El esperado regreso de Maestro y Pedroarena

De los dos, el primero en ocupar la enfermería fue Asier Pedroarena. El pamplonés llegó a Torrelavega como uno de los fichajes del Bathco de cara a estrenar la etapa de Cuétara en el Vicente Trueba. El lateral derecho traía bajo el brazo el alta de su lesión de menisco que lo había llevado al quirófano cuando militaba en la filas del Burgos la temporada anterior. En la operación además se añadió el retensado del ligamento cruzado anterior.

Así que Pedroarena iniciaba una pretemporada que suponía su regreso a la pista y el debut tanto en Asobal como en el resto de competiciones en las que estaban inmersos los naranjas. «Me habían dando el alta en junio y llego en perfectas condiciones a nivel físico, pero psicológicamente no estaba recuperado del todo», cuenta el de Pamplona. «En pretemporada sufrí mucho porque estaba todo el rato pensando que podía lesionarme otra vez», confiesa. Profecía autocumplida. En el primer partido de pretemporada ante el Recoletas Valladolid en Luanco, Asier Pedroarena tiene que retirarse dolorido, de nuevo, por la rodilla derecha. «En cuanto salí de pista solo por las sensaciones ya sabía que no iba a ser nada bueno». Resonancia, diagnóstico –rotura de ligamento cruzado y del menisco– y rumbo al quirófano.

Entre la suma de ambas lesiones, el pasado 4 de febrero se cumplió un año de la última vez que el navarro jugó un partido. «Lo que estoy entrenando ahora –volvió a los entrenamientos en pista en enero y recibió el alta médica hace dos semanas– y la posibilidad de jugar para mí es un regalo», cuenta Asier, «porque yo en mi cabeza incluso llegué a dudar de poder jugar de nuevo al balonmano, al menos a un nivel al que estuviera contento. Empiezas a sumar meses y eres más aficionado que jugador». Lo que más ha costado superar en estos meses que se iban acumulado es «la barrera mental, sin duda».

El lateral derecho naranja ha tenido que «en cierta forma, aprender a jugar de nuevo al balonmano» y en ese camino estuvo acompañado de Jordi Lluelles, segundo entrenador del Bathco. «Ahora soy un jugador mucho más completo y maduro que hace un año», gracias a «estos meses con Jordi en los que he trabajo en muchos déficits que tenía y a los que no puedes dedicar tiempo cuando estás en competición ya que en esos momentos te centras en el partido a partido». De hecho, aunque Pedroarena ya está en las convocatorias de Jacobo Cuétara y totalmente integrado en el día a día del vestuario, sigue siendo un habitual en las sesiones voluntarias del catalán.

Asier ha pasado de vivir los partidos en la grada a hacerlo desde el banquillo. «Lo más complicado ha sido, sin duda, gestionar las emociones en los partidos cuando no estás en la pista». En ese aspecto «me ha ayudado mucho el estar con Oswaldo», reconoce el lateral derecho. «El tener otro compañero en una situación similar hace que nos hayamos apoyado mucho». Todas las horas en el gimnasio, en las gradas del Trueba viendo los partidos, «el no estar solo».

El hispano-brasileño terminó la primera jornada ante Logroño con una subluxación en su hombro izquierdo, un punto crítico para el lateral derecho naranja que, sin ir más lejos, le impidió acabar con normalidad la temporada anterior y le dejó sin disputar la fase final de la Copa del Rey. El camino de Oswaldo Maestro fue el mismo que el de Asier Pedroarena, solo que unas semanas después: el quirófano y los meses de recuperación. «Al principio sí que se hace raro ¿no? Realmente no estás en tu lugar que es la pista, sino en la grada».

La experiencia de un deportista fuera de su hábitat natural no suele ser fácil. «No puedes participar ni intervenir aunque, aún así, sí hay algún compañero con más confianza con el que siempre cambias alguna mirada pidiendo como alguna información o aprobación. De esa forma, pues, te sientes partícipe de alguna manera», cuenta Maestro sobre sus más de siete meses lejos de la competición. Durante este tiempo, la perspectiva se amplía y «es curioso ya que pasas a vivirlo como un aficionado una vez que te vas incorporando a la grada».

Oswaldo Maestro ha sido un espectador de excepción en la evolución del Bathco tras la salida de Álex Mozas y el desembarco de Jacobo Cuétara. «El equipo ha sido capaz de pillar la nueva manera de jugar de una forma bastante rápida. En mi caso, ya había coincidido con Cuétara en el Villa de Aranda y lo tenía un poco asimilado. Con el paso del tiempo solo ha ido a mejor». Ahora cuando los del Besaya acumulan una carga excesiva de minutos y el motor naranja ya está a pleno rendimiento es cuando Oswaldo Maestro y Asier Pedroarena llegan como un soplo de aire fresco para el juego de los torrelaveguenses, que están luchando por los puestos europeos y en la fase final de la Copa del Rey.

La experiencia del '28' naranja que acumula once temporadas en Asobal es su as en la manga durante este periodo de adaptación. « Intento apoyarme justo en eso», reconoce Maestro, «A estas alturas de la temporada siempre hay una marcha de más, una intensidad de más, sobre todo a nivel de concentración. Te viene muy de golpe así que intento centrarme en las cosas sencillas, en hacerlo sencillo y bien hecho». Lo cierto es que el planteamiento del hispano-brasileño le ha permitido celebrar dos goles desde su regreso para confirmar que la gran espera de Oswaldo Maestro y Asier Pedroarena ha terminado.