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RAFA GONZÁLEZ
SANTANDER.
Sábado, 26 de octubre 2019, 15:33
Carmelo (Zaragoza, 1958) y Cristian Postigo (Zaragoza, 1989), padre e hijo respectivamente, forman una saga vinculada al balonmano regional durante más de 14 años, si ... bien en dos etapas muy diferentes. La de Carmelo, en los comienzos de la historia más brillante de este deporte en Cantabria, que aportó la primera Copa del Rey y una Recopa de Europa en las filas del Teka. Cristian ha querido seguir la estela de su padre y ha sido parte activa del retorno del balonmano regional a lo más alto, la Liga Asobal, en las filas del Liberbank Cantabria Sinfín. Dos aragoneses muy vinculados a la región y en la que deportivamente han conseguido formar parte de la historía del deporte cántabro. El mayor de la saga estuvo siete años en el Teka y su hijo está en camino, ya que el año que viene completará su sexta campaña en el Liberbank Cantabria Sinfín.
Carmelo ahora acude a cada partido de los de Rodrigo Reñones en el pabellón de La Albericia y es saludado por más de un aficionado que le reconoce y que sabe que fue pieza importante para aquella etapa del deporte regional. Él, en su asiento de socio, se deja notar en la labor de dar ánimos al equipo santanderino con su trompeta denunciando algún que otro error arbitral. Siempre fue un jugador con temperamento y ahora es un aficionado con temperamento bien entendido.
Carmelo llegó a Santander con la carrera de ingeniería técnica comenzada y aquí la terminó. Cristian llego con la de maestro y también la finalizó aquí. Trayectorias paralelas que desean que se culminen repitiendo la historia que se forjó en La Albericia entre 1975 y 1995, dejando a un lado desde ese último año, cuando el equipo fue patrocinado por Caja Cantabria, hasta 2008, año en el que desapareció.
Carmelo Postigo, exjugador del teka
El mejor recuerdo para Carmelo Postigo se remonta a 1989 cuando se ganó la Copa del Rey. «Por supuesto que sí. Fue el primer título y creo que lo que se vivió en el pabellón La Casilla de Bilbao fue algo inolvidable. La final la jugamos contra el Barcelona y ganamos por 25-21. Fue una ilusión muy grande. Nunca pude llegar a la selección, así que mi mayor logro deportivo fue ese y, posteriormente, la Recopa». Carmelo también rememora su evolución como jugador de balonmano en Santander. «Cuando llegué era un jugador ofensivo. Me llamó José Antonio Revilla y llegamos a un acuerdo para formar parte del Teka. Al final de mi vida deportiva me convertí en un especialista defensivo. Había que darlo todo para seguir y llegue a jugar de pivote junto con Nemesio Bolívar». Carmelo analiza la forma actual de jugarse a su deporte y asegura que el balonmano de esta época es completamente diferente respecto al de la suya. «En mi época el balonmano era más físico y más lento. Diría que más defensivo. En la actualidad creo que es mucho más rápido y más técnico a todos los niveles.
Las siete campañas que pasó el primero de la saga Postigo en la capital cántabra serán siempre inolvidables para él. «Guardo grandes recuerdos de mi paso por Santander y ahora estoy feliz, ya que puedo volver a estar vinculado con mi deporte gracias a la actividad de mi hijo». Uno de los jugadores que más admiraba de aquella época era el portero sueco Mats Olsson, «no sólo como jugador sino también como persona». Aunque reconoce que el ambiente era extraordinario en el vestuario. «Aparte de Olsson estaban Melo, Cabanas, Julian Ruiz, Chechu Villaldea... Les conocía a todos. Era el que más años llevaba. Hice amistad con muchísimos jugadores que pasaron por el equipo, pero lo importante era el cariño de la gente. Algo extraordinario. Recuerdo que cuando ganamos la Copa del Rey, salí a hombros como los toreros por la puerta grande del Ayuntamiento. Ese tipo de cosas no se olvidan nunca».
Cristian postigo, jugador del liberbank cantabria sinfín
Para el progenitor de Cristian, su hijo es un jugador completo en su puesto. «Para mí, sin dejarme llevar por la pasión de padre, es un jugador rápido, listo y con buena muñeca para finalizar desde el extremo. Defensivamente ha ido progresando. Parecía que era su punto flojo, pero ha mejorado. Parece un calco mío con la trayectoria. De altura para el extremo está perfecto. Desde que está en Santander ha ido progresando. Ya se sabe que a los extremos les llegan menos balones y tienen menos opciones de lanzamiento, pero creo que lo hace bien».
El segundo de la saga Postigo asegura que va por el mismo camino que su padre, que vio con buenos ojos la propuesta que tuvo su hijo para jugar en Santander. «Cuando me llamaron lo comentamos y lo vimos como una opción favorable para mí. A los veinticuatro años lo que quería era jugar y el proyecto que me planteó Servando revuelta me gustó y logramos el ascenso. Mi padre estuvo siete años y yo llevo seis. Espero que pueda llegar a la séptima temporada y sí pueden ser más, no hay problema».
Cristian no pudo ver a su padre en plena competición, aunque sí recuerda cuando le acompañaba al pabellón en Zaragoza para jugar a un nivel inferior al de Teka. «Bueno, la verdad es que de su etapa de jugador sé que era un primera línea y también buen defensor. Se puede decir que yo soy completamente diferente a él, soy el polo opuesto. Segunda línea, extremo al final... Parece surrealista. Él era fuerte y un buen defensor, yo lo contrario... Acompañaba a mi padre al pabellón pero por mi edad, cuando iba, estaba más por los pasillos jugando a la pelota que viendo el partido. Tengo bastante recuerdos pero lo cierto es que a esa edad vas a jugar tú más que a ver jugar a tu padre».
Cristian también tuvo su gran momento de gloría inolvidable en la primera fase de ascenso. «Realmente nuestras vidas son paralelas. El salió a hombros del Ayuntamiento y yo tuve la fortuna de tirar el último penalti que nos daba el ascenso a la Liga Asobal. Para mí es un recuerdo que tendré para toda la vida. Ha sido el momento más bonito que he vivido en Santander, junto con el segundo ascenso en Nava. Nosotros no hemos logrado una Copa del Rey, pero estamos en camino. Con humildad y con el tiempo, llegará. Yo he visto aquel partido de la final de la Copa del Rey. Mi padre lo tiene grabado y lo he visto más de una vez y alguna con él. Da gusto el ambiente que había. En la actualidad, intentamos conseguir que la afición vaya en aumento y que lleguemos a tener una como la que había en la época dorada del Teka. Nosotros ahora tenemos que seguir intentando captar a más afición y creo que todas las personas del club están trabajando para ello».
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Javier Menéndez Llamazares
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