Derrota entre mascarillas

En lo meramente deportivo, el Ademar dominó siempre el partido. Ni siquiera el buen arranque cántabro, con parcial 1-3, fue impedimento para los locales una vez que se puso en funcionamiento el rodillo leonés. Durante el primer cuarto de hora de juego el equipo de Montesinos encontró buenas situaciones de tiro en estático con Xavi Castro. Hubo dos estilos contrapuestos sobre el parqué. De un lado Ademar, lanzando la contra con Gonzalo Pérez Arce y Jaime Fernández volando por las alas.En el opuesto, el Sinfín, con dos pivotes en ataque y percutiendo sobre el eje con el estático.

A falta de diez minutos para el descanso, la defensa 6-0 trazada por los jugadores blanquillos fue un sudoku que dio las primeras ventajas al siete marista.

Un golazo de Gonzalo Pérez Arce tras robar la pelota colocó el 10-8 y con ello sonaron las alarmas en el banquillo de un Víctor Montesinos que quiso reaccionar a tiempo. Con ataques más largos y mejor circulación de pelota, volvieron las tablas gracias a un tanto de Ramiro Martínez, pero no iba a resultar suficiente para que los santanderinos pudieran rascar algo de León.

En la reanudación el cuadro cántabro siguió cargando en el eje central el ante la debilidad defensiva en el pivote del rival. Sin embargo, Cadenas frotó la lámpara y encontró dos genios en vez de uno. Emergió atrás el guardameta argelino Khalifa Ghedbane, con tres paradas formidables, y en ataque Natán Suárez, con la batuta en la mano derecha para colocar la máxima diferencia en el marcador .

Por parte visitante solo quedaba seguir confiando en la inspiración de un Xavi Castro desatado. El central de Tarrasa anotó uno de los goles de la jornada y cargó con la responsabilidad ofensiva junto a Ramiro Martínez. En el ecuador de la segunda parte estuvo a punto Postigo de reducir la diferencia a tres goles, pero su lanzamiento lo detuvo en dos tiempos un guardameta marista que ayer demostró ser campeón de Europa no por casualidad.

Al final, fue Semedo quien amplió la renta local a cinco goles con su enésimo lanzamiento desde nueve metros, lo que significó la señal definitiva para que el Liberbank bajase los brazos y diese por concluido su partido en el Palacio de los Deportes de León. Tampoco era su Liga, que dice el tópico.