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En pleno verano dorado del balonmano nacional, la selección española júnior que dirige Rodrigo Reñones (Burgos, 1973) se coronó, por tercera vez en su historia, campeona de Europa. Este oro de los Hispanos Júnior permite a este deporte alcanzar un récord histórico tras acumular diez ... medallas en lo que va de 2022. La victoria (35-37), sobre Portugal, el anfitrión del torneo continental, se fraguó en una final que los de Reñones perdían por cuatro tantos a falta de doce minutos para la conclusión y obligó al combinado que dirige el cántabro a «sacar el espíritu competitivo». Reñones y sus Hispanos demostraron en tierras lusas que se puede soñar a lo grande y conseguirlo.
La tarea no era fácil y el trono europeo es la recompensa al trabajo conjunto tanto de Reñones como de Nacho Moyano, su compañero en el cuerpo técnico y entrenador del Frigoríficos Morrazo de Asobal, y al proyecto creado por Jordi Ribera. Lo cierto es que han llegado a la gloria con trabajo, esfuerzo, unión y compromiso. «Está bien, sobre todo, porque en los últimos años no habíamos tenido campeonatos para tomar la medida a esta generación ya que se habían suspendido tanto el Europeo como el Mundial», explica el cántabro, que no duda en afirmar que «el balonmano español es, a día de hoy, uno de los grandes dominadores a nivel internacional».
-¿Entraba en los planes adueñarse del trono europeo?
-Es difícil, en principio, antes de un campeonato de este perfil decir si vas a por medallas o no. Esta generación venía de ser bronce en el Europeo juvenil y durante la preparación del Europeo en todos los partidos que hemos jugado se obtuvieron muy buenos resultados. Es cierto que el equipo iba con buenas sensaciones, pero no pensábamos en medallas, solo en luchar por conseguir lo máximo posible y seguir trabajando para sacar todo el jugo al grupo.
-¿Cuál fue la clave?
-Desde luego que una de las claves fue que los chicos venían de una última parte de competición sobresaliente, con una gran evolución y eso es gracias a los clubes y sus entrenadores. Al final nosotros nos retroalimentamos de ello para beneficio del balonmano nacional. Las generaciones que llegan van a conseguir grandes éxitos. El balonmano español es, a día de hoy, uno de los grandes dominadores a nivel internacional.
-¿En qué momento fueron conscientes de que estaban listos para disputar el título?
-Puede parecer paradójico, pero cuando perdimos contra Portugal en la primera fase me di cuenta de que podría ir bien. Al día siguiente había ganas de revancha y de resarcirnos de esa derrota. Nos reforzó y el equipo mostró su carácter. Una de las grandes virtudes de este grupo es que tiene un nivel competitivo altísimo. Entran en la pista y verdaderamente se transforman.
-Es innegable que el proyecto de Jordi Ribera ha llevado al balonmano español a su época más prolífica. ¿Cómo trabajan para conseguir que funcione?
-Aquí hay un artífice que es Jordi Ribera -seleccionador nacional absoluto y director técnico del área masculina de la Federación Española-. Es él quien desde hace varios años lleva trabajando en un programa de tecnificación que se basa en desarrollar grupos muy jóvenes, prácticamente de edad cadete, en el CAR de Sierra Nevada. Se trabaja en grupos muy amplios y después se desarrolla año a año. Así los jugadores van mejorando tanto por su trabajo en los clubes de origen como con la selección. Jordi implementó este programa y todos nos beneficiamos.
-Entonces se trata de un proyecto integral desde la base hasta la cúspide de la pirámide que sería la selección absoluta.
-Eso es. La intención es conseguir que todos los chicos que entren en cualquier equipo nacional tengan una base de trabajo y de experiencia de sistema a nivel internacional. Cuando uno llega a un campeonato tiene que saber cómo se compite y ese programa hace que cada vez lleguen más preparados.
-Y ¿cuál es el sello Reñones en los Hispanos Júnior?
-No hablaría tanto de la firma de un seleccionador concreto, sino de todos. Lo mismo que pedimos a los jugadores que sean un equipo, con el cuerpo técnico pasa igual. Lógicamente, yo tengo un conocimiento de la competición por mi faceta previa de jugador, pero Nacho Moyano -el otro entrenador de los júnior- es mucho más técnico y su conocimiento de sistemas de juego es muy amplio, así que nos repartimos el trabajo. En cierta forma nos complementamos. Ahora también se está incorporando un entrenador de porteros y, en el Europeo, Jordi Ribera estuvo con nosotros todo el torneo colaborando en el análisis de los contrarios, ayudando a los jugadores. El hecho de que haya estado demuestra el grado de compromiso que tiene con toda su gente. Fue el único seleccionador absoluto, junto al de Portugal, que estuvo allí, y a los chicos les refuerza saber que también son importantes en el proyecto.
-Está en plena edad dorada de balonmano español y vivió la del cántabro. ¿Cómo ve el panorama autonómico?
-En aquella época había un superpatrocinador como era el Teka y estaba el apoyo de una ciudad y de toda una región a favor del balonmano. Además coincidió con el paso al frente de gente joven que íbamos saliendo de la cantera y dimos un buen nivel. Así todo, somos en cierta forma injustos con el balonmano en Cantabria, porque hay dos clubes en Asobal. Es cierto que son equipos que están en la zona baja y siempre luchando por la permanencia, pero están en la élite.
-¿Se podría replicar en Cantabria la propuesta de Ribera?
-Se intenta hacer grupos de tecnificación con chicos jóvenes. Lo que pasa es que cada semana hay competición y es difícil. Sinfín lo hizo en algún momento y Bathco Torrelavega está en ello, aunque lógicamente no con el volumen y los términos de la selección española.
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