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Verano de 2013. Jacobo Cuétara llega a Aranda de Duero para vivir su primera experiencia como entrenador principal tras la salida de Magí Serra rumbo a a Hungría. La directiva del Villa de Aranda decidió que el entonces técnico del equipo juvenil de Ademar ... debutara en Asobal. Miguel Fuentes, el que fuera secretario técnico en aquel momento de los arandinos, consideraba que el asturiano «era el idóneo para liderar el proyecto que se está gestando en el club y puede llevar al equipo arriba» en los próximos años. Allí, en el Principe de Asturias -ahora se juega en el Santiago Manguán-, estaba ya Jordi Lluelles, el segundo de Serra que se acabó convirtiendo en el lugarteniente de Cuétara. «El presidente me dijo: ya tenemos entrenador, te llama en tres minutos. Sonó el teléfono y apareció una voz entre misteriosa e inquietante: hola Jordi, soy Jacobo Cuétara», cuenta el catalán sobre el momento en el que se cruzaron sus caminos. «Siempre digo que fue una bendita coincidencia».
Doce años después y tras varios caprichos del destino, Jacobo y Jordi regresan hoy (Santiago Manguán, 18.00 horas) con su Bathco y vestidos de naranja a la que fue su casa durante tres temporadas, hasta que Cuétara cambió Aranda por Irún. Desde 2013 hasta 2016, el trabajo del dúo de técnicos condujo a un crecimiento exponencial a los burgaleses: «fue una experiencia impresionante, ya que llegamos a un equipo que luchaba por la permanencia y nos salvamos a falta de dos jornadas en base a muchísimo trabajo. El segundo año quedamos octavos y el tercero ya luchamos por Europa».
En Aranda nació el 'sello Cuétara' que llevan los equipos de asturiano. «La base del estilo está forjada del lujo que tuve de compartir banquillo con Manolo Cadenas, Jordi Ribera e Isidoro Martínez, tres grandes maestros de los que fui aprendiendo mucho y de ahí surgió esa mezcla que después hemos ido llevando de un lado a otro», explica el entrenador naranja. Si el asturiano tuvo en ese emblemático trío a sus referentes. Jacobo fue el de Jordi. «La llegada de Cuétara potenció la inquietud por seguir aprendiendo, de cuidar hasta el mínimo detalle y que eso supone una diferencia en el rendimiento. Ahí fue donde empecé a ver lo que realmente significaba estar en la élite y, sobre todo, el profesionalismo y la exigencia del trabajo», cuenta Lluelles. Teniendo en cuenta esos antecedentes, no extrañó que Jordi hiciera las maletas y cambiase Soria por Torrelavega tras recibir la llamada del técnico.
Ambos reconocen que el partido entre Villa de Aranda y Bathco de hoy será «especial por el reencuentro» ante un equipo «muy bien trabajado», apunta Jordi Lluelles, además de «muy ordenado e intenso, sobre todo, en su casa y con las ideas claras», cierra Jacobo Cuétara.
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