El Real Madrid despierta a tiempo y contiene la marea amarilla

El Real Madrid entró dormido a la semifinal de la Copa del Rey ante el Gran Canaria, pero despertó a tiempo para contener la marea amarilla que amenazaba al defensor de la corona desde la grada y sostener así una maldición del anfitrión que ya va camino del cuarto de siglo.

La aparición del mejor Campazzo tras el descanso, los rebotes de Tavares y los puntos de Hezonja y Musa, los 'brates', fueron los ingredientes del triunfo blanco en un partido de dos caras para el campeón, desdibujado en la primera parte, especialmente en el cuarto inicial, pero ya reconocible, incluso arrollador, tras el paso por los vestuarios.

El Madrid tuvo muchos problemas con el triple de salida y acumuló pérdidas de balón. Toda vez que el Gran Canaria tampoco estuvo del todo afinado para aprovechar completamente el muy espeso inicio del conjunto blanco, el primer cuarto no fue ni mucho menos un homenaje al baloncesto, bajo un tanteo pobre, casi propio de minibasket (16-10).

El segundo parcial tampoco entonó al equipo de Chus Mateo, absolutamente perdido en ataque. Sumada al desconcierto ofensivo del vigente campeón la aparición de Homesley, un jugador diferente en el bando amarillo, el duelo se fue a un marcador en el que los locales desbordaban al teórico favorito (26-12). Ver para creer en un Gran Canaria Arena enfervorizado.

Le tocaba al Madrid ponerse el mono de trabajo en pos de reconducir la situación. Hezonja, el mejor del duelo de cuartos ante el Manresa, dio otra vez el primer paso al frente. Comandado frente al aro rival por el croata, el equipo blanco subió un par de marchas en su esfuerzo defensivo y así pudo hacer daño a la carrera. Un contundente parcial de 1-14 equilibró de nuevo la semifinal (27-26) y por el camino Campazzo encontró con un triple sus primeros puntos del partido.

La aparición de la mejor versión del base argentino, irreconocible en la primera parte con una floja carta de tiro y hasta cuatro pérdidas, se antojaba un aspecto fundamental para el Madrid en la búsqueda de su undécima final en doce ediciones de la Copa. Tras el descanso, Campazzo falló su primer intento de tres, pero levantó la cabeza y encestó los dos siguientes para poner por delante al Madrid. Fue el punto de inflexión.

También tuvieron mucho que ver en la tendencia al alza blanca los rebotes de Tavares, y entre una cosa y otra, así se las gasta uno de los mejores equipos de Europa, el Madrid le dio la vuelta a la tortilla hasta el 36-45 mediado el tercer cuarto. Con la situación controlada para el conjunto blanco, el partido se adentró en un duelo al sol a triple limpio.

Quién había visto la semifinal y quién la veía ahora. El goteo de puntos que siempre garantizan Hezonja y Musa, los 'brates' balcánicos, se unió al arsenal del Madrid. Mike Tobey, el mejor del Granca en el triunfo frente al Valencia, se quedó muy solo para sostener semejante aluvión, reforzado además por esos clásicos minutos de revolución que suele garantizar el microondas Llull.

Hasta los 17 puntos de ventaja se elevó la ya decisiva renta madridista (49-66), un panorama que solo dejaba al anfitrión el resquicio del orgullo en los últimos minutos. Homesley mejoró sus buenos registros, pero ni con el billete para la final en el bolsillo se relajó el Madrid, que finalmente firmó otra contundente victoria y aprendió de su semifinal la importante lección de salir a los partidos al 100 %. Contra el Unicaja en la final lo necesitará.

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