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Cuando vi que me llamaba mi entrenador, David Guevara, pensé: 'Qué pasa aquí' y cogí el teléfono». Keila Fernández estaba en casa de una amiga cuando sonó el movil. «Dijo que me había hecho ficha con el equipo de Plata» y ahí comenzó el sueño ... de la juvenil del Sinfín que acabó debutando ante el Schär Zaragoza, líder del Grupo B en el que las santanderinas son penúltimas. Las recién ascendidas viajaron a tierras aragonesas con cuatro juveniles que refuerzan la plantilla de Guevara cuando hace falta tirar de la cantera para dar un punto más de calidad al equipo o completar las convocatorias con las perlas de las categorías inferiores.
A Keila Fernández se sumaron una habitual como la pivote Paula Santos y sus dos compañeras en el juvenil sinfinista Berta Álvarez y Zaira Calva. A Santos, lo del balonmano le viene de familia. Su padre, Raúl, «jugaba cuando era joven», pero a ella le costó un poco más encontrarse con este deporte. «Solo llevo cuatro años jugando», cuenta la pivote. «Empecé en la jornada de puertas abiertas del club después de probar muchas otras opciones como el tenis o el patinaje». En menos de un lustro, Paula Santos ha conseguido ser uno de los recambios habituales en el Caja Viva. La canterana del Sinfín comenzó «entrenando toda la pretemporada y en octubre, el día de mi cumpleaños, me dijeron que iba a debutar ante el Beti Onak y ahora estoy entre los dos equipos, por un lado el juvenil, y por otro, el de Plata».
La pivote reconoce que «fue superbien», cuenta Santos. «Ya las admiraba mucho cuando jugaban aquí en la liga de Cantabria, así que ahora estar ahí con ellas es una pasada». Al Caja Viva, un recién ascendido al tercer escalón del balonmano femenino español, le «está costando la adaptación a esta categoría nueva», explica la juvenil, «pero hay mucho trabajo y estamos todas muy implicadas con que lleguen los resultados». Hasta el momento, en el casillero sinfinista solo lucen los dos puntos de la victoria (19-22) que lograron ante el Berango Urduliz, y se ha buscado la savia fresca para cambiar la dinámica.
En la jornada de puertas abiertas que los ojeadores del club descubrieron a Paula Santos, los sinfinistas reclutaron también a Berta Álvarez. La lateral izquierdo llevaba ya tiempo entrenando con el conjunto femenino absoluto, «pero no había jugado ningún partido oficial». Una nadadora reconvertida en jugadora de balonmano después de «un campamento multideporte en el que nos dijeron a varias niñas que probásemos en la jornada de puertas abiertas del club, ya que no tenían mucha gente para los equipo femeninos».
Desde entonces hasta ahora, Berta Álvarez no ha dejado de llamar la atención en la cantera del Sinfín. Su debut ante las zaragozanas le permite vivir un salto de categoría «en el que se notan mucho las diferencias tanto de nivel como del físico de las jugadoras rivales», reconoce. En su caso, la lateral supo controlar los nervios. «Al principio sí me costó un poco meterme en el partido, pero una vez que estuve a gusto ya pude estar más tranquila», añade. La consigna para todas las debutantes era clara: «que fuéramos con confianza y que jugásemos tranquilas ya que todos tenían claro que poseíamos nivel para estar ahí». Así que «tranquilidad y a disfrutar», dice Keila Fernández.
La primera línea está «supercontenta» con su debut con el Caja Viva después de «entrenar con ellas todos los lunes». La oportunidad se estaba haciendo de rogar hasta que, igual que en el restos de juveniles, «me llamó David Guevara para decirme que ya tenía la ficha y demás para ir a Zaragoza». El carrusel de emociones de Keila iba «desde la ilusión que me hacía hasta los nervios que iba acumulando», reconoce. Así todo, «se me pasaron cuando salté a la pista, pero en la charla del vestuario si que estaba un poco nerviosa de más»
Keila, que sigue los pasos de su hermana en el balonmano y en el Sinfín, siempre quiso «estar ahí. Después de ver a todos los equipos desde que empecé a jugar siempre sueñas con estar tu en algún momento». Debutar y hacerlo ante el líder ha sido toda una experiencia de la que «aprender mucho», cuenta, y «se nota mucho el cambio, allí me defendían bien fuerte».
Zaira Calva es la última de las juveniles que se estrenó en tierras aragonesas. La lateral derecho recuerda «que nos insistieron en jugar sin presión y como nosotras sabemos hacerlo, pero sobre todo, en disfrutar de la experiencia». En el caso de Zaira «fue una experiencia muy guay y bastante chula». La sinfinista, que también juega con el juvenil de la entidad que se halla a un punto de jugar el sector, reconoce que «al principio sí me costó un poco, pero después te paras a pensar que solo es un partido como otro cualquiera con gente más mayor». El Caja Viva vive «una temporada complicada, pero luchamos mucho», así que no tardarán en llegar los resultados.
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