Una fiesta con regusto amargo

Los pocos aficionados que se permiten en los escenarios actuales de pandemia, apenas 300, montaron un buen jolgorio. Y de eso se contagió el Bathco Torrelavega, que pronto se adelantó en el marcador con hasta tres goles de renta (7-4). Pero los pontevedreses reaccionaron hasta situarse a un gol de los naranjas (10-9). Fue entonces cuando surgió la figura de Krimer en la portería naranja para permitir a los suyos un parcial de 8-3, con el que se llegó al descanso. Con el 18-12 en el luminoso, parecía que los locales tenían el partido encarrilado.

Pero en el segundo acto, las cosas cambiaron. Si para los locales Krimer fue determinante, para los visitantes lo sería su portero Jorge García Lloria. Sus actuaciones, más una defensa 6-0 del Acanor, empezaron a complicar las cosas en el Trueba. Del 24-19 para los torrelaveguenses se pasó a un inquietante 24-22. A falta de tres minutos para la conclusión, los gallegos se ponían por primera vez por delante en el luminoso. Tras un gol por cada bando, Mozas solicitó un tiempo muerto. A 1.40 segundos para el final, el Bathco BM Torrelavega estaba un tanto por debajo. Los naranjas atacaron con ocho y la pelota le llegó a uno de los dos pivotes que había en la línea de seis metros. Sin embargo, García Lloria atajó una pelota que era medio gol y que valía medio partido. Los locales defendieron en uno contra uno y reclamaron falta en ataque de los gallegos, que los árbitros no señalaron. Al final, el triunfo se iba para Galicia por ese 29-30. El Acanor aguó un poco la fiesta del ascenso y complicó algo más ese objetivo de alzarse con el título de Liga.