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El objetivo siempre estuvo claro: «Yo quería jugar en la pista azul de Asobal y arañar minutos». Lo que se complicó, y mucho, fue el camino para conseguirlo. Sergio Crespo (Santander, 1995) saltó al 40x20 en Artaleku para cumplir el sueño que se resistió durante ... los dos últimos años. El canterano, tras una década en el Bathco Torrelavega, jugó sus primeros minutos en la élite del balonmano español «en uno de los mejores pabellones para debutar».
El santanderino ya estuvo convocado contra el Ángel Ximénez Puente Genil, pero ese no fue el día. Tuvo que subirse al autobús y poner rumbo a Irún. «Estuve hablando con Asier Nieto –jugador del Bidasoa que militó tres temporadas en Torrelavega– antes del partido y luego te ves allí jugando contra gente como Julen Aguinagalde, al que has visto toda tu vida». La experiencia fue «un cóctel de emociones», explica Crespo, «quieres ir a todo, hacerlo bien y demostrar que eres la mejor alternativa, porque tienes pocos minutos y yo quiero arañar todos los que pueda». El lateral izquierdo, una vez pisada la ansiada pista azul, quería «que Álex Mozas viese que puede confiar en mí» y regresó a Cantabria con su puesta de largo en Asobal y un gol para estrenar su cuenta anotadora particular.
Lo cierto es que el estreno de Crespo pudo haber llegado mucho antes, pero «hasta ahora estuve trabajando en la recuperación de las lesiones e ir cogiendo ritmo con el equipo de Primera Nacional que entrena Dani Hernández». Dos roturas de ligamento cruzado, una en cada rodilla, han condicionado la trayectoria del lateral santanderino que llegó a Torrelavega para incorporarse antes de la mayoría de edad a los del Besaya. El viacrucis del '9' naranja comenzó cuando el Bathco estaba en División de Honor Plata. «La primera rotura fue contra el Zamora», recuerda. Un año de recuperación en el que Sergio Crespo se perdió el ascenso a Asobal en Ibiza. «No pude ni desplazarme con el equipo, pero lo viví y disfruté como uno más con la esperanza de recuperarme y poder jugar en Asobal la temporada siguiente», apunta.
El santanderino se recuperó y comenzó la pretemporada dispuesto a reivindicar su espacio en el recién llegado a la élite Bathco Torrelavega, pero el destino tenía otros planes. «En el último partido de los que estaban programados durante esas semanas de preparación, a los 30 segundos, la otra rodilla. Sentí exactamente lo mismo. Una sensación extraña, un sudor frío segundos después y solo pude ponerme a llorar porque ya sabía perfectamente lo que pasaba».
Ahí comenzó lo que Crespo define como «un periodo difícil». Era el momento de tomar decisiones. «Mi vida no esta centrada de forma profesional en el balonmano, pero sí es muy importante. En aquel momento, Álex Mozas –entrenador del Bathco– me dijo que tanto él como el club me iban a apoyar en la decisión que tomase», cuenta el lateral. Así que solo faltaba que el santanderino decidiese qué hacer. Sergio Crespo optó por «hacer un Excel con una lista de pros y otra de contras». Ganaron por goleada los motivos para seguir. «Mi vida gira en torno al balonmano tanto por mis amistades, por el día a día y mis rutinas, el grupo que teníamos y trabajar con un entrenador como Mozas, que es de lo mejor», enumera. En los contras solo había una palabra escrita: «Miedo».
Mientras el Bathco Torrelavega deslumbraba en su primera campaña entre los mejores equipos españoles, Crespo se centró en recuperarse con la pista azul como meta. «Es muy difícil salir de una lesión así porque puedes superarla físicamente, pero a nivel mental se tarda más», argumenta, «ya que tú mismo te pones un límite de forma totalmente inconsciente y tiendes a refrenarte».
Una vez recuperado a nivel físico, Crespo comenzó a jugar con el filial naranja en Primera Nacional para ir recuperando sensaciones. «Solo quien se ha lesionado es capaz de ver todo el trabajo que hay detrás, pero yo sabía que tenía mucho que demostrar y no he dejado de buscar mi oportunidad». Ahora el objetivo ha cambiado y Sergio quiere seguir acumulando minutos en un Bathco Torrelavega que no deja de soñar «con los pies en la tierra y sobre todo con la humildad que da saber quiénes somos y de dónde venimos». El cambio ante los naranjas se nota. «Ahora tienen cierto respeto a Torrelavega. Hacen convocatorias más estratégicas y ya no podemos salir con la mentalidad de dar la sorpresa, pero nosotros tenemos que ir partido a partido e intentar ganar todos los que podamos, mientras miramos a los equipos grandes».
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