«Estos veinte metros me han sabido a gloria»

-¿Cómo le sienta este quinto Campeonato de España?

-Bastante bien. Es un campeonato que estábamos esperando ya que era uno de los objetivos principales de esta pista cubierta y al final lo hemos conseguido.

-¿Qué sensaciones le deja para empezar el año?

-Buenas, aunque todavía nos quedan un par competiciones. Estamos mañana miércoles en el Indoor de Madrid, el 12 de marzo tenemos la Copa de Europa de lanzamientos, y me deja buenas sensaciones. Cara a aire libre saber que hemos lanzado ya más de 20 me deja muy buen sabor de boca y para afrontar estas dos que te tenemos ahora ya vas con la moral muy alta.

-Era el máximo favorito. ¿Tenía claro que iba a ganar?

-Aunque seas favorito nunca sabes lo que puede ocurrir en una competición y más en estas. Hace dos años iba muy bien y por un problema que tuve lanzando, que me lesioné el dedo, no pude ganar el Campeonato de España y aún así lo luché, pero nunca sabes. Yo esta vez iba con mucha confianza en mí mismo y salió bien.

-¿Le ha servido de catarsis después del chasco de no estar en los Juegos Olímpicos?

-Sabíamos que Tokio era muy caro. Yo al final tuve una marca de 20.57 y pedían 21.10. Para el Mundial me piden la misma marca. Pero sí fue un chasco porque entrenas durante cuatro años pensado que quieres estar y a ver si lo consigues, como en Río 2016. Duele, pero no duele tanto porque ya he estado en unos Juegos. No es que me haya quedado a las puertas, sin vivir la experiencia, sin lograr ese objetivo. Porque ser olímpico es increíble, lo mayor que hay, y yo tuve la suerte de vivirlo en 2016. Dolió, pero no como si no hubiera ido nunca a uno.

-Por lo menos conserva la barba. Había prometido afeitársela si lograba ir a Tokio.

-Sí que hice una apuesta -comenta entre risas-, pero creo que con el paso de los años se ha convertido en una marca. Y eso sí, el día que me veáis sin ella es porque esto ha llegado ya a su fin.

-Su silueta es inconfundible y en parte es gracias a ella ¿se la dejó por algún motivo especial?

-Siempre he tenido barba o perilla, y en 2014 dije: 'Venga, me la dejo hasta que llegue a los Juegos'. Y lo hice hasta que llegó Río y ahora me gusta como me queda, forma parte de mí. Y además, rapado y con barba es mi imagen de competición, fuerte, como quien dice.

-Ya ha ido a unos Juegos, en Río, pero, ¿sigue con el gusanillo, con la cabezonería de París 2024?

-Totalmente. Sí. Si yo a día de hoy sigo en activo y sigo compitiendo es porque pienso que lo puedo conseguir. El día que pierda esa ilusión dejaré de entrenar y de competir. Estos 20 metros me han sabido a gloria en el sentido de decir, parece que aunque tenga 36 años todavía puedo seguir dando algo de guerra y quién sabe, vamos a seguir soñando e insistiendo día tras día en volver a lograr lo que ya conseguimos en Río 2016.

-Ahora tiene por delante el Mundial, con una marca de 21,10, pero la del Europeo está más cerca.

-Sí, la del Europeo es 20.85. Mi marca personal es 20.57, pero en Salamanca en pista cubierta, en 2018, ya hice un nulo de 20.89. Es decir, ya sé lo que es lanzar más de 20.85. No fue legal porque fue nulo, pero sé que lo he tirado. Más de 21 no he lanzado nunca en competición oficial, por eso sí veo que puedo luchar por ir a ese Europeo aunque sea más caro, que no por el Mundial. Por eso con el Mundial no me obceco. Sería un premio espectacular. Sería demostrar que estamos en el nivel medio internacional, que es lo que se pide ahora. En aire libre este verano podemos intentar atacar esa marca o por lo menos acerarnos a ella. El objetivo es el Europeo, pero tenemos otras competiciones a lo largo del año. La Copa de Europa de lanzamientos, los Juegos Iberoaméricanos y los Juegos del Mediterráneo.

-Todavía le queda cuerda para rato, pero si ahora tuviera que resumir su carrera en una sola frase, ¿cuál sería?

-Yo soy muy cabezón, las cosas que me propongo me muero con ellas. Hasta que no lo consigo no paro, pero si no logro tampoco me agobio. Lo que mejor me definiría es: 'Disfrutar del camino'.

-¿Cómo es un día en la vida de Carlos Tobalina?

-Ahora con Víctor Rubio, que llevo ya tres años con él, cuando llegué me obligó, entre comillas, a apuntarme a una carrera, estudio Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, porque se preocupa mucho por mí en ese aspecto. Ahora por las mañanas los días que tengo clase lo compagino con el entrenamiento y por las tardes entreno.

-Empezó en el mundo del fútbol, como la mayoría de los chavales. ¿Cómo llegó al atletismo?

-Empecé con el fútbol sala, luego di el salto al fútbol y al final acabé en atletismo de rebote. Dejé el fútbol y mis padres no querían que estuviese en casa sin hacer nada y me apuntaron a atletismo. Allí, como de pequeño ya era de tamaño grande, me dijeron 'tu para lanzar' y fue amor a primera vista.

-También probó el remo.

-Sí, al ser de Castro, que es un pueblo muy arraigado al mundo del remo, pues hice mis pinitos, hice lo cursillos que hacen en verano, siempre he tenido amigos remeros... Lo que pasa que en el remo se tiene que sufrir mucho y yo no sé si valdría para ello -dice con una sonora carcajada-.

-Es complicado vivir de un deporte minoritario. ¿En su caso sí lo hace?

-Yo vivo anualmente. Tengo la ayuda de mi club, que es el FC Barcelona, tengo una ayuda del Basqueteam, y la de la Federación Española de Atletismo. Estas ayudas te llegan cuando consigues el objetivo. Es normal. Tu lo consigues y ellos te apoyan y ayudan para que mantengas ese nivel. Y el Barcelona, llevo con ellos 8 años y estoy encantadísimo.