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Once equipos en cuatro países es el bagaje, hasta el momento, del lateral izquierdo naranja Léo Renaud-David (Amiens, 1987). A caballo entre Francia y España, el galo reconoce que «he pasado la mayoría del tiempo aquí» y que «aproximadamente estoy una media de dos ... temporadas por equipo, salvo en Bidasoa».
La fronteriza ciudad guipuzcoana de Irún es, posiblemente, la única constante en la dilatada trayectoria de un Renaud-David que recaló en Torrelavega en enero de este año para vestir el naranja hasta final de temporada y colaborar con su «experiencia en Asobal dentro de un equipo que lucha siempre, joven y muy valiente».
El lateral, criado en la cantera del club de su ciudad natal -Amiens Picardie-, llegó por primera vez a España para jugar en el Prasa Pozoblanco. En 2010, el club cordobés hizo público su fichaje procedente del Thuir de la Nationale 2. Allí coincidió con un exjugador prasista, Sergi Gimeno, y comenzaron los contactos para que el galo de 23 años siguiera su particular viaje al sur.
Así todo, Córdoba no fue la primera escala de Renaud-David en su viaje a España. Antes estuvo haciendo una prueba con el Granollers, donde tuvo unos informes positivos por parte de Manolo Cadenas, suficientes para que el Prasa de División de Plata se decidiera para ficharle.
Tras una temporada, Léo llegó a Artaleku para jugar en un Bidasoa descendido en División de Plata tras el declive de los amarillos en el arranque de este siglo y que no volvieron a la élite nacional hasta la temporada 2013/2014 tras una carambola en los despachos. Entonces Renaud-David ya había anunciado su marcha al Ciudad Encantada de Cuenca, que dirigía en aquel momento Zupo Equisoain, por dos temporadas. Lo cierto es que el lateral derecho tampoco tenía planeada una carrera con las maletas a cuestas. «Nunca sabes lo que puede pasar en cualquier club ni lo que te espera en cuanto a las ofertas que te llegan». En tierras conquenses explotó sus mejores cualidades hasta convertirse en el máximo realizador y también el segundo mejor goleador de la Asobal en la temporada 2013/14, con 169 goles en total.
De nuevo maletas y rumbo a Francia. Caen e Istres siguieron forjando el juego de Léo, pero el de Amiens siempre acaba regresando a Asobal. «La forma de vivir el balonmano es diferente en cada país. Aquí en España es especial sobre todo por la afición española, que siempre respalda al equipo», reflexiona.
Su segunda etapa -tres temporadas - a la orilla del Bidasoa ya fue en la élite nacional y con el añadido de la competición europea al debutar en la EHF Champions League (2019/2020), pero llegó la oportunidad de jugar en Rumania. Vuelta a la carretera para añadir otro país más a la lista. Renaud-David reconoce que tanto cambio «es complicado. Cuando eres extranjero, no es fácil. Sí tienes a tus amigos del equipo, pero echas de menos a la familia y los amigos. Creo que, al final, el objetivo siempre es volver a casa».
Arrancó este curso en Abu Dabi, «una apuesta» que no salió bien. Tras dos meses en los Emiratos Árabes Unidos vinculado al club local Al Jazira, regresó por tercera vez a Irún. «En el deporte hay veces que no se da lo que quieres», y el galo se puso a las órdenes de Jacobo Cuétara con un contrato de tres meses hasta final de 2021, aunque con el cambio de año llegó también el de equipo.
Léo Renaud-David cambió a Cuétara por Álex Mozas y Artaleku por el Vicente Trueba. La «adaptación fue muy rápida y muy bien. Han hecho todo lo posible para que no hubiera complicaciones», cuenta el francés, mientras asegura que el Bathco Torrelavega «es un equipo joven y muy fácil para acostumbrarse a él». De momento, el lateral izquierdo vestirá de naranja hasta final de temporada. Lo que haga después es toda una incógnita.
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