El primer derbi es naranja

La Albericia atronó; con el hormigón haciendo caja de resonancia en una olla sonora a presión.Pero con los tantos del Bathco. Bien lo sabe Perbela, el brasileño que recién debutado ya conoce lo que es el mejor ambiente de la Asobal, pero también que solo con la afición no se gana; máxime si se tiene enfrente a otra como la del Bathco, que aupó a los suyos al contundente 19-27 con que se llevaron el derbi cántabro. Y pudo ser peor para los santanderinos, porque la tónica general fue de diez goles. Como el diez de Maradona en la Bombonera; como el jugador diez que debe ser Perbela pero que aún no es. Como un diez se merece el Bathco tras su exhibición en Santander. Y puestos a hablar de números, las 18 paradas de Calle tampoco estuvieron mal.

Empezaron bien las cosas para el Sinfín. Lo suyo con Perbela fue amor a primera vista. Su primer balón fue para inaugurar el marcador en un partido histórico y con ambiente festivo.De haber llegado a principios de curso lo hubiera hecho a un pabellón triste y castigado por las restricciones, pero ha aparecido en el momento oportuno. Sin embargo, ni el brasileño fue determinante –nadie puede serlo en el primer partido– ni un solo jugador gana competiciones. Hasta Maradona en el Nápoles tenía algún otro solista, Y ayer elUnicaja desafinó. Actitud, toda. Acierto, escaso, salvo Castro y Pau. Al otro lado de la cancha, un Bathco que lo hizo todo bien.

El 19-27 resume de modo demasiado escueto un partido que tras el primer envite arrancó ya de color naranja, con un Bathco quizá un poco más estático de lo habitual, pero dominador y con un Calle muy acertado. El primer tanto de Perbela lo neutralizó Fabrizio y los de Montesinos sufrían para atar a los de Mozas. La rotación Muñiz-Dija en ataque-defensa no funcionaba muy bien y solo un Castro magistral, contra desde su campo incluida y el cambio a la defensa 6-0, evitaron que los torrelaveguenses se marcharan antes de tiempo. Solo por eso se llegó al minuto 12 aún con empate, pero unos siete metros con exclusión de Perbela que obligaron al Sinfín a jugar sin portero en ataque y el estado de gracia de Calle propiciaron el 5-8. Comenzaba un despegue naranja imparable.

La grada rugía; Muñiz golpeaba con rabia el asiento en la transición y Moreno celebraba con energía su tanto, el octavo naranja. Montesinos pedía el primer tiempo muerto. Nada más reanudarse el juego, Castro seguía manteniendo vivo al Sinfín. De los seis goles en el 6-8, cuatro habían sido suyos, pero no era suficiente. El intenso 6-0 del Bathco, que maniataba a Lon, y dos contras seguidas de Prieto llevaron el 6-11 al marcador y a otro tiempo muerto de Montesinos, que sentó a Ernesto para sacar a un Pau que se estrenó deteniendo unos siete metros.

Se jugaba mucho. En la cancha y en la grada. Ayer en La Albericia jugaban el Unicaja y el Bathco, pero también el Teka, el Authi, el Clubasa, el Salesianos, Lasalle. Aquellos que gestaron el balonmano en la bahía y el Besaya. Su recuerdo flotaba en el ambiente, aunque los gritos hablaban más de los siete metros con los que se llegó al descanso, que arrancaron a Montesinos una sonrisa sardónica. De algún golpe franco que pidieron los sinfinistas.

El cambio en la portería, dos buenas acciones de Lon yRoca y un cambio a defensa 5-1 con Leonardo Alonso como adelantado permitieron rebajar la renta de seis a cuatro tantos mientras el derbi se calentaba al pedir grada y banquillo y golpe franco que no le concedieron. Pero la reacción duró poco y el Unicaja naufragó.

Las caras de Muñiz y Perbela; la furia de Óscar García en el banco, lo decían todo. Decían: «9-15».Decían: «Octava parada de Calle».Decían: «Moreno nos está matando en el lanzamiento». Decían: «9-17 al descanso». El Bathco había ganado en intensidad y planteamiento, en las transiciones e incluso en el acierto en la portería, aunque la salida de Pau igualó las acciones en la meta.

En la reanudación un balón se le resbaló a Castro para que Isidoro marcara a la contra el 9-18. Fue casi el epitafio y faltaban 28 minutos. Y eso que Pau no dejaba de parar, pero no conseguía después iniciar jugada. Unos siete metros de Porras y el 9-19 apagaron la luz: remontar diez goles lleva eones, y más cuando el portero le tiene comida la moral a los laterales y a un Perbela al que Montesinos se volvió a encomendar en el segundo tiempo, pero sín éxito.

En el mundo al revés, el Bathco parecía ya el local. Incluso por el bullicio en la grada pese a una hinchada sinfinista inasequible al desaliento. La exclusión simultánea de Blázquez y Zugri lo demostro.

Pese a su intensa defensa, pese a que los sinfinistas tardaron a rendirse a la realidad, el último cuarto de hora fue ya un epílogo sin demasiada historia, porque salvo cataclismo el partido estaba ya decidido. El resultado es duro, sí, pero el Unicaja no debe salir derrotado. Cayó ante un adversario impecable y porque Calle fue ayer la reencarnación de Mats Olsson. Pero ya solo el hecho de estar jugando este derbi es un éxito para los dos equipos. No debe salir derrotado el Unicaja porque sabe sufrir, y solo siete jornadas jugadas no son nada en un equipo forjado en el estoicismo y que todavía debe ver crecer a su gran estrella.

Lo del Bathco es otro asunto, Si sigue así, la temporada de su debut puede ser más divertida aún de lo que prometía. Los Pau, Moreno, Prieto, Fabrizio y compañía tienen mucho que decir.

Porque ganó por justicia y por superioridad manifiesta el Bathco, pero también el balonmano. El cántabro, para más señas. Se volvió a vivir aquel ambiente magnético de antes de la pandemia; de las grandes tardes de los noventa y de principios de siglo. El grito tekista de 'defensa', que lo es del balonmano, vistió indistintamente de naranja o negro, según la posesión. Y vistió la grada.

El balonmano ha vuelto a casa. Sobre todo porque nunca se fue gracias al trabajo de equipos como el Unicaja y Bathco. Del Balonmano Sinfín y del Balonmano Torrelavega, por reivindicar los orígenes. La revancha en el Vicente Trueba. La fiesta volverá a serlo.