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Carlos Tobalina reconoce una y otra vez que está «muy, muy contento. Más de lo que imaginaba». El lanzador de Castro Urdiales estará entre el 1 y el 3 de marzo en el Europeo de Glasgow defendiendo los colores de la selección española y optando a «lo que se pueda, pero sin descartar nada». El cántabro logró la mínima para poder acudir nuevamente a la cita continental en pista cubierta, pese a que su rodilla izquierda le está dando más guerra de lo deseado. «Es un dolor que me impide, pero no me digas por qué, pero en la competición no me molestó; sería la adrenalina o qué... Ojalá se repita en Escocia», señala. Tobalina admite que «tenía dudas». En este arranque de temporada, las molestias le han trastocado un poco la moral, pero de nuevo se le abre una nueva oportunidad. «Hay que estar contento y aprovechar al máximo la ocasión. Hace unos días no sabía si iba a ser capaz de cumplir con el objetivo».
Queda una semana y media y parte del trabajo está hecho. «Mañana -por hoy -me reuniré con el entrenador y él es quien me dirá qué hacemos. Yo soy un mandado», destaca. La intención está clara: «Quiero hacer un lanzamiento por encima de veinte metros. Si lo consigo sería el mejor en pista cubierta, así que a por ello». Tobalina se centra en sus posibilidades y no se fija en los demás: «No he mirado si un lanzamiento así me daría un puesto u otro. Me preocupo en lo que puedo hacer yo», asegura. Tiene experiencia en este tipo de citas; ya estuvo en Amsterdam y en Zurich (aire libre), también Praga y Belgrado, donde no consiguió el objetivo que ahora se ha marcado: «Allí no lancé por encima de veinte metros, así que podría ser un objetivo ambicioso».
Estos días previos a la competición -admite el cántabro- «a mi se me hacen difíciles porque tengo mucha ansiedad y a mi me gusta mucho comer. Tengo que tener cuidado para no coger más peso». Además, viajará a Escocia la semana que viene y entrenará allí, por lo que también le cambiará la rutina. «No es nuevo, ya lo hemos hecho, pero sí es cierto que te altera un poco todo». A su tremendo historial nacional lleva tiempo con ganas de añadirle un logro épico a nivel continental. Por ello y por otras muchas razones, Tobalina se atrevió esta temporada a desafiarse a sí mismo.
Decidió hacer una apuesta por todo lo alto pese a que -como él mismo dice- «ya se empieza a ver el final de mi carrera». Se marchó a León a entrenar, cambió de estilo y de muchas cosas más y a por ello. «Hemos variado algunas cosas que seguramente necesitarían mucho más tiempo para ir adaptándolas, pero no le tenemos. No sé si seguiré dos, tres o cuatro años, pero pensé que era el momento de apostar». El cántabro reconoce que «todo o nada».
Puede salirle todo muy bien o, por el contrario, puede quedarse en un intento. «Aquí hemos venido a jugar y si acertamos puede que consigamos algo muy bonito. Hemos introducido con los entrenadores algunas novedades y ya veremos si tiene el rendimiento esperado». La semana que viene en Glasgow, la solución. El cántabro apura su última semana en León antes de partir para Escocia.
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