La Copa revive la nostalgia del Teka

Pronunciar 'Teka' es lo más parecido a un mantra y resulta inevitable que lleve asociado un pequeño pellizco en el corazón en forma de nostalgia. Cantabria y el balonmano lo extrañan a partes iguales. Los santanderinos son el único equipo cántabro que luce en su palmarés repleto de éxitos nacionales y europeos dos Copas del Rey.

Hablar del Teka es ir desgranando parte de la historia reciente de un balonmano que ya no existe, pero que sigue vivo en el recuerdo de todos los amantes de un deporte que paseó el nombre la autonomía por todos los rincones del mundo. Una Copa del Rey fue el primer trofeo de un Teka que empezaba ya a llamar a la puerta de la gloria. «Fue la entrada en la élite y la confirmación de que se iba creciendo año a año», recuerda Julián Ruiz. El actual entrenador del Santoña cuenta con el doblete en su palmarés. Los santanderinos celebraron su primer título oficial tras ganar por 25-21 al Barcelona en Bilbao a las órdenes de Javier García Cuesta en la temporada 88-89.

«Esa Copa del Rey es uno de los hitos históricos que hay que destacar siempre del Teka», continúa Ruiz. «Fue muy emocionante, ya que al jugarse en el pabellón bilbaíno de La Casilla se acercaron muchos aficionados para apoyarnos». Ahí comenzó una historia que llevó al éxtasis a toda una comunidad autónoma. «El Teka no era solo de Santander. Nunca un equipo ha representado tan bien la unidad de todos los cántabros. Era un club de todos, daba igual de qué punto de la comunidad fueran, y unió a Cantabria como nadie», explica un jugador que acabó dando ordenes en el banquillo y que alzó a los cielos la segunda Copa del Rey del equipo cántabro en 1995.

Aquel curso, el 94-95, el Teka ya brillaba en el firmamento mundial con un puesto conseguido a pulso tras ganar la Copa de Europa y dos Recopas de Europa –el Mundial de Clubes no llegó hasta la 96-97–. Eso además del doble título de Liga, por citar alguno de los logros que ya lucía en el palmarés de los santanderinos. En el banquillo, Julián Ruiz. En la pista, nombres como los de Rodrigo Reñones y Juan Domínguez. En los octavos de final de la Copa derrotaron al Ademar León para poner rumbo a la fase final. En Ciudad Real se enfrentó en primer lugar al Seguros Solís, al que superó por 21-28. En semifinales ganó al Bidasoa en un final ajustado (31-32) y por último venció a Pilotes Posada (27-25) para sumar la segunda Copa.

Rodrigo Reñones destaca como un éxito que una competición de este calibre regrese «a Santander y Cantabria, ya que la llegada de los mejores deportistas y del mejor balonmano recuerda a otra época en la que todos vivimos este deporte con mucho cariño». El técnico de los Hispanos júnior recuerda muy bien aquellos días. Los evoca destacando «el ambiente, muy bonito, con todos los equipos coincidiendo en el mismo hotel junto a compañeros y amigos, con un ambiente competitivo en el que sabías que la sorpresa en los resultados podría llegar en cualquier momento».

Juan Domínguez añade que solo «el paso de los años ha dado te da la dimensión real de lo que se consiguió entonces. Hay mucha gente que conoce tanto Santander como Cantabria por el Teka y el balonmano». Lo que consiguió el Teka de los noventa resulta difícil de igualar, pero su recuerdo sigue ahí también en la Copa de Rey, para que su historia siga pasando de generación en generación.

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