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Primero Marta Xargay, luego Anna Cruz... Y ahora, ella. Laura Nicholls (Santander, 1989) no estará en el próximo Europeo de baloncesto, a disputar entre el 17 y el 27 de junio en sedes repartidas entre España y Francia, ni en la gran competición que ... se avecina, los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero más aún, la '4' de España señala que esto es, a corto plazo, un adiós a su deporte. Ni ella misma sabe si será un adiós definitivo, o un 'hasta pronto'. De lo que sí está segura es de la decisión que ha anunciado. El baloncesto de élite y sus 18 años en las distintas categorías de la selección han provocado un «agotamiento mental». Hasta el punto de asegurara que «a corto plazo, no voy a ser capaz de volver al basket. No tengo la ilusión de volver a ser Laura Nicholls».
La santanderina siempre ha sido consciente de los enormes sacrificios que supone el deporte de élite. De ese estar en casa con los suyos «y en diez días me tengo que ir. Me dejaba llevar por la inercia de jugar todo el año». Para alguien muy apegada a los suyos y a Cantabria, cada vez se le ha hecho más difícil. Hasta que el covid se cruzó en su vida y en la de todos. «En la cuarentena me di cuenta del valor que tenía estar al lado de mi gente. O sola, en mi casa. En cuanto podía, venía de Zaragoza. Necesitaba estar aquí».
Así las cosas, tras acabar la temporada con el Fenerbahce turco, la cántabra ha vuelto a casa y ha decidido que esta vez no habrá otro verano de baloncesto. Y a corto plazo, quizá tampoco haya un balón entre sus manos en un partido. «Me voy a dar tiempo. Meses o incluso un año de no apresurarme». El miércoles, subía al monte Dobra con su perro. «Apoyé la cabeza en el palo que llevaba y dije:' y ahora, Cantabria, qué puedo hacer por ti'. La pívot de la selección española cree que «un deportista no deja de serlo cuando deja su deporte» y su idea primigenia, que quiere ir madurando, es el de encontrar algo que ella pueda hacer por la gente joven. Nicholls ve el deporte en general «como una herramienta» para muchas cosas. «Me gustaría enseñarlo y transmitirlo», explica. «Que se vea como una herramienta de esfuerzo, de superar una frustración. Y de un afán por una mejora que a veces no sale».
La decisión de este parón momentáneo y quién sabe si definitivo viene motivada por ese agotamiento mental del que habla, hasta el punto de que la '4' de España no tiene esa ilusión de volver a ser ella misma. «No sabría, porque para ser yo se necesita estar al 200%». Físicamente no habría problema, «porque sigo entrenando».
Por el momento, atrás queda una carrera peculiar, en la que la santanderina ha jugado en un sinfín de equipos. La palabra trotamundos se le queda corta para una jugadora de talla mundial y que hubiese sido en multitud de clubes la piedra angular para hacer un conjunto campeón. «Es que siempre he elegido los caminos que más miedo me han dado. Cuanto más miedo pasas, y más sales de tu zona de confort, mejor. En cada sitio que he estado he aprendido una cosa. De esos lugares y de mí misma. Y te ves con los ojos de otras personas. No dejo de elegir algo por miedo».
La incertidumbre sobre si había tomado la decisión correcta duró poco rato. «Me he preguntado si he hecho lo correcto, y sí lo es. Han sido demasiadas cosas las que he dejado. También son muchas cosas las que dejaré de tener, pero sé que es el momento». Llega el tiempo de desconectar, que no de descansar. «Porque me levanto a las siete y media de la mañana», concluye entre risas.
En sus 197 partidos con la selección, hay tres oros europeos, una plata mundial y otra en los pasados Juegos de Río como logros más destacados. Pero sobre todo, en muchos torneos el quinteto titular de los partidos de España estaba claro: Laura y cuatro más. Porque Nicholls es el sueño de jugadora –o jugador en un equipo masculino– de cualquier entrenador. Defensa a ultranza, rebote, trabajo en los bloqueos para dejar posiciones a las tiradoras... Y todo ello sin pretensiones en ataque, aunque aporta como la que más cuando hace falta. La '4' ha hecho del trabajo gris, de ese que suele escapar a ojos del gran público, casi un arte. A buen seguro, esa labor invisible se hará de lo más patente en los próximos compromisos de la selección, cuando Laura ya no esté en la pista. En ese Europeo del mes de junio, España defiende la racha de dos coronas continentales, las conseguidas en 2019 y 2017. Y en Tokio, España aspiraba a ser de nuevo la primera del resto tras Estados Unidos. Ahora, todo eso está mucho más difícil.
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