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Arizona tiene el que posiblemente sea, gracias a Hollywood, el skyline más famoso para los aficionados al 'western'. Desde la sobria belleza del Desierto de Sonora hasta las cinco cadenas montañosas que la rodean, donde los buscadores de oro de las películas del oeste se ... arrodillaban a la orilla de un riachuelo para sumergir una batea en el agua y remover sin descanso con el fin de desprender la grava hasta dejar solo la arena y las posibles pepitas. Allí, en el corazón del 'salvaje oeste', se crió Shakir Smith, (Tucson, Arizona, 1992) sin saber que unos cuántos años después él mismo iba a sufrir la fiebre del oro, pero en un lugar muy distinto. Con prados verdes, vacas pastando, olor a lluvia y playas salvajes. En Cantabria. Más concretamente en Torrelavega, donde llegó para afrontar esta temporada en LEB Oro y ser una de las piezas claves del Grupo Alega Cantabria que dirige David Mangas.
Precisamente fue el técnico de Ávila quien posó sus ojos en él, que ya pululaba por Europa con una pelota naranja entre las manos después de dejar Estados Unidos y probar suerte en las canchas de Bulgaria, Suecia, Islandia y Portugal. Experiencia suficiente para llamar la atención en LEB Oro. Mangas buscaba jugadores con mucho compromiso. Y es que en un equipo recién ascendido, sin un gran presupuesto como el que pueden tener Estudiantes y Andorra, gigantes de la categoría, que permita estrellas, el trabajo no se negocia. Eso es algo que Shakir tiene claro. «Lo que aporto al equipo es mi competitividad para ganar, mi capacidad de anotar y ser capaz de crear jugadas para mis compañeros», explica.
Aunque no habla castellano, más que algunas palabras sueltas que aprendió antes de llegar aquí, el idioma no es una barrera cuando está sobre el parqué del Vicente Trueba, aunque confiesa entre risas que «Mangas habla 'spanglish', a veces español y otras veces inglés». El caso es entenderse. Además, en el equipo cuentan con recursos de sobra. «Tengo otro entrenador que me ayuda con las traducciones, Pablo Rosado. Y mis compañeros también me echan una mano y hacen de intérpretes a veces», explica el base de 1,85 metros.
A pesar de no haber pasado antes por España, su adaptación ha sido rápida fuera y dentro de la pista. Con Walter Junior forma una pareja que la pasada jornada, frente al Albacete Basket, ya demostró que puede ser un auténtico incordio para los rivales. «Hasta ahora España ha sido una bendición», señala. «Estoy feliz aquí y me estoy divirtiendo, la verdad. Me estoy sintiendo cómodo con el equipo y el nuevo sistema. Además, Torrelavega es una ciudad muy bonita. La gente es amable y la comunidad es muy solidaria».
Antes de cruzar el charco, Shakir, formado en los equipos de Wyoming y Adams State, fue durante tres años jugador de la NCAA una de las ligas más duras de Estados Unidos. Desde el baloncesto universitario destacó, dio el salto y se abrió hueco en el profesionalismo. Pero no es que Smith soñara con ser una estrella del baloncesto cuando era un crío en su Tucson natal. También le habían tentado otros deportes. Es cierto que desde bien pequeño ya hacía diabluras botando una pelota naranja, pero todavía no intuía que llegaría a ser un jugador muy versátil, con capacidad para anotar y para dirigir al equipo. «Cuando era más joven me encantaba jugar a muchos deportes diferentes. Lo que pasa es que el baloncesto siempre fue más divertido que los demás, así que me quedé con él y desde entonces trabajé duro todos los días para llegar a convertirme el mejor jugador que pudiera ser», admite.
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El camino ha sido largo y Smith ha tenido que hacer un gran ejercicio de versatilidad en estos años. A fuerza de ser camaleónico ha sabido adaptarse a cualquier medio de forma rápida. Afrontar todo tipo de imprevistos y salir airoso. Entre ellos, las diferencias entre el tipo de baloncesto que se practica en Estados Unidos y el que se juega en España. «Sobremanera la mayor diferencia entre el baloncesto americano y el español, es que en América, el basket es más una mezcla de habilidad y atletismo, pero aquí en España está más orientado al equipo. Se trata de utilizar la inteligencia para desarrollar el juego de la manera correcta», analiza. Y él ya es un buen conocedor del baloncesto europeo, además con exigencias de alto nivel como estas últimas temporadas en la Liga Portuguesa con el Sporting CP.
Shakir sabe que Mangas es el una especie de Rey Midas, que supo convertir la plata en oro en Torrelavega, por eso a sus órdenes sueña con ascender por la escalera dorada de la categoría. Llegar a lo más alto. «Esta temporada me gustaría lograr la mayor cantidad de victorias posibles. Terminar como uno de los mejores equipos de la liga. Llegar a los playoffs y darlo todo para coronarnos campeones de Liga», detalla encadenando un anhelo con otro. Pero también es realista, mantiene los pies sobre el suelo y sabe que aunque el equipo ha arrancado bien el curso y el Alega que ha hecho de su defensa el mejor ataque, hay rivales potentes y esta es una competición dura para todos y más para un recién ascendido. «Estoy contento con el inicio del equipo hasta ahora, pero es cierto que todavía nos estamos conectando como equipo para aprender lo que cada uno hace mejor para ayudar al equipo a ganar», admite.
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