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Rubén Garabaya (Avilés, 1978) quiere que a su Sinfín las musas le pillen trabajando. Con esta metáfora, el nuevo técnico del equipo santanderino hace toda una declaración de intenciones. Da igual quien esté enfrente en la pista o la entidad del rival, si los de ... negro no tiran la toalla y «no damos en ningún momento por perdido ningún partido, podemos aprovechar el mal día o los errores de los que estén enfrente», argumenta el expivote internacional. El del barrio avilesino de Villalegre se estrena esta temporada en los banquillos de Asobal como entrenador principal con una idea muy clara de cuáles quieren que sean las líneas maestras de un Sinfín que jugará a cerrar, cuanto antes, su continuidad en la élite del balonmano español.
-Debutar en un banquillo de Asobal supone un reto no apto para cualquiera.
-Hemos empezado la pretemporada un poco antes de lo que empiezan otros, precisamente porque hay mucho trabajo por delante. Soy un entrenador nuevo y no es lo mismo empezar con dos o tres jugadores que se incorporan a un proyecto que nuestra situación. Hay muchos conceptos y muchos detalles que asimilar. Aparte, el trabajo que estamos desarrollando es distinto a lo que hacían hasta ahora a diferentes niveles. Por ejemplo, en el apartado físico, lo que está implementando Sergio Carrascón también ha variado de lo anterior.
-¿Cuál es la característica que quiere que defina a su Sinfín?
-El orden. En el balonmano ya está prácticamente todo inventado. Yo lo que pretendo es dotar a los jugadores de alternativas suficientes para enfrentarse a diversas situaciones y que ese orden del que hablo puedan trasladarlo a su propio juego y a sus características. No es un orden estricto, sino uno dentro de la lógica del juego, del aprovechamiento de los espacios, de la sincronía con los compañeros y, ademas, esta característica lo convierte en un juego muy atractivo para el espectador, porque da la sensación de que todo fluye.
-¿Y cómo lo consigue?
-La filosofía de trabajo parte siempre de que los jugadores entiendan lo que están haciendo. No creo en los dogmas de fe, ellos tienen que saber por qué hacen cada cosa.
-¿Qué tal los primeros compases de pretemporada?
-Lo que me he encontrado aquí es un sentimiento de identidad enorme. Una sensación de grupo, de equipo, de pertenencia a un club y, al final, eso vale mucho más que los números y los grandes nombres. La predisposición de estos jugadores que han estado abiertos a todo lo que les he propuesto es una de sus mayores virtudes.
-Suena a encantando con su plantilla...
-Ellos ya son un equipo. Soy yo el que tengo que integrarme. Mi objetivo es mantener esa unión y no destrozarla. Tienen una jerarquía y unas reglas internas ya vigentes. Ellos se superan en cada entrenamiento y nunca dan por perdido nada.
-¿No le da cierto vértigo la situación?
-Para nada. Lo que más me preocupa es la evolución individual de los jugadores que hay aquí. Me gustaría conseguir que fueran mejores porque eso repercutirá directamente en el bien del equipo. Si todos mejoramos, el equipo también lo hará. Soy consciente de que la dificultad es grande, el objetivo que yo mismo me he puesto es la permanencia y confío plenamente en conseguirlo.
-Una Liga Asobal muy igualada y el Sinfín tiene una plantilla corta. ¿Cuadran los números?
-En esta Liga hay que pelear todos los partidos, independientemente de quién sea el rival. Siempre debemos tener en la cabeza que no pueden pillarnos desprevenidos y ceder algún punto el día que podías haber ganado. Más bien al revés, ser nosotros lo que no demos en ningún momento por perdido ningún partido y así podremos aprovechar el mal día o los errores de los que estén enfrente. Como dicen los artistas: que las musas te pillen trabajando.
-¿Cómo encaja la Copa del Rey en su plan para el Sinfín?
-De momento, la ventaja inicial es no tener que jugar las eliminatorias previas. Después, dependiendo del momento en el que nos encontremos, ya iremos decidiendo. El primer objetivo, así todo, es el partido de la primera jornada de Liga, que conoceremos en el sorteo de hoy. Estamos totalmente centrados en ese encuentro inaugural porque no debemos olvidar que la pasada temporada Nava descendió con 20 puntos.
-Ha entrenado, en su etapa de jugador, con los mejores técnicos de Asobal y, como entrenador auxiliar, compartió banquillo con referentes actuales ¿Qué aprendizajes le han dejado para su puesta de largo en la élite del balonmano español?
-He aprendido muchísimo de mis dos etapas. Estuve bajo las ordenes de Manolo Cadenas, Jota González, Pasquí o de Valero Rivera en la selección. He intentado aprender de cada uno de ellos lo mejor que tienen. Después, como auxiliar, he trabajado en lo que yo creo que es la parte más difícil, la gestión de un partido. Hay que tener las cosas muy claras cuando estás en el banquillo porque un momento de bloqueo puede condicionarte el encuentro.
-Su carrera como jugador está llena de éxitos tanto a nivel nacional como internacional. ¿Cree que su trayectoria previa le facilita en cierta forma su trabajo como entrenador?
-En el deporte lo que has hecho el día anterior no cuenta para nada y en este caso más aún. He vivido una carrera muy exitosa, pero eso no me va a ayudar más de lo que haya podido aprender en el camino. Eso esta ahí y ahora para mí esta etapa es un reinicio en el que empiezo desde cero. Es como volver a los tiempos en los que era un juvenil que acababa de llegar a Asobal. En esos momentos me ponía pequeños retos e intentaba superarlos hasta que se hacían algo más grandes. Solo con la suma de los pequeños hitos llegan los grandes éxitos.
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