Dani Ramos se cruza con su pasado en el Vicente Trueba

El naranja llegó al club pontevedrés en la temporada 2017/18 «después de una lesión complicada –una hernia discal– que me tuvo cuatro meses apartado de las pistas cuando jugaba en el Barcelona Juvenil», cuenta el lalinense. «Ese verano que me tocaba subir al filial es cuando fui a Cisne». Ahí comenzó un viaje tanto personal como deportivo que acompaña hasta hoy a Dani Ramos, ya que «sigo viendo los fines de semana los partidos del Cisne como un aficionado más».

La evolución del pivote durante esas cuatro temporadas fue «muy grande». «Cuando llegué era un niño que jugaba al balonmano y el que se fue era ya un deportista con todo más claro. Después de una lesión difícil encontré un club familiar que me permitió crecer de la mano con él, con compañeros y una directiva que recuerdo con mucho cariño», explica sobre el camino hacia la madurez deportiva que vivió en las orillas del río Lérez.

Aquel Cisne plagado de jóvenes promesas llega ahora al Trueba con los antiguos compañeros de Dani Ramos como grandes pilares del equipo. Los centrales Álex Chan y Andre de Moura; los pivotes Román Arboleya, Iván Campo y Álex Conde; los laterales Carlos Pombo y Bruno Vázquez, junto a los extremos Carlos Álvarez, Dani López, Javi Vázquez y Mateo Arias son la base del diseño pontevedrés sobre el 40x20 y los antiguos compañeros del pivote naranja, que tampoco se olvida de añadir a la lista a Dani Serrano, el naranja cedido a la escuadra pontevedresa para esta segunda vuelta y que no jugará hoy por las cláusulas que figuran en las condiciones de la operación.

El de Lalín reconoce que «lo intento ver como un partido más y no ponerme a pensar en ello porque nosotros tenemos que ganar y ellos están en una posición muy comprometida». Ramos está convencido que Cisne derrochará sobre la pista del Trueba «su juego fluido y muchísimo talento en ataque». El arma naranja para contrarrestar a un colista que llega de vencer en el derbi gallego a Cangas y ha celebrado victorias ante Cuenca y Ademar será «aprovecharnos de las transiciones, apostar por la rapidez y ser efectivos en los contraataques para estar más cerca de ganar».

El Bathco afronta este partido tras dos derrotas ante Logroño y Anaitasuna. «Son dos resultados muy malos, pero todo el mundo tiene unos días buenos y otros que no lo son tanto», justifica el pivote gallego «y aunque la salida de los puestos europeos pueda interpretarse como un objetivo no alcanzado, el propósito es mejorar los datos del año pasado».