El Bathco se doctora en el Vicente Trueba

Comenzó el Bathco dominando en un partido duro que arrancó más en modo fratricida que de hermandad mientras los sinfinistas desplazados al Besaya escudriñaban la cancha para ver si los suyos estaban sobre el parqué, porque el juego paciente y elaborado por el centro, ese que tantas veces le ha funcionado, se difuminó entre ráfagas naranjas y paradas de Mijuskovic, que merece que le dediquen una calle en Torrelavega. El caso es que casi sin enterarse el Unicaja se topó con un 7-2 en contra para el delirio de las gradas de un Vicente Trueba lleno como pocas veces. Solo empataban los santanderinos a exclusiones en medio del dominio del Bathco.

Pero ya se sabe que el Unicaja, como el vino, mejora con el tiempo, y su despertar coincidió con la salida de la cancha durante unos minutos de Isi Martínez, que dio el susto al dolerse de una mala caída en un bloqueo de Zungri. Mientras el naranja se recuperaba los hombres de negro remontaban, hasta que Muñiz se pasó de frenada y vio la tarjeta roja por un duro bloqueo que terminó en la cara. Quizá algo rigurosa la expulsión, pero no querían Álvarez y Bustamante que se les fuera de las manos el partido y fue su modo de marcar límites.

Emoción sobraba y tensión también. Quizá demasiada, y cuando no se gestiona bien sucede como con el vino, que se pica, y como les ocurrió a Castro y Gallego en un amago de tangana que desmotaba lo mucho que estaba en juego: los dos puntos y el valor añadido de ganar el derbi; el segundo derbi de la historia entre Bathco y Unicaja en Asobal.

Tuvo que parar el partido Álex Mozas al ver que los santanderinos se habían colocado a un solo tanto, de modo que el Bathco volvió a lo suyo: a correr mucho y a tomar la iniciativa para irse al descanso con dos goles de renta que pudieron ser tres en el correcalles del último minuto.

Se encomendó el Unicaja a Dija, la diestra de Jaka Malus y un Pau que mejoró los números de Ernesto en la puerta frente a la estrategia del maratón naranja, un Mijuskovic que celebraba cada parada como si le fuera la vida y, cómo no, a Isi Martínez, que ya recuperado del golpe demostró una vez más el gran central que ha ganado el Vicente Trueba.

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Escarmentados de ese mal arranque que les lastró durante todo el partido, empezaron marcando los santanderinos, y una buena intervención de Pau les brindó la contra para colocarse de nuevo a un solo gol (15-14).Al fin los sinfinistas habían comprendido que si querían ganar debían aceptar la propuesta local; ganar a los naranjas con sus propias armas.

Pero el Bathco es mucho Bathco, sobre todo en el Vicente Trueba, y mientras la defensa mantenía la tensión se las arreglaba para llegar con mucha rapidez a la portería santanderina. Estaban además cómodos los de Mozas en el intercambio de golpes, de modo que Montesinos tuvo que pedir otro tiempo muerto cuando a falta de diez minutos para el final perdía 22-19. Apostó por Castro en lugar de Dija – y cuando lo hizo Mijuskovic le amargó la tarde al brasileño– para tratar de culminar una remontada dos veces anunciada, pero que nunca llegaba, pero siempre fieles a sus largas posesiones.

Todavía no tenían prisa los de La Albericia, y tal vez no fuera muy buena idea, porque ayudado por el pleno de Hernández desde los siete metros (cinco de cinco) los naranjas seguían a lo suyo; a mantener la distancia entre los dos y los tres tantos con los que se llegó a los cinco últimos minutos.

Definitivamente Castro se había echado a la espalda al Unicaja, y definitivamente si alguien pensó en dedicar a Mijuskovic una calle cuando jugaba en Santander, ahora debería quitársela, porque lo que hizo el portero con su exequipo fue impagable.

Llegó Castro a colocar a los sinfinistas a un solo tanto mientras el Vicente Trueba clamaba defensa y Lon trataba de asociarse con él en una nueva batalla del eterno central santanderino. Esta no la iba a ganar. El tanto de Isi a falta de tres minutos colocaba de nuevo la diferencia en tres goles y dejaba el partido virtualmente sentenciado.

El tiempo muerto de Víctor Montesinos fue solo un intento de inventar una estrategia desesperada, pero lo que no se había conseguido en 57 minutos no iba a llegar en tres. Un Unicaja a remolque durante todo el partido solo podía ya apelar a la presión a toda cancha, pero el Bathco era justo vencedor.

El último minuto fue una anécdota; solo para ver como Isi y Mijuskovic seguían celebrando su extraordinario partido y que los hombres de negro comenzaran a masticar una derrota que les deja en una posición muy complicada, con el descenso como una amenaza muy seria mientras comprueba lo importante que es Diego Muñiz en su entramado defensivo. Justo lo contrario que el Bathco, que ya solo deberá dejar que le lleve la marea para asegurarse la permanencia en la temporada de su debut. Al final, la renuncia del Bathco a lanzar desde los siete metros con el tiempo terminado dejó el detalle de deportividad del justo vencedor del partido. Y, de paso, ganador de los dos derbis cántabros de Asobal, algo que no da puntos pero que se celebró en el Vicente Trueba.