaoui es el duodécimo mejor atleta del mundo en los 800 metros. ¿ Se lo cree?
-Bufff.... Brutal. Si me lo dicen el 1 de enero, hubiese pensado que era una locura. Antes de ir al Mundial, pensaba que el objetivo ya estaba hecho. Pero nunca me conformo con nada. Siempre quiero más. Soy muy ambicioso. Quizá demasiado (risas).
-Ha sido su debut en un gran campeonato a nivel mundial ¿Cómo lo ha vivido?
-Fenomenal. Estar en el hotel y ver a personas de otras selecciones, que son tus ídolos, como Jakob Ingebrigtsen, Femke Bol -vi su última vuelta en el relevo 4x400-, Karsten Warholm... ¡Y que iba a competir con algunos de ellos! También me ha servido para ver a gente de la selección española a la que el año pasado veía por la tele en el Mundial de Eugene. Nunca había hablado con Mo Katir o Adel Mechaal. Y me he hecho amigo de ellos.
-¿Qué le ha sorprendido del Mundial?
-El ganador de mi prueba, el canadiense Marco Arop. ¡Es que vale para ganar ese título y también para ser un vigilante! -en alusión a la corpulencia del campeón-. Y es muy majo. Le pedí una foto después de la final. Es una bestia. Había apostado por él. Pasó en la primera vuelta en 53.00. Y en la recta... También me ha impresionado la neerlandesa Femke Bol. Parece que es bajita, pero... En cuanto a instalaciones, hemos tenido todas las comodidades posibles. La organización ha sido impecable. Muy buena.
-Semifinales y con su mejor marca de siempre (1.44.35). Se entiende que por ahí estará contento, pero ¿se quedó con algún resquemor? Porque en ese mismo segundo entró gente a la final...
-Estoy súper contento. Fue la mejor carrera de mi vida. Inmejorable. Todo el rato corriendo por la cuerda, sin hacer un metro de más. Yo veía que iba a ganar. Pero en los últimos metros, me hundí. No podía dar más. Me costaba levantar las piernas. La recta de meta se me hizo la más larga de mi vida (risas).
-Parece que una de sus grandes cualidades es competir mucho mejor que bien. El día de una final rinde a un nivel altísimo...
-Y cuando era crío, no me pasaba. Entrenaba bien, pero no ganaba. Me comía la cabeza a mí mismo. 'Me van a ganar', me decía. Pero un día cambió el chip. Y ahora es todo lo contrario. Me da igual quién me toque en la carrera. No tengo miedo a nadie. En el hotel pienso en todas las palizas que me he dado. E incluso miro los entrenamientos. Y pienso que si he hecho buenos tiempos entrenando, en la competición tienen que salir. Además, si compito ahora en un gran estadio, pienso que mi familia me está viendo. Ahora sé que rindo en cada competición. Si me veo mal en el calentamiento, cambio el chip y pienso: 'En cuanto salga a la pista, la cosa va a cambiar'.
-¿Qué queda por mejorar?
-La táctica, el moverme en carrera. Y la fuerza. Este año he empezado a trabajarla mucho, y mire... Sólo hay que ver a Arop (risas). Y me vendría bien tener un grupo de entrenamiento. Ahora estoy solo. Estamos barajando un cambio de aires. Torrelavega me encanta, pero...
-¿La plata que consiguió en julio en 1.500 en el Europeo sub-23 de Espoo, en Finlandia, la tendrá siempre presente y bien visible para recordarle cómo perdió un oro?
-(Más risas). Dolió. Muchísimo. La recuerdo y me digo que no puede ser. Y veo la carrera y me digo '¿cómo puedes ser tan tonto?'. Si corres por dentro y no se abren huecos, ahí te quedas. Por fuera puedes correr todo lo que quieras. Y en este Mundial de Budapest me he quedado fuera de la final por 13 centésimas. Correr por la cuerda está muy bien, pero si hay que salir fuera, se sale. Esa plata me ha ayudado mucho a 'leer' las carreras.
-Para los que no le conozcan, ¿quién es Mohamed Attaoui?
-Pues un chico al que le gusta mucho correr. Le divierte, lo pasa bien. Y que sueña con llegar lo más lejos posible.
-¿Cómo empezó en el atletismo?
-Llegué a España con seis años. Vinimos todos, mi madre y mis cinco hermanos. Mi padre trabajaba aquí, en Torrelavega. Empezamos en el colegio Mies de Vega, donde nos apuntábamos a todos los deportes. Organizaban también un cross. Y cuando tenía diez u once años Héctor, el presidente del Atletismo Torrelavega, habló con mi hermano mayor y mis padres para empezar allí. Nos apuntamos mi hermano mayor, Mustafá, y yo. Y luego vinieron mis hermanos pequeños. Todos lo han dejado, menos yo.
-¿Había algún antecedente de atletismo en la familia?
-No, ninguno. Mis padres tampoco estaban especialmente interesados. En Marruecos se conoce mucho a Hicham El Guerrouj -plusmarquista mundial de 1.500- y se sigue el fútbol... Pero no hay nadie en la familia vinculado al atletismo.
-¿Y quién se dio cuenta de que era bueno?
-No he destacado hasta hace año y medio o así. En mis comienzos en las carreras estaba delante. Tenía mucha raza, pero siempre había un chaval que me ganaba. Con 15-16 años empecé a competir en pista, pero no destacaba ni en 800 ni en 1.500. Me di cuenta de que tenía que entrenar. En 2021 acabé con 1.53 en 800 y 4.10 en 1.500. Y en mis primeras carreras en 2022 hice 1.52 en 800 y 3.55, en solitario, en 1.500. Luego hice 3.51 en La Albericia, que me valió para acudir al Campeonato de España sub-23. Mi primero con la nacionalidad española, que la solicité en 2019. Cuando llevas diez años aquí, ya lo puedes hacer.
-¿Cómo es un día suyo como atleta?
-No soy de madrugar (risas). Me levanto a las 10.30 o así. Desayuno tranquilo y una hora después, un rodaje suave. 40-45 minutos. Vuelvo a casa, como algo, me ducho... Tras la comida, no soy de echarme la siesta, pero si lo hago me relaja mucho. Y luego a entrenar. La sesión de tarde es la mejor. Toca casi siempre algo exigente. Por ejemplo, series de 600, 500, 400 y 300 metros. A lo que dé. Al 300 llego fundido (risas).
-El atletismo es de los deportes más sacrificados. ¿A qué ha renunciado usted?
-Pues a comer o cenar por ahí. No puedo. O a cogerme vacaciones ahora, que aún tengo competiciones.
-¿Sus amigos entienden esas ausencias?
-Sí, lo entienden viendo a dónde he llegado. Muchas veces salgo a tomar algo con ellos y ya me preguntan lo que puedo tomar. En cuanto a salir con ellos, quizá después de un campeonato. Pero de normal... En cuanto a dormir, soy de dormirme tarde y de despertarme tarde. Mire, es una de esas cosas en las que podría mejorar (risas). Ya me lo dice mi madre, Saadia, que el día que duerma mejor no me va a ganar nadie (más risas).
-Hace algo que no es habitual en el atletismo, como es el compaginar el 800 y el 1.500...
-Siempre he hecho 1.500. Desde que gané el Campeonato de España sub-23. Y con cambios largos, con 'hachazos'. Soy explosivo y esa velocidad natural me vale para las dos distancias. Pero con el nivel que hay ahora en el 'milqui'... En un Europeo sub-23 te vale ese cambio, pero ahora, que se corre a 3.30. Si cambio ahí hago el récord del mundo (risas). O mejoro mucho en el 1.500 o me quedo en el 800, que con las marcas que tengo puedo competir con cualquiera. Yo creo que ya hay que centrarse en los 800, pero siempre en invierno, antes de las grandes citas, voy a hacer un 'milqui'.
-Y en 2024, ¿dónde se ve? Porque tiene mínima para ir a París...
-Yo creo que si no pasa nada raro, voy a estar en París. No me da miedo decirlo. Antes de eso está el Mundial de Pista Cubierta de Glasgow y el Europeo de Roma. Pero mi máxima prioridad para 2024 serán los Juegos Olímpicos.
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