El Alega tropieza en Logroño

Por el fondo, por la forma y por el rival. La cotización de este triunfo de muchos quilates es muy alta dada la igualdad del complicado Grupo Oeste de la LEBPlata. Se logró ante el mejor equipo de la liga; con un repaso de los locales en todas las facetas del juego durante tres cuartos sensacionales, con un baloncesto pleno de acierto frente al aro rival; con una defensa muy trabajada y que ahogó hasta la desesperación a David Mangas y a sus hombres. Este triunfo certifica el sobresaliente momento por el que atraviesan los riojanos.

Yeso que el Alega tiene a un jugador que está por encima de la categoría. Es Mirza Bulic. Desde sus 207 centímetros controla todas las facetas del juego: anota, domina el balón, asiste, rebotea. Una estrella para el conjunto cántabro y para esta liga que, a falta de controlar su temperamento, marca muchas diferencias sobre la cancha y resuelve muchas situaciones complicadas.

Es obvio contar con que el alero bosnio vaya a sumar en muchas facetas del juego, pero se puede trabajar para limitar su incidencia en el partido y su aportación en la ofensiva de los suyos. Jenaro Díaz le encaró defensores altos pero móviles que le aguantaran sus efectivas acometidas hacia el aro y lo consiguió también con las ayudas del resto de blanquiazules dentro de la solidaria defensa que propone este Reina Yogur Clavijo. Además, el trabajo sobre los otros componentes de un 'roster' con múltiples soluciones fue igual de generoso y efectivo. En escasas ocasiones disfrutó el cuadro visitante de posiciones cómodas para anotar.

Solo aguantó el Alega al Clavijo en los primeros minutos. El juego coral local desarboló a los visitantes, que veían cómo se le abrían vías de agua por todos los frentes. Sakhniuk, Balasko, Berni García, Javi Marín, Jofresa, Ale Rodríguez... Allá donde dejaba un espacio el conjunto de Mangas, aparecía un jugador logroñés para hacer daño. 25 puntos en el primer cuarto, 26 en el segundo y 22 en el tercero. Se le caían los puntos al Clavijo y, encima, su trabajo atrás era admirable y no bajaba ni un punto en intensidad. Jenaro Díaz repartía minutos y movía el banquillo constantemente para mantener un ritmo de difícil digestión para los santanderinos.

Ni los problemas de faltas de Sakhniuk (que se están convirtiendo en preocupantemente frecuentes) supusieron una merma en la maravillosa puesta en escena de los anfitriones en un Palacio de los Deportes que alucinaba con los suyos y sus acciones ante unos adversarios de una altura y capacidad especiales.

Ya en el segundo cuarto la ventaja se estabilizó sobre la decena. Tras el descanso se estiró a los veinte, hasta un máximo de 23 puntos de renta (67-44). Poco más se podía hacer mejor.

Con una ventaja tan amplia, el Clavijo intentó contemporizar y jugar con el marcador pero se frenó la anotación (seis puntos en siete minutos) y, en lugar de templar los nervios, los locales recibieron un susto del lado contrario. Pero tampoco era el día de los cántabros, que solo al final aprovecharon la oportunidad de rebajar la barrera psicológica de los diez puntos cuando ya no había tiempo material para alcanzar a un Clavijo que se complicó en exceso durante unos minutos pero supo resolver finalmente para llevarse un triunfo de muchísimo mérito.