

Secciones
Servicios
Destacamos
El capitán del Alega, Carlos Toledo, acababa de recibir un codazo y la ceja izquierda le sangraba, así que se quejó airadamente ante el equipo arbitral. Técnica contra el Alega. Con la herida chorreando, Toledo -luego recibiría cinco puntos de sutura- no pudo acabar el partido y la grada torrelaveguense protestó a los árbitros. El partido disputado el miércoles fue «muy duro», según el capitán, y estuvo igualado hasta el último tiro que falló el local Perry. Finalmente, se decidió por una diferencia escasa de tres puntos (58-61) en favor de los visitantes, el Prat, de modo que el Alega deberá remontar este sábado en el partido de vuelta, que se celebrará en esa localidad barcelonesa.
«Permitieron mucho contacto», se lamenta Carlos Toledo. «Para ganar teníamos que defender fuerte» pero no hasta ese punto de tensión, comenta el murciano: «Hubo un momento que parecía boxeo más que baloncesto». Toledo lamenta más el desequilibrio en las decisiones que el dolor que le produce la ceja: «Ellos hicieron alguna acción parecida a las nuestras y no les pitaron cuatro antideportivas y dos técnicas como a nosotros».
El entrenador del Alega, David Mangas, entiende las dificultad del partido para los árbitros: «Estos partidos son muy difíciles de arbitrar. Además, tanto ellos como nosotros se lo pusimos difícil y entiendo que hay veces que uno acierta y otras se equivoca». «Yo no soy quién para juzgarlos», aclara. Mangas se queda con la actitud de su equipo durante todo el partido y «que, a pesar de todo, siguieron trabajando y creyendo en la victoria. Ahora solo pensamos en traernos la victoria y conseguir el ascenso», afirma.
En la grada, el público torrelaveguense recuperó parte de la esencia por la que se llamó 'La bombonera del Cantábrico' al pabellón Vicente Trueba. Parte de la culpa es de la Peña Aldeanos, que animó a su equipo desde la previa del partido. Adrián Deerre, peñista, lo define como «una fiesta» y habla de «ambientazo». Desde la tribuna vivió «mucha tensión» y cree que «en los momentos decisivos las decisiones caían solo para un lado». Explica que «no fue un detalle ni dos y siempre caían del mismo lado». Él piensa que «en un partido tan igualado la mínima diferencia es clave» y lamenta que pitara una falta técnica «al jugador que recibe la falta».
Adrián Deerre no duda en asegurar que los árbitros «eran muy parciales», ya que «el partido fue duro por las dos partes, pero los árbitros permitieron más a unos que a otros». Para él, el hecho de que el Vicente Trueba apretara como nunca fue producto de eso: «El ambiente era caliente por las decisiones de los árbitros», señala. Lo que el peñista lamenta es que es una sucesión de «casualidades». «Se junta que tienen un mal día con que es un árbitro catalán quien está arbitrando el ascenso de un equipo catalán». Él lo califica como una situación «fea» y cree que «habrá muchos árbitros en la federación para elegir a alguien de una comunidad ajena a los equipos que compiten». A la salida del partido vio «a la gente cabreada por perder así» y en su peña se fueron «con la sensación de que se estaban riendo de nosotros» y habla de «frustración». Aun así, Deerre es optimista, cree que «hay que ir a ganar y lo van a conseguir».
El árbitro cántabro de Liga EBA Carlos Fernández vio el partido en vivo. Él no entra en valoraciones acerca del trabajo de sus colegas: Joan Fanes Marginet (catalán) y Aitor Gómez Hernández (vasco). El árbitro cántabro explica que «en estas categorías no se distingue la procedencia del árbitro, todos pertenecemos a la federación española por igual» y que él mismo arbitra regularmente a los equipos cántabros de Liga EBA, así como en las comunidades limítrofes. La EBA, el cuarto nivel del baloncesto nacional, es el máximo rango en el que trabajan los colegiados cántabros.
Carlos Fernández vio el encuentro en la línea de lo comentado antes: «El partido fue muy duro, intenso, con mucho contacto y en el que se jugaban mucho: subir a LEB Oro, que no es poco». El árbitro cántabro defiende a sus colegas porque «es un trabajo muy difícil», habla del partido como uno de esos a los que «todo el mundo le gustaría pitar y que nadie rechazaría» y entiende que supera en dificultad a cualquier otro de la temporada.
«Cada uno puede pensar lo que quiera, pero yo respeto el trabajo de mis compañeros y no voy a entrar a valorar su actuación en Torrelavega», explica. Además, añade que «los árbitros intentan hacer su trabajo lo mejor posible y estar a la altura del partido que les toque». Tiene claro que todo fue fortuito o mala fortuna: «No creo que tengan la intención premeditada de fastidiar a nadie; se confunden y aciertan como cualquier ser humano». Según su propia experiencia, dice que «los árbitros estamos en el punto de mira muchas veces».
Ante un partido así, Fernández entiende que «es normal que hubiera tensión en la grada, ya que la gente apoya a muerte a su equipo, se frustra y mientras no se pase de ciertos límites, convivimos con ello y no pasa nada», desarrolla el árbitro. «No pasa nada mientras todo se quede en la cancha por la tensión propia del partido», concluye.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.